En marzo de 2020 la pandemia agarró a la peruana Ale Llosa (43) a punto de abrir dos locales en Madrid. Eran los primeros que abriría en Europa (ya tiene en Chile y Colombia; por supuesto también en Lima) y la idea le entusiasmaba: había sido precisamente en Barcelona donde su mundo cambió para siempre, doce años atrás. En ese momento poco podría haber imaginado lo que vendría para ella, pero una cosa estaba segura: fortalecer cuerpo y espíritu era una prioridad, pasara lo que pasara. El sistema de entrenamiento KO (siglas en inglés para el término Knock Out) nació con esta filosofía.
Llosa había dedicado buena parte de su vida al mundo corporativo -en concreto, el Marketing- y tenía una carrera prometedora en Lima. A los 31 años viajó junto a su esposo a la Ciudad Condal para que él hiciera un MBA (ella ya tenía una maestría) y aquel fue el punto de quiebre. La decisión de salir del país llegó en un momento crucial de su vida: Ale sabía que algo tenía que cambiar, pero aún no había encontrado exactamente qué era. Fue una transformación exterior que empezó, primero, por su interior.
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Hoy Ale Llosa es, probablemente, la mujer más importante en el mundo del fitness en el Perú. Lo que ha construido con KO va más allá de una rutina de ejercicios: es una filosofía de vida, un sentimiento, una comunidad que crece cada día más. ¿Cómo lo logró? A continuación su historia, sus reglas y sus lecciones en torno al bienestar y la vida saludable, con el impacto que trae una pandemia que nos obliga a pensar todos y cada uno de nuestros movimientos. Esta conversación tuvo lugar mientras Ale se encontraba en el norte, desconectando para conectar.
- Tu historia de éxito es parte del feeling detrás de KO. Es como el combustible, la inspiración. ¿Por qué crees que pasa esto?
KO nace de una búsqueda personal que empezó, como dices, hace 12 años. Había tres cosas en mi vida que no me hacían sentir en equilibrio. Por un lado la falta de autoestima; tenía un tema serio con la inseguridad, el deporte era para tener resultado externo, nunca lo disfruté; quería ser flaca, tuve algunos desórdenes alimenticios, y solo quería que mi cuerpo cambiase. En segundo lugar me doy cuenta que tenía una serie de situaciones en mi vida que me habían llevado a ser una persona muy dependiente, siempre esperando ese abrazo externo.
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- ¿Qué ocurrió con tu carrera en Marketing?
Ese es el tercer punto. Yo tenía un puesto súper bueno en una empresa; toda mi vida había trabajado en el mundo corporativo. Pero llegó un momento en el que eso que tanto me fascinaba de la comunicación y la publicidad, chocó con la búsqueda de rentabilidad que había detrás. Ya no tenía espacio para crear pasionalmente. Necesitaba ir a buscar algo que me conecte y me haga sentir.
- Viajas a Barcelona y ahí descubres una nueva versión de ti misma. ¿Cómo se llega a eso?
Decidí estudiar una maestría en fitness y nutrición deportiva. Yo no tenía nada que ver con eso, pero estando allá sentí por primera vez cómo el deporte podía cambiar mi energía, y me hacía sentir alegre en vez de estar obsesionada con que el músculo se ponga duro o me salga el rollo. Es algo que realmente te puede transformar la vida. Así que tomé ese año en Barcelona como un reto personal, como un año de superación. En ese camino decidí probar todos los deportes y disciplinas posibles.
- ¿Cuáles fueron las que más te impactaron?
Me enamoré de las artes marciales y del box. También me encantó el entrenamiento militar, porque supe que yo era mil veces más fuerte de lo que creía, es algo que te lleva más allá del límite. Antes no podía hacer ni una plancha (en ese momento tenía 30 años: nunca es tarde para empezar). Por último está el yoga, por su capacidad de dar calma. Realmente fueron cuatro disciplinas transformadoras. Cuando empecé a combinarlas me di cuenta que quedaba “knock out”, knockeada de felicidad. Era una frase que yo usaba mucho.
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- Así llegaste al concepto KO: Knock Out. Un sistema de entrenamiento creado por ti, que no existía antes, ¿correcto?
Sí, es una creación propia. Cuando volví a Lima después de ese año fuera tenía claro que quería poner al servicio de la gente todo esto, y empecé en un garaje chiquitito. Todo el mundo me decía que estaba loca. KO es un sistema de entrenamiento físico, mental y emocional que funciona con estas cuatro disciplinas, y que empieza primero con una transformación en la mente, para luego cambiar el cuerpo. Es un cambio que no debía ser externo, sino interno. Solo ahí es que resulta en una transformación física.
- En la teoría suena bastante bien. Pero, exactamente, ¿cómo funciona?
Para encontrarte en equilibrio mi filosofía es que debes hacer deporte intenso todos los días. Esto no quiere decir que tengas que correr varios kilómetros, sino hacer algo que te rete, que tu cabeza te sorprenda. En segundo lugar está la conexión interior, el gran secreto que me había faltado era que nunca me detenía a mirarme por dentro. En tercer lugar está entender que la alimentación tiene un rol vital; no porque te engorde o adelgace, sino porque hace que el motor funcione. Empecé a descubrir el efecto de comer mucho más para llenar mi cuerpo de nutrientes, pero alimentos que me hicieran sentir bien. Dejé las carnes y los lácteos, por ejemplo, y esto tuvo un impacto importante en mi salud. Por último está la actitud. Entender que todos los días podemos escoger sentir gratitud.
- ¿Hay una visión marketera detrás de esto?
Yo creo que la visión sobre KO no era una visión de negocio, pero estaba ahí. Y es obvio que la evolución de KO tiene que ver con este expertise. Es algo que le da valor a esta comunidad.
- ¿Cómo ha cambiado KO a raíz de la pandemia, sin la posibilidad de tener clases presenciales?
Actualmente tenemos 12 locales (en algún momento quisimos llegar a 40). Son ocho en Lima, dos en Bogotá y dos en Santiago. La pandemia nos agarró en Madrid a punto de abrir dos locales más; no pudimos hacer mucho y nos regresamos. Con la pandemia nos reinventamos con rapidez; y nos convertimos en un estudio digital. Al inicio los profesores se grababan videos en sus casas, yo daba clases todos los días por mi Instagram, pero luego vimos que la cosa iba creciendo y cada vez más gente nos empezaba a seguir por ahí.
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- Había -y hay- una necesidad cada vez más grande de apostar por una vida saludable. El deporte es una herramienta que ayuda a sobrellevar todo esto.
Sí, totalmente. Pero como empresa fue un reto durísimo adaptarnos a esta nueva forma. Digamos que antes KO era 100% análogo, y ahora es 100% digital. Mas allá de que volvamos o no a la manera presencial, hoy nos tenemos que comportar como una empresa digital. Definitivamente ha sido difícil, pero es un reto hermoso. La intención de KO siempre ha sido contagiar energía alta. Todos los días te proponemos que entrenes cuerpo, mente y emociones. A nosotros nos ha pasado de todo en el camino, cosas buenas y cosas malas, pero sabemos que el ser humano necesita sentirse feliz en el corazón. Eso nos motiva.
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El evento:
D1 y Nike han organizado un reto en redes sociales que buscar unir a las mujeres a través del baile, en el marco del día de la mujer: “Bailando juntas, Nada Nos Detiene”.
Participan Gladys Tejeda, Natalie Vértiz, Maria Paz Gonzalez Vigíl, Pilar Jauregui, Ale Mazzini, Valeria Piazza y Ale Llosa, entre otras figuras.
¿Cómo formar parte?
1. Hay que grabar un video con el celular bailando la canción “Harawi” de la cantante Renata Flores (la coreografía, canción y más información están el IG de @d1asosciacioncultural)
2. Subir el video en Instragram Reels y replicarlo en historias con la etiqueta #nadanosdetiene
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