Desde que inició la cuarentena, Rodrigo Rondón no ha podido dejar el celular. Está al pendiente por si llega un mensaje de la universidad donde da cátedra; de algún agremiado del Colegio Médico Veterinario del Perú, donde ocupa el cargo de secretario general; y –el más importante– de un alarmado dueño que está en camino a la clínica veterinaria que dirige para que atienda a su mascota lo más pronto posible. A diferencia de otros rubros, los servicios veterinarios en el país han continuado. En algunos centros, la atención ha aumentado en alrededor del 10%. “Los sistemas de salud –y la medicina veterinaria forma parte de estos– no pueden dejar de brindar asistencia en ningún momento. El peruano ve a su mascota como parte de la familia y comparte la preocupación por su salud”, explica a Somos.
Para Oskar Leiva, director médico de la clínica veterinaria SASH, el hecho de que pasemos más tiempo en casa ha traído beneficios significativos: los dueños fortalecen el vínculo con la mascota, están más pendientes de los temas de prevención (vacunas y desparasitantes) y no hay tantos casos de animales atropellados. Sin embargo, la infección en la piel es un mal que predomina en los pacientes. Esto por dos motivos. El primero, por la falta de aseo. “Hubo un tiempo durante la pandemia donde no se podía brindar baños y me atrevería a decir que eso estuvo mal. Los perros y gatos son animales que viven en la casa. Por más que traten de bañarlos en el hogar, no es lo mismo. Los animales vinieron hechos un desastre”, cuenta Rondón. El segundo se debe al uso de los desinfectantes. “Probablemente cuando el perro regresa a casa, utilizan alcohol o lejía para limpiarle las patas. Aún seguimos viendo esos casos”, agrega Leiva haciendo hincapié en no continuar con esa práctica. Lo aconsejable es lavarles las patas con agua y jabón.
La situación ha motivado que los locales implementen más canales de comunicación. Ese fue el caso de VALE VET, veterinaria especialista en animales exóticos y silvestres. Su director Eduardo Garay cuenta que ahora, además de las redes sociales, están usando más el WhatsApp para las citas e incluso la atención a distancia. “Cuando no son emergencias y podemos solucionarlo con una recomendación, lo hacemos. Es nuestro granito de arena a quienes no tienen recursos”. En el área de emergencia, la mayoría de pacientes atendidos han sido conejos. “Son muy delicados y frágiles. El mayor problema que hemos atendido ha sido a nivel gastrointestinal. Por ejemplo, un propietario que vivía en Magdalena nos llamó a eso de las 10:30 p.m. porque Copito estaba mal. Vino hasta Surquillo, con luces intermitentes en su auto y bandera blanca. Lo atendimos y 48 horas después el conejo regresó a casa”.
La pandemia también trajo dificultades: desde pacientes sin poder adquirir medicamentos hasta tener que retrasar operaciones de emergencia. Lo último le pasó al cardiólogo veterinario Juan Diego Asencios cuando estaba listo para operar a Simba (9) por un bloqueo de tercer grado [los impulsos eléctricos que genera el corazón no llegan correctamente]. El can tenía una mínima de 25 latidos. La intervención del marcapasos pediátrico se realizó a mediados de julio de la mano del Dr. Ricardo Coloma, cardiólogo en medicina humana; la Dra. Ximena Trelles, médica veterinaria anestesióloga; y la doctora Viviana Tateishi, médica veterinaria internista. Para el posoperatorio contaron con voluntarios de las Facultades de Medicina Veterinaria de Lima e Ica. “Ellos estuvieron al cuidado de Simba los diez días siguientes. Ahora tiene una mínima de 80 latidos. […] Esto nos ha enseñado que podemos trabajar juntos profesionales de las carreras de Medicina Humana y Veterinaria”.
NUEVOS PASOS
Como todo establecimiento, las veterinarias han implementado los protocolos para poder continuar con la atención. Si bien al inicio costó adecuarse, hay un punto que los profesionales resaltan: el uso obligatorio de equipos de protección personal. “Hay muchos problemas de piel que pasan del perro a la persona. La caracha, por ejemplo. Mediante la orina se pasa la leptospirosis. Por no estar acostumbrados a usar los equipos de bioseguridad, el veterinario está expuesto. Ahora ya no”, señala Oskar.
A veces olvidamos que también hay presencia del médico veterinario en la primera línea de batalla contra el COVID-19. “La medicina veterinaria se veía alejada de la salud pública, cosa que no tiene sentido porque el médico veterinario viene formado para la salud de poblaciones desde el punto de vista epidemiológico, de zoonosis. El estudiante de medicina veterinaria tiene que salir para formar parte de esta primera muralla de defensa y poder trabajar de la mano de los médicos y enfermeras en situaciones como esta”, agrega Rondón. //
SEÑALES DE ALERTA
Uno de los problemas más comunes en consulta durante este tiempo es el síndrome del tracto urinario inferior del gato. Es decir, problemas en la vejiga. “Se asocian muchas veces al estrés. El gato es un animal que quiere su independencia. Por querer aislarse del resto, se enferma”, explica el doctor Oskar Leiva.
La alimentación de la mascota es clave. Los conejos, por ejemplo, suelen comer frutas y verduras. “Darle más comida de lo habitual le causa gases a nivel gastroentérico”, señala el doctor Eduardo Garay.
En julio, La Positiva Seguros lanzó el primer seguro para perros y gatos desde los cinco meses de edad hasta los 12 años, con coberturas que incluyen desde vacunación hasta gastos de sepelio en caso de fallecimiento. Puede ser adquirido por S/ 350 al año. Más información en https://www.lapositiva.com.pe/