Kanye West sí que sabía cómo mantenerse vigente. El famoso rapero y productor de Atlanta siempre ha destacado no solo por sus logros musicales, sino también por generar polémica. No olvidemos cuando humilló a Taylor Swift en los VMA de 2009 al interrumpir el discurso de agradecimiento de la cantante tras ganar un premio, treparse al escenario y quitarle el micro de las manos para manifestar que Beyoncé debió ganarlo pues Taylor no lo merecía.
O cuando publicó en Twitter que “la esclavitud fue una elección”. También podemos agregar su apoyo al presidente Trump, que le costó perder una gran parte de sus fans. El esposo de Kim Kardashian ha sido criticado prácticamente desde el inicio de su carrera y él no ha guardado sus sentimientos al respecto. Siempre ha sido abierto en cuanto a su estado mental. Es así que hace unos años anunció que sufría de bipolaridad y que llegó a estar hospitalizado por esto.
Ante problemas como este, adicciones y otras cargas, el único camino que West vio viable para salir de aquel remolino personal fue el cristianismo. Así, Kanye se proclamó un hombre nuevo, pues encontró al fin el sentido de la vida.
Su esposa Kim cuenta que principalmente fue la bipolaridad lo que llevó a Kanye al Sunday Service, servicios dominicales que los cristianos practican. En estas sesiones se ponía a cantar con un coro góspel. Los Sunday Service empezaron en la privacidad de un estudio en Calabasas, California, como una terapia personal para Kanye. Luego comenzó a popularizarse a través de videos filtrados y pronto las congregaciones pasarían a manifestarse en diferentes ciudades y crecerían en público hasta llegar al reconocido festival Coachella.
Kim los llama “ministerios musicales” en donde se rinde culto a Dios y Jesús. Ella dijo: “No es una iglesia oficial, pero es para Dios y es una iglesia cristiana que Kanye realmente quiere compartir con todos los demás. Se cantan canciones conocidas pero les cambian las letras por letras cristianas. Es como una misa adaptada a los tiempos modernos”.
Este último año de nuevas experiencias religiosas para Kanye dio a luz a su último y noveno álbum de estudio, Jesus is King, (Jesús es el rey), donde su nuevo propósito ya no son las mujeres ni irse de fiesta; ahora se trata de difundir el evangelio y dar a conocer cómo Jesús lo ha ayudado.
Kanye trae una propuesta muy alejada de su enfoque original. Existían indicios de estos tipos de mensajes en sus álbumes anteriores, pero uno que trate el tema del cristianismo tan explícitamente como este último álbum no existía aún en su discografía.
La conversión de Kanye West es noticia mundial. El rapero está más que feliz de compartir con todos su experiencia y contar cómo Jesús lo salvó, sobre todo de su adicción a la pornografía.
Otro caso de conversión famoso fue el de Bob Dylan. Bob nació y fue criado en una familia judía bajo el nombre natal de Robert Zimmerman. Incluso llegó a tener su Bar Mitzvah a los 13 años. Pero en 1979, mientras trabajaba en su álbum Slow Train Coming, tuvo un cambio de paradigma religioso, inclinándose más hacia Cristo. A diferencia de Kanye, Dylan fue más reservado con el tema, pero el álbum mencionado expone este cambio de religión en sus letras.
Larry Flint, célebre millonario promiscuo y dueño del imperio erótico Hustler, también tuvo un cambio radical en el rumbo de su espiritualidad. “Debes entender que yo era ateo. Entonces me hice cristiano. Luego me convertí en un cristiano nacido de nuevo y ahora me he convertido en un patriota cristiano. Y todo eso sucedió en un período de dos semanas”.
Juan Luis Guerra es un cristiano renacido también. Su razón fue la ansiedad provocada por la fama. Estas preocupaciones y miedos intensos que se salían de control lo llevaron a buscar una salida en Dios. Según sus palabras, su corazón se encontraba muy vacío y sin paz, pero cuando decidió dejar que Dios entrara en su vida le dio una paz inexplicable que ni la música ni la poesía habían logrado.
Siempre he creído que el pecar al final nos acerca a Dios. Con la madurez llega una necesidad imperiosa de armonizar nuestro interior. La fama, el dinero y la adulación vaya que nos vuelven insoportablemente idiotas ante nosotros mismos. //