Más allá del uso común de la palabra “autogol”, quién más quién menos, todos sabemos que “prefijo” es lo que ‘figura o se coloca delante’ de un número o una palabra, ya sea el 34 para llamar a España desde el extranjero, ya sea el elemento “auto”, que aporta un significado reflexivo cercano a ‘propio’, ‘de uno mismo’ o ‘hecho por uno mismo’.
Así, por ejemplo, si un “pase” es la ‘entrega de la pelota a un compañero de equipo’, un “autopase” es el ‘pase que da y recibe un mismo jugador obviando al contrario que lo obstaculiza’.
Del mismo modo, si un árbitro comete un error, probablemente recibirá más de una “crítica”; mientras que el entrenador que reconoce la mala disposición de sus jugadores sobre el terreno hará “autocrítica”.
Conforme a este criterio —aunque solo en apariencia—, se está extendiendo entre periodistas y aficionados el sustantivo “autogol” para referirse al “gol en propia puerta” o “gol en propia meta”. Por ejemplo: “El defensa de Unión Comercio Renzo Reaños marcó un autogol, cometió un penal y fue expulsado” o “En una contra, con Cristal tratando de llegar al área del Comercio, Ross llegó hasta la línea de fondo y su centro casi provoca un autogol de Joaquín Lencinas”.
Sin embargo, conviene aclarar que el prefijo “auto” encierra un matiz de voluntariedad que, de acuerdo con el Diccionario académico, permite distinguir entre “lesionarse” y “autolesionarse”.
En efecto, tanto el futbolista que intenta un autopase como el entrenador que practica la autocrítica lo hacen “motu proprio”; mientras que el futbolista que se pusiera por objetivo ser ‘goleador’ en propia puerta seguro que terminaba viendo los partidos desde la grada y pagando la entrada al estadio.
Así pues, en los ejemplos anteriores habría sido preferible escribir: “El defensa de Unión Comercio Renzo Reaños marcó un gol en propia puerta, cometió un penal y fue expulsado” o “En una contra, con Cristal tratando de llegar al área del Comercio, Ross llegó hasta la línea de fondo y su centro casi provoca un gol en propia meta de Joaquín Lencinas”.
Tal como se ha dicho que “prefijo” es lo que se coloca delante, de la misma manera la deportividad merece ser la actitud antepuesta o preferida de cuantos disputan un partido de fútbol. Ello excluye marcar autogoles para perder a propósito en partidos amañados y supone, en cambio, consolar al compañero que despeja sin fortuna un balón que termina en las redes de su propio equipo.