Desde que debutó como novillero hace once años, no han sido pocas las veces que Andrés Roca Rey (27) ha visto de cerca la muerte. En 2016, el torero peruano sufrió una espeluznante cogida en Palencia, que le ocasionó una conmoción cerebral de “pronóstico grave”; mientras que, en 2023, terminó con las costillas rotas en Santander por la misma causa. La última ocurrió hace un par de semanas, el pasado 6 de octubre, en la plaza de Las Ventas, en la capital española, cuando un toro de lidia lo hizo volar por los aires tras una fuerte arremetida. El resultado: una herida de quince centímetros en el muslo posterior derecho, que comprometió los músculos isquiotibiales y el nervio ciático. El pronóstico era reservado. Roca Rey había arriesgado su vida una vez más y el desenlace pudo haber sido fatal.
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El diestro fue internado en el hospital Fremap de Majadahonda, donde permaneció tres días. Fiel a su carácter impetuoso, solicitó ser dado de alta para continuar con su recuperación en su finca de Sevilla. “Lo primero ahora es seguir descansando y aprovechar estos días en los que no tengo mucho que hacer. Tengo ganas de estar tranquilo en casa, algo que he podido hacer muy poco durante la temporada”, le cuenta Roca Rey a Somos.
Anteriormente, ha comentado que se siente más cómodo en el campo, rodeado de sus animales. Su conexión con el mundo rural es tan fuerte que evita pasar mucho tiempo frente al celular y la computadora, aunque a veces sorprende compartiendo fotos del oficio que ejerce y de su vida personal en su cuenta de Instagram, donde lo siguen más de 300 mil personas.
Hace unos años, cuando esta revista lo visitó en su hogar, manifestó que aún tenía muchos objetivos por alcanzar en las lides taurinas, pero que no se veía toreando 20, 25, o 30 años. “La vida hay que vivirla día a día, no tarde a tarde”, dijo aquella vez. Tras su reciente accidente, Andrés ha decidido “torear poco” en lo que resta del año, motivado quizás por ese instinto natural de supervivencia que tenemos los humanos: a menos corridas, menos posibilidades de seguir desafiando a su suerte. “Solo haré dos presentaciones: el 15 de noviembre en Latacunga, Ecuador, y el 17 de noviembre en Lima, Perú”, comenta. El escenario será la Plaza de Acho, durante la Feria del Señor de los Milagros, que arranca este fin de mes y tendrá a varios de los mejores representantes de la llamada fiesta brava, como Enrique Ponce, Joaquín Galdós, Borja Jiménez, entre otros.
EN LA ARENA
Quienes lo conocen desde pequeño, y lo vieron enfrentarse a sus primeros novillos en la finca de la ganadería Camponuevo, en Huaura, ya notaban ese estilo temerario para torear que se ha convertido en su sello personal. “Él ha destacado no solo en el Perú, sino en el mundo, porque arriesga mucho más que cualquier torero. Cuando tenía nueve años, ya notabas una valentía frente al animal que no es muy común de ver en los toreros jóvenes. Siento que Andrés tiene una adrenalina especial que relega a un segundo plano el miedo que pueda percibir”, nos dice Josefina Barrón, periodista que ha podido seguir la carrera de Roca Rey desde sus inicios. “Cuando me dijeron que iba a venir a pesar de su reciente cornada, no me sorprendió. Él es así. No sé si en algún momento será más conservador, o si perderá la vida en su ley. Pero lo cierto es que es un torero que fascina y convoca mucha expectativa a su alrededor”, complementa.
Sobre la muerte, Roca Rey nos dijo en 2022 que ya está acostumbrado a convivir con ella. “No me gusta negarla. Sé que me va a llegar algún día y me gusta hablar del tema. Me gusta hasta sentirla cerca de mí. Es una manera de disfrutar la vida y de apasionarte”, sostuvo. También compartió su particular opinión acerca de los toros de lidia. “Son animales bravos que se matan entre ellos. No sirven como proveedores de carne porque no llegan a tener un peso excesivo. Para lo único que sirven es para ser toreados y tener la oportunidad de defender su vida”.
Por estos días, está enfocado en llegar de la mejor forma, tanto física y mental, a las dos corridas que tiene pactadas. “La recuperación va mejor de lo que esperábamos. Estoy bastante contento con los avances. Esta semana ya empezaré poco a poco con la rehabilitación y los entrenamientos, con la mente puesta en mi principal motivación: la tarde que estaré en Acho”, explica a Somos.
CAPOTE EN MANO
Fuera de las plazas de toros, Andrés Roca Rey mantiene una vida social bastante activa: su nombre ha saltado de las crónicas taurinas a la prensa del corazón. Días después de superar la grave cornada que recibió en Las Ventas, llegó a Lima para participar de la boda de Mendel Castillejo y Romina Braschi, celebrada el 12 de octubre en la Parroquia de Nuestra Señora de Fátima, en Miraflores. El torero se mostró bastante distendido junto a sus amigos. Su presencia en el país confirma que su recuperación va por buen camino y que el incidente que sufrió en Las Ventas está completamente superado.
“Cuando llego a Lima después de mucho tiempo, me lleno de sentimientos muy intensos, y trato de disfrutar cada momento con mucha intensidad. Cada vez que me voy, trato de traerme los mejores recuerdos de ese viaje”, nos dice Roca Rey. “Mi familia es mi principal vínculo con el Perú, junto con mis amigos y los recuerdos de mi infancia. Perú es mi verdadero motor, la verdadera motivación que tengo para salir cada tarde al ruedo”, añade.
Durante su paso por la ciudad, estuvo acompañado por su novia, la mexicana Marina Díaz, quien estuvo con él en todo momento mientras permaneció internado en el hospital. Según la prensa española, la conoció por intermedio de Victoria Federica de Marichalar y Borbón, nieta de los reyes eméritos Juan Carlos y Sofía. Aunque en un momento se especuló sobre un posible romance entre el torero peruano y la hija de la infanta Elena, ha quedado más que claro que ambos son grandes amigos.
Luego de pasar el fin de semana en Lima, Andrés volvió a mitad de esta semana a España. De aquí en adelante, solo cuenta los días para regresar a la tierra que lo vio nacer y tanto añora. //