A diferencia de otras caletas de pescadores del litoral peruano, en Pucusana no se ha detenido el tiempo: en los últimos años ha experimentado una vertiginosa expansión inmobiliaria que se evidencia en las mansiones, edificios, casas de material noble y terrenos en venta que conviven en todo el distrito. Aún conserva la belleza y el encanto propios de un puerto pintoresco, a pesar del centenar de embarcaciones amontonadas muy cerca de la playa, algunas dedicadas a la pesca informal, que imposibilitan observar un horizonte limpio desde el malecón.
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