JORGE MALPARTIDA TABUCHI El Comercio-Arequipa

En la sala de su casa, Yoana Medina Melendes aún tiene el tubo de acero cromado en donde perfeccionó sus habilidades en el pole dance o danza del tubo. Al inicio, sus familiares mujeres se escandalizaron con su afición, porque pensaban que su pequeña iba a dedicarse a los bailes en clubes nocturnos. Sin embargo, al darse cuenta de que Yoana estaba interesada en el pole dance como una alternativa para mantener el cuerpo sano y ayudar a las mujeres de todas las edades a subir su autoestima mediante el ejercicio, la empezaron a apoyar. Hoy ese tubo de metal sigue empotrado en su vivienda como un símbolo de lo mucho que Yoana ha trabajado para que su pasión sea vista sin prejuicios en la conservadora Arequipa.

¿Cómo te empezó a interesar el pole dance? Hace dos años me llamó la atención el baile del tubo y empecé a averiguar. En Lima, Vania Masías tiene una academia, pero cuando vi a Elizabeth Muñoz en “El gran show” y me enteré de que había ganado el Art Dance, el concurso más grande de pole dance en Latinoamérica, decidí contactarla. Viajé a Lima, tomé clases particulares durante un período intenso de dos semanas, volví a Arequipa y puse un tubo en medio de mi sala para seguir entrenando. Luego empecé a colgar fotos en mi Facebook y mis amigas me animaron a que abriera mi propio estudio.

¿Cuán complicado fue lidiar con los prejuicios sobre el pole dance? Lo más difícil fue lidiar con el pensamiento de las personas que quieren asociar a la danza del tubo con los cabarets o los night clubs, pero lo que yo trato de hacer con mi estudio de pole dance es darle un enfoque fitness, en donde la persona obtiene muchos beneficios físicos y mentales porque mejora su circulación, la respiración y alivia el estrés.

¿Tu familia se alarmó por esta nueva afición? Mi mamá me apoyó mucho desde el inicio, pero con mis tías y primas sí hubo cierta preocupación. ¡Pensaban que me iba a dedicar a la vida fácil! [risas]. Pero luego, cuando vieron que los ejercicios no eran nada fáciles, se quedaron con la boca abierta y empezaron a respetar esta forma de danza. No es solo dar vueltas en el tubo, sino que debes tener fuerza en el abdomen, torso, espalda, brazos y muñecas y no solo ejercitar piernas como en el spinning.

¿Esa versatilidad de ejercicio fue lo que te atrajo del pole dance? Hacer una rutina de cinco minutos de pole dance es como correr una maratón durante una hora. Ejercitas todo el cuerpo, desde la punta de los pies hasta la cabeza. Trabajas el empeine como en el ballet, haces movimientos de yoga, ganas resistencia cardiovascular como en el pilates y haces acrobacias de la gimnasia.

Eso diferencia lo que tú enseñas de un show de cabaret… Exacto. En un table dance la chica hace movimientos explícitos para seducir al espectador, pero no entrena sus rutinas. Mis amigos que han ido a clubes me dicen que las chicas no hacen lo que yo les enseño a mis alumnas [risas]. Con el pole dance se aprende a manejar todo el cuerpo y no solo a moverse sensualmente. Con estos ejercicios las chicas ganan confianza y mejoran su autoestima.

¿De qué forma? Tienes que estar colgada a tres metros de altura del suelo, así que hay que ganar mucha fuerza para agarrarte bien y no caer. Con esa fuerza que obtienes en los brazos ya no vas a necesitar de ningún marido o hermano para que te ayude a cargar las bolsas con las compras o para mover un sofá. Además, el ejercicio intenso te marca los abdominales y extremidades, así que las chicas obtienen una figura envidiable.

¿Cuán variado es tu alumnado? He tenido alumnas muy ágiles de 13 años y señoras de 45 años que querían bajar de peso. Hay chicas que quieren volverse más activas, gimnastas en busca de nuevas rutinas y algunas que quieren aprender a bailar para sus novios o maridos. Aunque muchas cuelgan en Facebook sus fotos de cuando practican pole dance, un 20% todavía no lo dice públicamente. Lo entiendo, porque también he lidiado con eso, pero luego se sueltan porque se dan cuenta de que las habilidades que aprenden son complejas y llaman la atención.

¿Cómo es una de tus clases? Normalmente, dura una hora y media cada día. Primero hay que hacer un calentamiento básico para evitar lesiones. Hay que estirar todas las extremidades para ganar flexibilidad. En la segunda media hora practicamos movimientos y al final hacemos la coreografía con música de fondo para motivar. Pero esto es gradual; por ejemplo, al menos un mes se debe invertir para acondicionar el cuerpo a las rutinas. No se puede hacer de un momento a otro.

¿Los hombres también pueden hacer pole dance? Sí, pero ellos trabajan más la fuerza y el torso, y dejan de lado la flexibilidad. Hay chicos que hacen ejercicios muy sofisticados y figuras acrobáticas como las del circo. También hay prejuicios por este lado, ya que como más se relaciona el pole dance con la mujer, un hombre tiene que hacer rutinas muy elaboradas. Si se pusiera solo a dar vueltas en el tubo lo tildarían de afeminado.

Autoficha: Nací en Arequipa en 1990. Desde hace casi un año comencé a dar clases en mi academia Pole Dance Studio Arequipa. Practiqué muchos deportes como el vóley y el básquet, pero ninguno me llegó a convencer. Estudio Comunicación Social en la Universidad Católica de Santa María. Esos estudios me ayudan a crear la publicidad de mi empresa y difundirla por redes sociales. Mi enamorado entrena mucho en el gimnasio y compartimos la pasión por el pole dance y el fitness. No voy a dedicarme toda la vida al pole dance, pero me imagino a los 50 años todavía practicándolo. Más información en: PoleDance Studio Arequipa.