Los casos más recientes de niños desaparecidos en Lima, uno el de la niña Bayoleth y otro el de Kerk, ponen sobre la mesa un importante tema: el de la responsabilidad de los padres y la prudencia que deberían tener para velar por la seguridad de sus hijos al estar con ellos en la calle o darles permiso para salir.
Por un lado, la madre de la pequeña de dos años le encargó esta a una mujer desconocida a la que conoció en exteriores del Hospital Loayza. La raptora se había ganado rápidamente la confianza de la incauta mujer. Así, la niña estuvo desaparecida por dos semanas y apareció ayer en Chimbote.
En el otro caso, el escolar de 10 años fue enviado solo por su padrastro –según la versión que este mismo dio- para cumplir un encargo en el centro de Lima el pasado viernes. Finalmente, apareció esta mañana sucio, durmiendo en la calle y con una bolsa de caramelos que vendía.
Para el ex director de la Policía Nacional del Perú (PNP), Gustavo Carrión, es necesario que los padres adopten mayores medidas de vigilancia ante la inseguridad ciudadana. En diálogo con elcomercio.pe, apuntó además que un factor importante para el estado emocional de los hijos es el ambiente familiar.
“Más que imputarle a los niños alguna ligereza, a los padres hay que formarlos, hacer escuelas e indicarles cuáles son las normas de seguridad. Hacer toda una pedagogía de la convivencia pacífica para que sepan cómo deben comportarse y cuidar a los miembros de su hogar”, consideró en diálogo con elcomercio.pe.
Al respecto, dio algunas recomendaciones básicas para los padres de familia.
- No confiar en personas desconocidas para que cuiden a los hijos. - Asegurarse de que los amigos con los que los hijos salgan a la calle sean conocidos. - Preocuparse porque las relaciones amicales de sus hijos sean homogéneas en cuanto a edad, pues los niños o adolescentes mayores tienen otro comportamiento. - Orientar y alertar a los menores de los riesgos en la ciudad, indicarles por dónde transitar y reconocer con ellos los sitios peligrosos. - Enseñarles que no deben aceptar ofrecimientos de personas extrañas. - Recomendarles no hacer amistades ligeras con personas que no conocen. - Si se sale a la calle con ellos, no perderlos de vista, estar atentos. - Reforzar la formación cívica de los menores para que identifiquen a autoridades inmediatas a las cuales recurrir, como policías y serenos. - No enviarlos solos a lugares de mucha distancia del hogar.
Una criatura de 10 años aún no está en condiciones de defenderse, orientarse, puede ser seducido por cuestiones novedosas y alejarse, comentó Carrión en alusión a este último punto y al caso de Kerk.