Evelyn Wang (Michelle Yeoh) lidera una familia de inmigrantes chinos que administra una casi ruinosa lavandería en Simi Valley, California. En dicha tarea la acompaña su esposo, Waymond (Ke Huy Quan) y, a regañadientes, su hija Joy (Stephanie Hsu). El día en que se aprestan a celebrar el Año Nuevo Chino y a rendir cuentas ante la oficina recaudadora de impuestos, sin embargo, hay dos visitantes en casa. La primera es Becky (Tallie Medel), la también joven enamorada de Joy. Y el segundo es Gong Gong (James Hong), el anciano padre de Evelyn que luce algo adormecido tras el largo viaje entre China y los Estados Unidos.
Hasta aquí hemos descrito al núcleo familiar que protagoniza “Todo en todas partes al mismo tiempo”, una tragicomedia que, levantando las banderas de la ciencia ficción, ha causado igual conmoción entre espectadores, críticos y jurados en diversos certámenes (logrando diversos premios y nada menos que once nominaciones para los Oscar).
MIRA: Encuentra aquí hasta 30% de dscto. en lo mejor del entretenimiento.
Dirigida por Daniel Kwan y Daniel Scheinert, “Everything Everywhere All at Once”, como es su nombre original, puede segmentarse en tres momentos notoriamente definidos que, sin embargo, comparten una serie de elementos coincidentes, algunos de los cuales destacan por su solvencia técnica e interpretativa.
El primer período, al cual podemos categorizar como un drama, nos presenta a una familia en crisis. Evelyn parece abrumada por llevar la casa y el negocio a la vez sin el resultado deseado. A su lado, Waymond aporta la cuota de mesura en el hogar, reaccionando a los arrebatos de su mujer con frases como “Tranquila, tu padre estará orgulloso de ti”. Aunque, en honor a la verdad, nuestra protagonista presta muy poca atención a lo que le dice su cónyuge. Tal vez por eso este cree que, haciéndola firmar el divorcio, logrará que su ser amado encuentre algo de paz interior.
Una acción de esta primera fase nos lleva casi de casualidad a la segunda. Los esposos y el abuelo Gong Gong se dirigen a declarar los impuestos. En el ascensor del edificio estatal, Waymond se ‘transforma’, le coloca unos raros audífonos luminosos a Evelyn e inmediatamente después le dice “que no es su esposo”, sino una versión distinta que habita un universo paralelo y ahora tiene la misión de informarle sobre su gran misión: enfrentar a la temible Jobu Tupaki. Por supuesto que --conforme el elevador subía- todo esto le suena absurdo a nuestra protagonista, una mujer anclada con todos sus sentidos a eso que podríamos llamar realismo.
La segunda parte de “Todo en todas partes al mismo tiempo” es probablemente la más ambiciosa desde lo técnico. Y aunque la idea del multiverso ya ha sido tratada en otras propuestas cinematográficas (la más comercial y ligera, muy probablemente sea la de ‘Los vengadores’ de Marvel), aquí se nos presenta segundo a segundo, como en un torbellino que exige toda nuestra atención.
Mientras escucha cómo la malhumorada agente de hacienda Deirdre Beaubeirdre (Jamie Lee Curtis) va desnudando su desordenada contabilidad, Evelyn poco a poco va tomando consciencia de aquello que podría ser el multiverso, es decir, una especie de gran árbol de situaciones que va creciendo y creciendo como reacción a cada decisión que tomamos en la vida. Así pues, nuestra protagonista es una inmigrante dueña de una lavandería, con un esposo al que no escucha y una hija a la que no acepta por su orientación sexual. Pero, saltando de universo en universo, Evelyn también es una luchadora de karate, una actriz famosa, una piñata de cumpleaños, o la novia de la intransigente americana que tiene en frente revisando sus facturas.
El material que veremos en los próximos minutos –desde que nuestra protagonista golpea a la agente de hacienda—nos remitirá, evidentemente, a varias de las películas que marcaron las últimas décadas de la industria. Ver que, desde una base de origen desconocido, técnicos insertan conocimientos en tu cabeza (a través de los audífonos) es muy Matrix. Lo mismo con ver a Evelyn parar balas en el aire y devolverlas a sus captores, o tal vez apreciarla doblando casi todo su cuerpo hacia atrás sin caerse (algo 100% Neo/Keanu Reeves).
Pero si en la saga dirigida por las hermanas Wachowski el recurso mencionado era algo más formal, en “Todo en todas partes al mismo tiempo” se apela al ridículo (¡Y funciona!). Así pues, cuando Evelyn recibe las balas, las devuelve en forma de ojos de ositos de peluche. En realidad, así como hay mucha buena maniobra, saltos, balas y sangre, la película de los Daniels (como se le llama al dúo conformado por Kwan y Scheinert) no olvida que es ante todo una comedia. Por ello el abuelo Gong Gong –que parecía al borde de la muerte al inicio del filme—se calza una armadura tan rudimentaria como ridícula para enfrentar a su propia hija en otro universo desconocido.
El ridículo sigue siendo un recurso cuando otro personaje secundario de “Todo en todas partes...” hace las veces de Linguini (sí, aquel protagonista de la épica comedia animada Ratatouille) y se derrumba en el desasosiego porque no puede cocinar sin la ayuda de un mapache que, moviendo sus cabellos, le decía cómo hacer su trabajo.
Pero sería un error comentar esta película dejando de lado a los actores que acompañan a Evelyn en medio de las alusiones al ‘alphaverso’, el ‘saltaverso’ y demás. Deirdre es una antagonista ideal. Insoportable y renegona al comienzo, poderosa y maligna al final, este personaje parece a ratos un monstruo de carne y hueso para el que no podemos imaginar una mejor intérprete que Jamie Lee Curtis. En la misma senda está claramente Joy Wang. La joven Stephanie Hsu es tan convincente interpretando a una adolescente incomprendida por su orientación sexual como cuando le toca ser aquel maligno villano al cual su propia madre debe derrotar. Finalmente, Ke Huy Quan es capaz de moldear un personaje (Waymond Wang) de forma única. Lo demuestra en la frenética escena inicial del ascensor, pero lo confirma también cuando el guion lo lleva a ser el hombre temeroso de entregarle una solicitud de divorcio a su esposa. No cabe duda, entonces, que cada una de estas tres actuaciones tienen bien merecida su respectiva nominación.
Responder si esta película de los Daniels es perfecta nos lleva a la última etapa de la historia. Superados los enfrentamientos por cada uno de los rincones del edificio gubernamental, la sangre chorreando a borbotones y las muecas de sorpresa, “Todo en todas partes al mismo tiempo” vuelve a la lavandería. Aquí algunos podemos sentir algún tipo de desencanto. Y es que, si estamos ante una propuesta disruptiva cuyo principal argumento es la extravagancia visual y la posibilidad de imaginar lo que nos dé la gana, no se entiende mucho porqué esta película recurre a un desenlace más bien plano. Siguiendo con esta enumeración de puntos débiles, tal vez la cinta de Kwan y Scheinert se alarga un poco más de lo debido entre enfrentamientos, persecuciones, saltos temporales y movimientos de cámaras (de rápidos a lentos o viceversa). Como todo recurso, aunque al comienzo nos inquiete sobremanera porque nos remite a clásicos contemporáneos como el ya mencionado “Matrix”, en algún momento parece desgastarse.
Sobre “Todo en todas partes al mismo tiempo” se ha dicho mucho. Algunos han considerado inclusive que es casi la “salvación” del cine convencional ante la crisis post-pandémica y la masiva oferta del streaming. Sin embargo, más allá de que tiene sus once nominaciones justificadas (como creemos haberlo sugerido en este comentario), es el largo plazo el que dirá el verdadero aporte de lo que Daniel Kwan y Daniel Scheinert han conseguido.
TODO EN TODAS PARTES AL MISMO TIEMPO/PRIME VIDEO
Directores: Daniel Kwan y Daniel Scheinert
Elenco: Michelle Yeoh, Stephanie Hsu, Ke Huy Quan, James Hong, Jamie Lee Curtis
Sinopsis: Evelyn Wang, una inmigrante china, se ve envuelta en una loca aventura en la que ella sola puede salvar el mundo explorando otros universos y conectándose con las vidas que podría haber llevado. Desafortunadamente, esto la lleva a una aventura aún más desafiante cuando se encuentra perdida en los mundos infinitos del multiverso.
TE PUEDE INTERESAR
- “A quien solía conocer”: una comedia romántica que rompe el molde y sacude tu idea del amor | RESEÑA
- “Casando a mi ex”: una floja comedia romántica que podría contarse en un tuit | RESEÑA
- “Gunther, el perro millonario”: un pastor alemán que expone lo más extravagante de los humanos | RESEÑA
- “Una cita casi perfecta”: Kaley Cuoco avasalla a Pete Davidson en una confusa comedia romántica | RESEÑA
- “La plataforma” en Prime Video: una serie de ciencia ficción tan ambiciosa como confusa | RESEÑA
Contenido Sugerido
Contenido GEC