MARÍA JOSÉ CORREA

Andy tiene 15 años y una agenda muy recargada. Además de cursar el tercer año de secundaria en el colegio Víctor Rosales, es vendedor en una zapatería del mercado de Piura y asiste a diario a reforzar habilidades en el programa Manitos Trabajando, del Centro de Apoyo a Niños y Adolescentes Trabajadores (Canat).

Andy, a su corta edad, tiene grandes aspiraciones: estudiar y vender parece no conformarle, pues, además, comparte sus actividades escolares con los ensayos del conjunto Khallpa Khuyay (fuerza y amor, en quechua), grupo folclórico integrado por niños y adolescentes trabajadores.

ANDY Y SUS AMIGOS La historia de esta agrupación comenzó en los talleres de recreación de Manitos Trabajando. En el 2008, el profesor de música Jeysson Córdova se graduó en la Escuela Superior de Música José María Valle Riestra con la tesis “De qué manera se puede incentivar el gusto por la música folclórica en los niños trabajadores de Canat”.

Parte de su proyecto consistía en hacer que los menores fabricaran instrumentos con sus propias manos. Córdova logró que elaboren zampoñas con tubos de cañería y comiencen a descubrir sus sonidos. Así, se enamoraron de la música.

Pero a los pocos meses, la institución tuvo que adquirir otros instrumentos para así satisfacer el ímpetu musical de estas futuras promesas. Los resultados fueron rápidos. No había concluido ese año, y Khallpa Khuyay ya había grabado su primer disco en una de las aulas de Manitos Trabajando, con 16 jovencitos. Esta producción fue compuesta por ritmos de saya, sanjuanitos, música negra y tobas, la mayoría, canciones compuestas por los mismos integrantes.

LOS SEMILLEROS Este año, Khallpa Khuyay está esperando a que surjan nuevos talentos desde los semilleros de cajón y zampoña para prolongar la vida de esta agrupación, pues varios integrantes han concluido el colegio y ahora se dedican a trabajar y a la universidad a tiempo completo.

DESDE ADENTRO Ronald Viera y Karen Camino son los responsables de los talleres de música. Gracias a ellos, 10 niños están aprendiendo a tocar zampoña y más de 20 el cajón.

“Lo que trabajamos es el pulso musical. Es importante que afinen su oído. Los mejores pasan a formar parte de Khallpa Khuyay”, dice la profesora Karen.

Otro de los chicos que forma parte del semillero es Yordi, de 12 años, quien trabaja cargando bultos en el mercado y también como cobrador de combi.

Dice que empezó con las clases de cajón porque le gusta “aprender algo y no estar de vago”. Aunque su género musical predilecto es el reggaetón, durante los ensayos disfruta mucho tocando canciones folclóricas.

FORMAR A TRAVÉS DE LA MÚSICA Todas las docentes de Manitos Trabajando coinciden en lo mismo: la música es la mejor herramienta para ayudar en la formación de los niños.

Una de las profesoras, Graciela Gómez, ha monitoreado las actividades del grupo folclórico desde su nacimiento y asegura que, a través de la composición, los niños interactúan y ponen en práctica los valores.

Los aplausos y la valoración de su talento les arrancan más de una sonrisa. “Formar parte de una agrupación y sentirse reconocidos los hace más seguros y afianza su autoestima”, comenta la docente.

También han reforzado, a través de la música, su concentración. Las profesoras aseguran que niños trabajadores se distraen fácilmente, pues están acostumbrados a las cosas prácticas. Sin embargo, por medio del aprendizaje de las notas musicales han mejorado notablemente su atención.