En enero de este año, con el espíritu consumista a tope post campaña navideña, pocos podrían haber vaticinado que los centros comerciales permanecerían cerrados durante meses. Nadie creía que todos los eventos de moda (desfiles, lanzamientos, cocteles y otra larga lista de activaciones) quedarían suspendidos hasta nuevo aviso, y que Instagram se convertiría en el gran escaparate para millones de nuevos compradores. La vida en pandemia cambió la manera en la que entendemos y elegimos la moda. Menos, definitivamente, es más.
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