Debajo del título pegado en la pared “Los inicios del terrorismo”, una mujer bate miel y colorante rojo en un envase. Es sangre ficticia, utilería de la película del director español Diego de León, quien abrió las puertas de su set de filmación a Saltar Intro de El Comercio durante las últimas semanas. Puertas rotas, túneles subterráneos y paredes de ladrillos se asemejan a la residencia del embajador de Japón en 1997. La Escuela Militar de Chorrillos, donde los técnicos de producción dictan las horas de ‘acción’ de las cámaras, es el escenario principal de “Chavín de Huántar: El rescate del siglo”.
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Se alza como “una de las producciones más ambiciosas del cine peruano reciente”, afirma su equipo. A guiones basados en el pasado real y sensible, en la mayoría de estrenos, el peruano premia o condena. Sin embargo, la producción está dispuesta a correr el riesgo para contar la operación militar que puso fin al atentado terrorista de 126 horas, el secuestro a un grupo de rehenes en la casa del embajador japonés. Con el apoyo del Ejército del Perú y horas de entrenamiento militar para los actores, Diego de León quiere hacer realidad el guion que le tomó semanas de investigación en la Biblioteca Nacional del Perú.
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El atentado del siglo
En nuestra visita al set, el cineasta español, radicado en Perú desde hace 11 años, terminaba de rodar una escena. Una mujer con sangre ficticia en los brazos corre hacia una habitación. Tiene una especie de fusil AKM en las manos —porque se utilizan armas reales en la película— y entra desesperada a disparar. Muchas de las escenas se nutrieron de los testimonios de los comandos, bomberos y enfermeros que participaron en el operativo, y algunos incluso tienen cameos en la película.
”Estamos tranquilos, no tengo ningún problema con la crítica que pueda haber de la película”, expresa Diego de León, quien también es conocido en Perú por la miniserie peruana “Los Otros Libertadores”. “Pero sí queremos decir que no estamos tratando de meter ningún mensaje moral o ético. Es una película de acción hecha con muchísimo esfuerzo y cariño, y esperamos que el público en general la disfrute como cualquier película de un jueves por la noche”.
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Entrenamiento militar
El punto de vista de las acciones recae en Rodrigo Sánchez Patiño, quien cambia el vestuario naval de “Papá en apuros” por el traje del aguerrido comandante Juan Valer en esta película. “Entregó su vida por la patria”, dice el actor sobre su personaje, quien lideró la Operación Chavín de Huántar en el pasado. “El hijo de Valer también tiene un personaje aquí, y el director lo puso muy cerca de mí. Como actor, me sirve tener información de primera mano; esa conexión con el hijo verdadero de nuestro héroe fue una sensación muy bacán. (...) Nosotros nunca consideramos imitar a las personas reales, sino contar los hechos como pasaron, respetándolos”.
Por su parte, la actriz peruana Connie Chaparro encarna a Marina, la esposa de Juan Valer. “Tengo un papel muy bonito, que representa a la familia. He conocido a la verdadera Marina, así que con más sentimiento la voy a representar en la película”, dice la actriz peruana y locutora radial, quien además se sintió afligida tras una conversación íntima con la viuda en la que se basa su rol. Sergio Galliani, su esposo en la vida real y uno de los actores de la película, bromeaba: “Llegó a la casa llorando”. “Después de hablar con ella”, continúa Chaparro, “he llegado a querer vivir más la vida. La vida la tenemos comprada”, le replica a su esposo.
Más enfocado en las tablas que en el cine, Galliani se reta al interpretar a una autoridad de la operación, el coronel José Williams, quien no estuvo en la batalla en 1997 y hoy es militar retirado y congresista de la República. “No he tenido escenas de acción en este caso, pero lo he visto en videos. Además, tengo un acercamiento a su vida militar porque fui militar tres años y conocí a Valer. Él fue mi capitán un año. Entonces, este trabajo, para mí… es muy emotivo”, asegura el actor.
Además, André Silva, quien interpreta al teniente Raúl Jiménez, vuelve al cine como un personaje clave en la operación militar de los años 90. “Nosotros, como actores, hemos llevado como casi un mes de preparación militar. Entonces, nos estamos acercando mucho, mucho, la verdad, y estamos rodeados constantemente de expertos”, dijo el actor. No hay dobles en esta película, lo que haría que las incursiones militares, se sientan genuinas. “Es una de las películas de acción más ambiciosas que se han grabado aquí en el Perú”, añade Silva.
El rol de Miguel Iza
En diciembre de 1996, Miguel Iza tenía una cita médica a una cuadra de la residencia del embajador de Japón en Lima. En una entrevista con este diario, se recuerda a sí mismo más joven, caminando al consultorio de su psicólogo, cuando escucha una detonación de repente. El atentado ya era noticia, y su terapia se cambió de local.
Miguel iza y la oscuridad de su personaje
“Este lugar (el museo Chavín de Huántar), que es la réplica de la residencia del embajador japonés, donde la sensación es muy fuerte, realmente te echa a andar la cabeza”, comenta el actor que da vida a un oscuro personaje, una figura de ficción construida a partir del verdadero Néstor Cerpa Cartolini, cabecilla del grupo terrorista autodenominado Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA).
Iza, reconocido actor peruano, estuvo en el ‘bando político’ de la historia de corrupción y terror del Perú en los años 90, cuando fue Vladimiro Montesinos en la película “Caiga quien caiga” de 2018. “Como en cualquier antagonista, siempre hay una razón de fondo”, explica el actor sobre su personaje en Chavín de Huántar. Con el cabello agitado y vestido de negro, encarna a un hombre trastornado por sus pensamientos.
”Hemos recreado su necesidad de trascender. Cualquier movimiento terrorista tiene un lado romántico, que tiene que ver con ideales y con cosas que, seguramente, en el camino se pierden. Estamos hablando de alguien que, en el transcurso de los años, ha perdido un poco la visión real y la dimensión de las cosas. Uno ya no sabe muy bien en qué está. Este fue uno de los últimos actos terroristas de ese grupo. Con eso, un poco que se acabó la guerra. Eso, quizás, marcó el final. Entonces, vemos su proceso, donde ya no sabe muy bien dónde está parado”, agrega Iza.
Una película de heroísmo
Tan arriesgado y con buenas intenciones, el proyecto cinematográfico de la nueva productora Ningún Creativo, de Luis Guillermo Camacho, planea un viaje por la cartelera peruana en 2025. “Esta es una historia de heroísmo”, afirma a este diario el productor colombiano, con trayectoria en la televisión de su país y como gerente de contenidos de Latina.
“Retratamos a los únicos héroes que han ganado una gran batalla, los únicos en América Latina. Lo digo con mucho respeto por los demás: los héroes del pasado perdieron sus batallas, pero los modernos se sacrificaron y recuperaron un país, y eso los hace héroes del siglo actual”.
Armas militares históricas serán parte de esta película, entre otros detalles, pues hacen parte de la historia de creación de la División de Fuerzas Especiales (DIFE), quienes combatieron en secreto el atentado. A diferencia del documental de National Geographic sobre el operativo Chavín de Huántar, De León opta por no incluir intervenciones del presidente de la República de ese entonces, Alberto Fujimori, pues las pulsaciones se sentirán a través del equipo militar ficticio. Sin duda, el humo artificial y el polvo del set arrastran mucha intriga, próxima a ser resuelta de aquí a un año.