El doctor Gustavo Rivara tiene en su Whatsapp un chat en el que reúne al papá o a la mamá de 256 familias limeñas. Él es el pediatra de sus hijos. Lo armó el año pasado con el fin de enviar información de utilidad a sus pacientes más antiguos. Sucede que también es catedrático e investigador, por lo que se siente muy cómodo con la voluntaria tarea relacionada a la divulgación de data científica sobre los más pequeños. Hacia la sexta semana del confinamiento obligatorio que se da en el Perú desde el 16 de marzo, le pidió a cada uno de ellos que le escribieran contándole si habían notado en los chicos cambios en su salud o comportamiento tras el encierro. 102 padres le contestaron y el resultado de este sondeo fue revelador: más del 90% de ellos se mostraban con altos índices de irritabilidad, traducidos en frustración, pataletas y rabietas. También consignó niños con signos de tristeza, apatía, faltos de energía y sin ganas de jugar.
Otros habían retrocedido en el habla o el control de los esfínteres, no querían comer o tenían problemas de sueño. “Y cuando pregunté era la semana seis, ya vamos por la nueve...”, explica Rivara. Él tiene pensado completar su estudio en cuanto cese definitivamente la cuarentena, así sea el 24 de mayo o Dios sabe cuándo. El pediatra es uno de los pocos miembros de la comunidad médica peruana en referirse a los perjuicios que trae a la salud el confinamiento prolongado de los chicos. Ya lo había hecho saber en sus populares redes sociales aún cuando el Gobierno no se había pronunciado al respecto.
“Así como se priorizó la reanudación de algunas actividades económicas, así como se estudió cómo se iban a organizar los deliverys, así se debió preever qué hacer con los niños que son el único grupo demográfico que no ha visto la calle desde hace más de dos meses. Hasta las mascotas han podido salir. Sin embargo, saludo la medida que se ha tomado. Estoy de acuerdo con que a partir del 18 de mayo, ellos puedan estar al aire libre media hora a 500 metros de su casa con un adulto”, afirma.
Por qué salir
Queda claro en tiempos pandémicos que los niños van a estar el mayor tiempo posible en casa respetando el distanciamiento social necesario para evitar la propagación del covid-19. No obstante, pediatras, psicólogos y organizaciones dedicadas a velar por el bienestar de los menores como el Comité de los Derechos del Niño de la ONU o la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos recalcan la importancia de que los niños salgan por periodos cortos a la calle con relativa frecuencia para no perjudicar su salud física y mental. Obviamente, con todas las medidas de seguridad para evitar contagios.
Una investigación clave hecha por Save the Children en España, Alemania, Finlandia, Reino Unido y Estados Unidos ha revelado, por ejemplo, que uno de cada cuatro niños padece ansiedad por el confinamiento. Los resultados arrojan también que “muchos de ellos podrían padecer trastornos psicológicos permanentes como depresión”. En este punto, con miras a convivir con el nuevo coronavirus por mucho tiempo y la posibilidad de tener cuarentenas intermitentes conforme vaya transcurriendo la pandemia, es relevante saber cómo afecta el enclaustramiento absoluto de los menores por largo tiempo.
“Es importantísimo que, con todas las medidas de seguridad del caso, los niños salgan media hora, 45 minutos o una hora diaria o interdiaria. Explico por qué. El cerebro humano tiene velocidades de desarrollo. El primer año de vida va como en una carretera a mil por hora, luego conforme el chico va creciendo se va bajando la velocidad. Entonces, si vas por la carretera a 20 km/h y pisas una piedra más chica que una pelota no ocurre nada; pero si vas a 300 km/h, el auto se voltea y te matas. Todo lo que pasa en la primera etapa de la vida de los seres humanos va a influir en sus desarrollo de manera tremenda. En la medida que el niño vaya creciendo el efecto es más suave. Pero todo tiene consecuencias a largo plazo”, indica.
Así, la parte motora se podría ver severamente afectada por la falta de actividad física. “Y ni qué decir de sus sistemas inmunológicos. Completamente encerrados los chicos está desarrollandose en una ausencia total de gérmenes, no digo hospitalarios claro, pero sí domésticos que los ayudan a hacerse más fuertes ante otras enfermedades y que están en el medio ambiente”, dice.
El rol de los padres
Este tema, ciertamente, genera puntos de vista encontrados debido al temor de que los niños se contagien del covid-19. En España, por ejemplo, estos pueden salir una hora diaria con un padre desde el 27 de abril y esta semana se informó que se había registrado un leve aumento de contagios en los menores de 10 años. Voceros gubernamentales, sin embargo, señalaron que no se sabía con certeza si esto se debía a la medida o a que, estando los hospitales “más holgados”, ya estaban empezando a atender a gente más joven y a niños, los mismos que durante los picos de la pandemia ni siquiera podían ser considerados. En todo caso, dijeron, todo está en permanente evaluación.
La adjunta para la Niñez y la Adolescencia de la Defensoría del Pueblo, Matilde Coveñas, coincide con la importancia de dejar que los niños tengan acceso al aire libre, pero también invoca a los padres a ser responsables con las normas y a no sacarles la vuelta porque ahí es cuando comienzan los problemas. Es decir, si la medida dice que padre e hijo solo tienen media hora fuera, es solo media hora. Si se establece que un adulto pueda salir hasta con tres niños, no salir papá con un hijo y mamá con el otro y así terminar estando fuera toda la familia.
Asimismo insta a las autoridades locales a crear estrategias para hacer un equilibrio entre los diversos contextos y territorios que hay en nuestro país y las garantías de salud en términos de contagio. “La infancia en el Perú se vive en desigualdad. No todas las zonas urbanas o ciudades han sido construidas para niños. No es lo mismo que uno salga en Miraflores o Jesús María, donde puede tener un parque cerca, a que lo haga en El Agustino o en un asentamiento humano”, señala.
Algunas recomendaciones
La decisión, claro, depende de cada familia. En todo caso, Rivara sugiere para una salida segura: “Todos los que tengan más de dos años, por ejemplo, deben usar mascarillas. Los menores no por riesgo de asfixia o sofocamiento. En ese caso nadie debe acercarse al menos de dos metros del coche. Ahora, ¿láminas de plástico sobre la cara? Si el niño no se va a acercar a nadie no es necesario, tampoco gorros para el cabello. Los padres deben estar muy al tanto de que no vayan corriendo a jugar con otros niños. Tener, a su vez, siempre gel antibacterial a la mano. No es la idea usar los juegos del parque ni sentarse en las bancas", detalla.
Respecto de la higiene al volver a casa, el pediatra sostiene que es la misma que la que tendría cualquier adulto al volver de hacer las compras. “Aunque no queda totalmente claro la utilidad de poner lejía en las suelas de los zapatos, háganlo hasta que esto se defina bien. La ropa a lavarse o dejarse airear un día”. Para finalizar Rivara sentencia: "Padres: no tengan miedo de sacar a los chicos. Si cumplen las reglas y hay distanciamiento con otras personas el virus no estará cerca. Es necesario que los chicos salgan para que en su desarrollo físico y mental no tengan problemas a largo plazo”. //
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¿Quiénes son las personas que corren más riesgo por el coronavirus?
Debido a que la covid-19 es un nuevo coronavirus, de acuerdo con los reportes que se tienen a nivel mundial, las personas mayores y quienes padecen afecciones médicas preexistentes como hipertensión arterial, enfermedades cardiacas o diabetes son las que desarrollan casos graves de la enfermedad con más frecuencia que otras.
¿Debo usar mascarilla para protegerme del coronavirus?
Si no tiene síntomas respiratorios característicos del covid-19 (tos) ni debe cuidar de alguien que esté infectado, no es necesario llevar una mascarilla. La OMS recomienda evitar su uso, debido a que en esta pandemia, estos implementos puede escasear. Ahora, recuerde que si usa uno, este es desechable; es decir, solo se puede utilizar una vez.