La temperatura marca 15 grados centígrados, pero en la Villa Deportiva de Bellavista no se siente el frío. El calor baja de la tribuna ubicada en la cancha de béisbol, a donde decenas de padres de familia han llegado para alentar a sus hijos en la gran final del torneo U-18, organizado por el Gobierno regional del primer puerto. Están a punto de enfrentarse el club Taiyo y la Academia de Béisbol Callao, dirigida por Erick Merino Granda, aficionado a este deporte desde pequeño. Minutos antes del encuentro, sentados en el banco de suplentes del equipo, Erick cuenta que comenzó a practicar béisbol a los siete años por influencia de su papá, en este mismo lugar, cuando era un parque zonal y el campo de juego aún no tenía las medidas reglamentarias. “Todo cambió con la construcción de este complejo para los Juegos Panamericanos de Lima 2019″, comenta.
A partir de ese momento, recuerda Erick, siente que el béisbol empezó a cobrar más notoriedad. También hay otro factor que destaca: la migración de ciudadanos venezolanos al país en los últimos tiempos. “Nuestros hermanos venezolanos se han venido acoplando a la práctica del béisbol en el Perú. Nosotros agradecemos su llegada, pues aportan una sangre nueva”, sostiene. “Lo que veo en muchos equipos es que ahora tienen un porcentaje de aproximadamente 40% venezolanos y 60% peruanos en sus planteles. Eso los hace más competitivos”, añade.
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En la Academia de Béisbol Callao, dos de los chicos venezolanos más destacados son José Hernández (15) y José Miguel Aponte (17). Uno proviene de la provincia de Carabobo y el otro de Barquisimeto, pero ambos coinciden en que a pocas cuadras de sus casas había no solo una, sino varias canchas de béisbol. Si acá los niños piden una pelota de fútbol, allá crecen con un guante y bate de madera bajo el brazo. “En Venezuela se podría decir que es el deporte nacional”, cuenta José. “Desde que somos niños, la mayoría aspira a conseguir una firma para llegar a las grandes ligas”, complementa José Miguel.
Tras casi una hora y media de juego, con las emociones a flor de piel, el partido termina 1 a 0 a favor del club Taiyo. “Yo estoy acá porque amo el béisbol. Ojalá que la próxima vez podamos obtener un mejor resultado”, comenta Joaquín Caballero, pitcher (lanzador) y uno de los baluartes del equipo. “Un solo error nos costó la final… en este tipo de encuentros no se puede pestañear”, concluye el entrenador.
PASADO Y PRESENTE
Aunque su práctica parezca relativamente nueva, lo cierto es que la historia del béisbol en el Perú se remonta hace más de cien años. Fueron migrantes estadounidenses y japoneses quienes introdujeron este deporte al país a inicios del siglo XX. En 1926 se fundó la Federación Peruana de Béisbol, y es durante la década del cincuenta que esta disciplina obtiene sus primeros logros deportivos: en 1957 y 1959, la selección consiguió los subcampeonatos del Torneo Sudamericano.
“Hoy nuestro deporte está experimentando un nuevo auge”, dice Víctor Ramos Díaz, presidente de la Federación Peruana de Béisbol. “Desde el 2016, la migración venezolana ha sido muy importante para el desarrollo del béisbol peruano, pues muchos chicos vienen a sumar a los clubes con su técnica y experiencia. Y al ser un deporte muy popular entre su comunidad, vemos que cada vez más se practica en los barrios de distintos distritos de Lima. No solo exclusivamente en clubes privados”, explica.
Academia Astros
Es el caso de la academia Astros, en San Juan de Lurigancho. Cada tarde después de clases, una veintena de chicos, entre los seis y dieciocho años, venezolanos y peruanos, llegan al parque San Juan para ponerse al mando del profesor Juan Carlos Urquía, natural de Caracas y beisbolista aficionado. Por dos horas, una enorme cancha de tierra para jugar al fútbol se transforma en un campo de juego de béisbol. “Para ser beisbolista profesional hay que tener dos cosas: mentalidad y ganas. Con eso puedes lograr muchas cosas. Te va a dar actitud, templanza, aguante. No es fácil entrenar día a día”, comenta Urquía mientras delimita el campo con un poco de cal. “Aquí, nuestro objetivo es ayudar a los niños a cumplir sus sueños”.
Kelvin Souza (8), por ejemplo, llegó al Perú con su familia en el 2018 y cuenta que en un principio no tenía dónde jugar este deporte. “Estoy entrenando fuerte para algún día llegar a los Yankees de New York”, dice el pequeño lanzador venezolano. Su compatriota y compañero de equipo, David Perozo (9), también piensa en grande. “Me gustaría ser como David Acuña Jr. [juega en los Atlanta Braves de Major League Baseball]. Es un ejemplo para todos los venezolanos”, comenta el pequeño David. Con ese sentimiento competitivo han contagiado a sus pares peruanos, como ocurre con Gianfranco Taquima (10). “Lo más bonito del béisbol es que se juega en equipo y puedes representar a tu país”, complementa el fornido catcher.
“Astros es una de las nuevas escuelas mejor organizadas. Así como esta institución, hay nuevas academias dirigidas por ciudadanos venezolanos en Chorrillos, la Costa Verde y Villa El Salvador que demuestran el crecimiento del deporte”, acota Víctor Ramos. “Ahora vemos que cada vez más gente practica béisbol, pero este crecimiento tiene que venir con el desarrollo de infraestructura”, concluye el directivo. //
Un lanzamiento se considera “strike” Cuando la pelota pasa por la zona donde el bateador pudo haber hecho contacto con ella y no lo hace.
Si el bateador golpea la pelota y esta rebasa la pared del fondo entre las líneas, se decreta un jonrón o home run.
El jugador debe recorrer las bases pisando cada una de ellas para anotar la carrera para su equipo.
Del 24 al 30 de julio, nuestro país será sede del Campeonato Sudamericano de Béisbol. Este evento se desarrollará en el Complejo Andrés Avelino Cáceres, en Villa María del Triunfo, conocido como ‘El Diamante’. Este lugar se construyó con motivo de los Juegos Panamericanos de Lima y es administrado por la federación de béisbol y el proyecto Legado. El ganador del torneo clasificará a los Panamericanos de Santiago 2023.