La historia de la música contemporánea ha tenido muchos periodos interesantes, pero pocos tan intensos como lo visto y oído a inicios de la década del 70, hace ya medio siglo, cuando confluyeron en los gustos populares géneros e influencias diversas, voces que no eran ajenas a los tiempos convulsos que sacudían al planeta desde distintos flancos y sentían que siempre podía ser un buen momento para manifestarse. Después de todo, ¿Cuándo ha estado tranquilo el mundo?
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Una serie de Apple Tv intenta explicar ese periodo fundamental, quizás para demostrar que, al contrario de lo que cantó en aquellos años Gil Scott-Heron, “La revolución sí puede ser televisada”. La serie podría llamarse como una famosa película de ciencia ficción, “El año que hicimos contacto”. Después de todo, hubo genios y seres que parecieron venir de más allá de los confines de la tierra. Se llama, sin embargo, “1971: el año en el que la música lo cambió todo”. Y así también sucedió.
Ya no estaban más Janis Joplin, Jimi Hendrix o Brian Jones y a Jim Morrison y Duane Allman les quedaba poco ya. Los Beatles habían cruzado Abbey Road por última vez. Estados Unidos vivía su propia agonía en la Guerra de Vietnam, aunque sus políticos no lo terminaran de aceptar. La sexta misión tripulada hacia la luna se preparaba, mientras Nixon llevaba a cabo su particular “shock”, decidiendo cambios en sus políticas económicas y en la relación de su país con el mundo. Charles Manson y algunos miembros de su secta fueron condenados por el asesinato de la actriz Sharon Tate. Los años del hippismo o el peace and love parecían opacados por la decadencia de las drogas y el folk o el rock empezaban a compartir simpatías entre los jóvenes con otras propuestas musicales enriquecidas e innovadoras. Era 1971. Ya nada volvería a ser igual.
“A fines de los 60 y comienzos de los 70 se produjo una gran fractura en América, debido a Vietnam. Todos los jóvenes que conocí nos oponíamos a la guerra allí e íbamos en contra de la ‘mayoría silenciosa’”, recuerda Chrissie Hynde, voz de The Pretenders, y testigo de la masacre en la Universidad de Kent, en Ohio, en la que ella estudiaba en mayo del 70, cuando la Guardia Nacional silenció las protestas contra la Guerra de Vietnam asesinando a cuatro estudiantes e hiriendo a varios más. Ella es una de las primeras voces en aparecer en “1971: The Year That Music Changed Everything”, un documental de ocho episodios -que tardó 6 años en producirse- que, a través de imágenes de archivo, entrevistas, canciones o testimonios de músicos, artistas observadores y protagonistas de su tiempo, intenta reconstruir y explicar los fenómenos sociales y culturales que llevaron a una nueva explosión musical, donde el rock, el folk o el pop se verían transformados y potenciados, al lado de expresiones como el funk, el soul, el blues rock, el heavy metal, el R&B, el glam rock, el proto-punk, el hard rock o la música progresiva, con letras poderosas, gracias a la solidez de un mensaje fuerte y comprometido con la realidad.
Los tiempos están cambiando
En 1971, no solo en los Estados Unidos ocurrían cosas que sacudían el mundo. Chile y Bolivia vivían también tiempos de convulsión política, con Hugo Banzer y Salvador Allende como protagonistas. Perú vivía lo propio con el gobierno de las fuerzas armadas que encabezaba el dictador Juan Velasco y que transformaría decisivamente nuestra sociedad, para bien y para mal. Los tupamaros eran noticia diaria en Uruguay. Muy lejos, en Uganda, la sombra de Idi Amin Dada iniciaba su régimen de terror. En Suiza, las mujeres recién obtenían su derecho a voto; en España continuaba la dictadura franquista; Alemania Democrática y Alemania Federal iniciaban el camino para formalizar sus relaciones; la ONU declaró aquel año como el “de la Lucha contra el Racismo y la Discriminación Racial”.
Mientras todo eso sucedía, jóvenes aparentemente ajenos al mundanal ruido, escribían, sin embargo, las canciones que contarían su historia. “En esa época, todos los grupos componían sobre las manifestaciones y la Guerra de Vietnam. Aquella era nuestra lengua. La música articulaba lo que veías y sentías (…) Al llegar al año 1971, todo el mundo creaba una música maravillosa que nos daba aliento”, agrega Chrissie Hynde en otro momento del documental.
Y así lo hicieron, por ejemplo, Neil Young (“Ohio”), Joni Mitchell (“California”) Marvin Gaye (“What´s Going On”), The Who (“Won’t Get Fooled Again”), Gil Scott-Heron (“The Revolution Will Not Be Televised”), John Lennon (I Don’t Want to Be a Soldier, Mama), Cat Stevens (Wild World), Alice Cooper (I´m Eighteen) o David Bowie (Changes). ¿La música podía cambiar el mundo? Bastaba que ellos lo creyeran y podría ser posible. Como dice el mismo Bowie en un momento del documental, de alguna manera, esos y otros artistas crearon el siglo XXI en 1971.
Amos de la realidad
“Su selección de grabaciones del pasado es tremendamente reveladora, incluso para aquellos que conozcan bien la época (...) Evita el material audiovisual sobreutilizado y los clichés narrativos”, ha dicho The Hollywood Reporter sobre esta serie documental - basada en el libro de David Hepworth titulado “1971: Never a full moment: Rock’s Golden Year”-, que muestra imágenes casi desconocidas: la amistad de George Harrison y John Lennon tras la separación de The Beatles, la intimidad creativa de Sly Stone, declaraciones de David Bowie o Marvin Gaye, entrevistas a soldados en Vietnam, la presencia tenebrosa de Phil Spector alrededor de un Lennon siempre consciente de lo que ocurría con la sociedad, momentos poco conocidos de Richard Nixon, los movimientos pacifistas y las protestas contra su gobierno. En este contexto, fueron impactantes las declaraciones de Muhammad
Ali, tras negarse a participar en Vietnam. “Mi enemigo es la gente blanca. No el Vietcong, ni los chinos, ni los japoneses (…) Tú te opones cuando pido libertad, te opones cuando quiero justicia, te opones cuando quiero igualdad. Ni siquiera me defiendes en Estados Unidos por mis creencias religiosas, pero quieres que vaya a luchar a otra parte, cuando ni siquiera me defiendes en mi propia tierra”. Ali, una vez más y también fuera del cuadrilátero, elevó a una potencia explosiva la frase con la que definía su estilo pugilístico: “Flota como la mariposa, pica como la abeja”.
La pelea en la que definió el título mundial con Joe Frazier, en marzo del 71, reunió al sumun de las estrellas de la época. Desde Woody Allen, Diane Keaton o Frank Sinatra, hasta Miles Davis o Aretha Franklin asistieron. La cultura oficial y la contracultura en constante cruce, encuentro y desencuentro, también supo lanzarse algunos jabs.
Sin embargo, afuera del Madison Square Garden y en las calles de toda Norteamérica, había quedado claro que, a pesar de que el hippismo había perdido peso como movimiento, la fuerza que había marcado su espíritu con temas como Blowin´ in the Wind o The Times They Are A-Changin´ -ambos de Bob Dylan-, Joe Hill, de Joan Baez o Freedom, de Richie Havens, se mantenía viva, crítica y participativa. El público sobrevivió, no sin heridas, a la separación de los Beatles. La música demostró que no sería solo el relajante o festivo soundtrack con el que se recordaría a cierta época, sino que estaría involucrada en los hechos más decisivos.
Entre abril y mayo de 1971, decenas de miles de personas marcharon contra la guerra en Washington, en las que quizás fueron las mayores manifestaciones pacifistas que vio Estados Unidos en aquellos años. Para Nixon, quien había llegado a congelar precios y sueldos, los jóvenes que se movilizaban en las calles no eran más que la supuesta “mayoría silenciosa” que sí apoyaba la guerra. Los jóvenes no sabían nada, estaban perdidos para Nixon. Aunque activistas como Martin Luther King, Malcolm X o los polémicos Black Panthers ya no eran parte decisiva de la discusión, había un John Lennon capaz de decir en un concierto: “Hay apatía, ¿no? ¿El flower power no funcionó? Ok, volvamos a empezar otra vez”. El FBI, por supuesto, lo investigaba por esa y muchas cosas más.
Mientras las pugnas propias de la Guerra fría continuaban, la pobreza y la discriminación parecían agudizarse. En agosto, George Harrison demostró que Lennon no era el único ex Beatle activista y organizó el Concierto por Bangladesh, que buscaba reunir fondos para los niños víctimas del conflicto que se vivía en ese país asiático. Ringo, Dylan, Leon Russell, Ravi Shankar, Eric Clapton, Badfinger o Jim Keltner fueron parte de esa noche solidaria que dejaba iluminada la pregunta ¿Se pueden resolver problemas sociales con canciones? “No es en 1971, no es que la música fuera un reflejo de su tiempo, es que la música cambiaba su tempo”, dice en el documental el legendario productor musical Jimmy Iovine sobre aquellos días. Como para confirmarlo, la Navidad de ese año se celebró cantando un himno pacifista de Lennon: Happy Xmas (War is Over).
¿Una oportunidad para la paz?
Hubo también quienes fueron menos optimistas con aquellos días. Para el periodista y escritor Robert Greenfield, Altamont, el trágico festival encabezado por los Rolling Stones –y violentado por los Hells Angels- en California en diciembre del 69, “Fue el Pearl Harbor
del rock. Fue la muerte del movimiento hippie y el final de los 60″. Frank Zappa, uno de los grandes genios de la historia del rock, aseguró: “Creo que podemos olvidarnos de la generación que está tomando drogas”.
Ya habían pasado los días de Ken Kesey y sus viajes de ácido al lado de los Merry Pranksters, Neil Cassady o los Grateful Dead en el Acid Bus “Further”; Timothy Leary había pausado su mantra “Turn on, tune in, drop out” y Nixon lo había nombrado como “El hombre más peligroso de Norteamérica” antes de meterlo preso, a pesar de que el LSD había sido declarado ilegal en 1968. Las pastillas, la cocaína, la heroína o el llamado “polvo de ángel” estaban llegando a los músicos, obnubilando su conciencia. Ni la inclinación al misticismo de buena parte de los jóvenes activistas, ni la influencia de la cultura oriental popularizada por George Harrison, ni la familiaridad del uso del término “krishna” o el exitoso estreno de Jesucristo Superstar parecían poder salvar las almas de algunos. Había, sin embargo, otra voz entre ellos, que escribía con la lucidez de la que carecía en su día a día.
“Había locura en todas direcciones, a cualquier hora, en todas partes saltaban chispas. Había una fantástica sensación universal de que hiciésemos lo que hiciésemos era correcto, de que estábamos ganando… y esto, creo yo, fue el motivo, aquella sensación de victoria inevitable sobre las fuerzas de lo Viejo y lo Malo. Teníamos todo el impulso; íbamos en la cresta de una ola alta y maravillosa… pero eso fue en otra era, terminada y muy lejos de las brutales realidades de este absurdo año de nuestro señor de 1971”, escribió, comas menos, palabras más, el emblemático –y autodestructivo- periodista Hunter S. Thompson, tras sus experiencias buscando la américa real y esperanzada, para terminar encontrando el material con el que moldeó “Miedo y asco en Las Vegas, un viaje salvaje al corazón del sueño americano”, un libro que publicó y fue boom en 1971, como parte de su salvaje legado periodístico y literario, y que supo ser también rock & roll a su manera.
Y rock & roll en un año en el que también se lanzaron canciones como Riders on the Storm (The Doors), Stairway to Heaven (Led Zeppelin), One of These Days (Pink Floyd), Maggie May (Rod Stewart), Life on Mars? (David Bowie), Ain’t No Sunshine (Bill Withers), Everything’s Coming Our Way (Santana), Imagine (John Lennon), Your Song (Elton John), Brown Sugar (The Rolling Stones), Get it On (T. Rex) o Miss X (MC5).
“Lo que estaba pasando en el Reino Unido, en Estados Unidos y casi de manera global, eran de alguna forma las mismas problemáticas. Y la música era igual de relevante que esos otros temas”, aseguró Asif Kapadia, director de “1971: The Year That Music Changed Everything”, en una entrevista al diario chileno La Tercera. Aunque él nació aún un año después, no solo tiene clara la importancia de 1971 para el futuro de la música mundial, sino los paralelos con nuestra actualidad. “Nosotros no sentimos que estábamos haciendo una película de época, no lo pensamos como un retrato del pasado, sino de hacerlo relevante para los jóvenes de hoy”, agregó.
Eso, sin embargo, ocurría porque los músicos no eran solo eso, sino florecían también como iconos culturales, creando canciones influyentes a ambos lados del Atlántico y mucho más allá. ¿De cuántos artistas podemos decir lo mismo hoy en día?
16 discos fundamentales de 1971 (En ningún orden específico)
Pieces of a Man (Gil Scott-Heron)
Who’s next (The Who)
Master of Reality (Black Sabbath)
Concierto por Bangladesh (George Harrison y otros artistas)
Led Zeppelin IV (Zoso) (Led Zeppelin)
Hunky Dory (David Bowie)
Blue (Joni Mitchell)
Tapestry (Carole King)
L.A. Woman (The Doors)
Fragile (Yes)
Where I’m Coming From (Stevie Wonder)
There’s a Riot Goin’ On (Sly & The Family Stone)
Electric Warrior (T. Rex)
Sticky Fingers (The Rolling Stones)
200 Motels (Frank Zappa)
Pearl (Janis Joplin)
BONUS:
Aqualung (Jethro Tull)
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