“Es la primera vez que estoy en el mágico Perú”, dice de arranque Scott Davidson (54), al otro lado de la pantalla. Hace tres años que su esposa y su hijo estuvieron por estos lares (él se quedó porque su perro estaba enfermo). Le contaron maravillas de Cusco. Cuando se le presentó la oportunidad de venir, en plena emergencia sanitaria, no la dudó y se quedó dos semanas. “Intento mantener mi rutina de ejercicios, mi régimen alimenticio. Ha sido un reto. No estoy acostumbrado a la altura, pero [el clima] es mucho mejor aquí”, agrega. Es sereno al hablar, aunque es palpable su emoción cada vez que habla del footbag (consiste en tocar una pelota -hacky sack o hacky- rellena de semillas o arena con los pies sin que se caiga al suelo), y cómo no si es el deporte que practica hace más de dos décadas y que lo ha hecho acreedor al título de campeón mundial. Similar a las ‘pataditas’. La gran diferencia es que necesita de unas zapatillas deportivas, anchas y bajas para atrapar la pelotita. Parece simple. Lo es y a la vez no.
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