No es preciso un gran esfuerzo para, en caso seas fanático, admirador o simple seguidor de Adam Sandler, recuerdes que al actor neoyorquino de 56 años no le basta con actuar. Además, es productor, y lo es principalmente en su propia productora: Happy Madison, fundada en 1999.
A Happy Madison le debemos, qué duda cabe, algunos de los experimentos más estrambóticos del cine en la era pre- streaming. Películas mayoritariamente con un guion frágil, pero que, apoyándose en un elenco variopinto, y el humor y la emoción como sus armas principales, supieron quedar en la memoria de millones en distintas latitudes.
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En esa línea podemos recordar cintas como “50 primeras citas (Como si fuera la primera vez)”, “Golpe bajo”, “Click”, “La herencia del señor Deeds” o “Locos de ira”. Palabras más, palabras menos, las historias amparadas bajo el manto de Adam Sandler han sido el germen habitual de encendidas defensas o furiosas diatribas.
Aunque hay un elemento común en las películas arriba mencionadas que vamos a comentar a continuación. No nos referimos a la predilección de Sandler por contratar amigos para ponerlos a hacer el ridículo en pantalla. Tampoco a –tal vez más reciente, claro—esa predilección por hacer actuar a su familia en el papel que sea (primero su esposa y ahora también a una de sus hijas).
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Hay en muchas de las películas más mencionadas (no decimos elogiadas o vilipendiadas, sino mencionadas) del ‘Universo Sandler’ siempre una mega estrella dentro del elenco. El querido ‘Sandman’ parece ser consciente de que con él y sus amigos/empleados no basta. Tal vez por eso de “Locos de ira” recordamos no solo al ejecutivo irritable que es enviado a terapia de control de comportamiento por un juez, Dave Buznik, sino fundamentalmente a su terapeuta, el doctor Buddy Rydell. Ese médico capaz de tirarse un gas bajo las sábanas (donde duerme junto a su paciente) era nada más y nada menos que el premiado Jack Nicholson.
Vaya uno a saber por qué motivos Nicholson aceptó trabajar con Sandler. Pero si algo tenemos claro aquí es que, Jack no fue el primero y tampoco el último gran personaje Hollywood en compartir roles con ‘Sandman’. Mayormente con Happy Madison detrás, pero no siempre. Basta con recordar a Drew Barrymore como Lucy Whitmore en “Como si fuera la primera vez”. Christopher Walken fue el raro inventor en “Click”. Robert Duvall era el presidente del club para el que cazaba talentos Sandler en “Hustle”. Burt Reynolds fue el entrenador Nate en ‘Golpe bajo’. Y Jennifer Aniston fue Audrey Spitz en “Misterio a bordo” 1 y 2. La lista es aún más larga.
A esa galería de actores de renombre que han dado el salto al ‘Universo Sandler’ hoy se suma Pierce Brosnan. El actor irlandés, famoso internacionalmente por haber sido el quinto James Bond en la saga sobre el Agente 007 es la nueva figurita de este álbum que certifica que, aunque no resulte popular, vaya que es tentador ampararse en el manto de Adam Sandler.
Más allá de que en “Unos suegros de armas tomar” –la más reciente apuesta de Netflix—Sandler no actúa (solo produce), su aura está presente en casi toda la película. Eso lo comentaremos a continuación.
Dirigida por Tyler Spindel, estamos ante una comedia que cuenta la historia de Owen Browning (Adam Devine), el gerente de un banco que viene ultimando detalles de lo que será su boda con Parker McDermott, una profesora de yoga interpretada por la actriz Nina Dobrev. Tal vez lo más importante en esa ‘preparación’ es caerle bien a Billy (Pierce Brosnan) y Lily (Ellen Barkin), los padres de su futura esposa, a los que hasta ahora desconoce, pero a los que imagina como una pareja de esposos que durante años se alejó de la civilización para vivir con tribus en el medio de la selva.
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No necesitamos mucho tiempo para ver el perfil que la historia le ha asignado a Owen, nuestro protagonista. Un hombre de hogar, que a través de gestos delicados parece dispuesto a dejarle en claro a todos que es un hombre de paz. La búsqueda de esa paz se combina con su incansable trabajo diario (no ha pedido vacaciones desde que ingresó al banco), su fanatismo por las figuras de acción (juguetes), su sensibilidad para cantar a viva voz canciones de Blink 182, o su facilidad para gritar de forma chillona cada vez que se mete en apuros.
Todas estas características bien podrían considerarse lo opuesto al perfil de Billy, el futuro suegro de Owen. Aquí es momento de hablar de Pierce Brosnan. Con 70 años a cuestas, el mundialmente conocido quinto ‘James Bond’ no parece exigirse mucho para delinear a un viejo cascarrabias y de maneras antiguas que se resiste a entregar la ‘mano’ de su hija. Tal vez por eso siempre parece estar evaluando a su anfitrión. Sí, porque la película empieza propiamente cuando los padres de Parker llegan a casa de la joven pareja para asistir a su boda. Hasta que, claro, un hecho extraordinario lo altera todo.
Afirmar que la película está tocada bajo el manto de Adam Sandler no es una exageración. A lo largo de la hora y media que dura “Unos suegros de armas tomar”, seremos testigos de un desfile de personajes caricaturizados que, combinados a situaciones desopilantes, parecen producir en nuestra cabeza la idea de que estamos frente a cualquiera de las películas de Happy Madison en la era pre-streaming. Así pues, Owen gritando desconsoladamente mientras sufre una caída libre junto a su suegro Billy, es muy ‘Adam Sandler’. El operario más anciano del banco siendo encerrado en la bóveda por sus compañeros, también lo es. Finalmente, una cena familiar en un restaurante que termina con el papá de Owen incendiado frente a todos, vaya que también lo es.
Pero antes de continuar con las odiosas comparaciones, toca volver brevemente al guion. En algún momento durante su travesía rumbo a ‘cautivar’ a sus suegros, Owen se ve en la encrucijada de delatarlos o no: ¿Son ellos los que asaltaron mi banco? Aquí la cinta de Tyler Spindel devela todas sus armas con una soltura escalofriante: nuestro protagonista no está dispuesto a manchar su honor ni siquiera por los padres de su futura esposa. Pero aquí surge una pregunta natural: ¿Por qué Billy y Ellen arriesgan su vida robando un banco? Aquí se retoma el desfile de personajes y situaciones rocambolescas. Desde mafiosas de mueca fácil como Rehan (Poorna Jagannathan) hasta detectives sentimentales como el agente Oldham (Michael Rooker), pasando por el joven Babayan (Reyn Doi), un ¿superdotado del baile? que hace números frente a secuestrados.
Si uno se detiene en buscarle aspectos positivos a “Unos suegros de armas tomar”, lo más probable es que termine cayendo en la tentación de revisar tus redes sociales en el celular. Y es que, a diferencia del cine –donde te obligan a hacer silencio y apagar tus celulares mientras dura la cinta--, la magia del streaming radica en que si lo que tienes al frente no te gusta, nadie te impide mirar al costado.
Nada de esto, sin embargo, debe obviar una realidad irrefutable: Pierce Brosnan es de lejos lo mejor en una cinta que fracasa en su cometido casi de principio a fin. El actor irlandés es correcto aún en las situaciones más ilógicas que le impone el guion. Por supuesto que no le vamos a pedir la agilidad que mostró en las cuatro películas del 007 que protagonizó dos décadas atrás. Evaluarlo desde la acción sería inútil. Son sus momentos humorísticos, cuando debe ser un viejo cascarrabias resistiéndose a lo meloso que resulta quien podría ser su yerno (Adam Devine, ciertamente, ha concretado un papel totalmente olvidable), lo más genuino en una propuesta donde hasta el título --traducido al castellano, claro-- es exagerado.
UNOS SUEGROS DE ARMAS TOMAR/ NETFLIX
Director: Tyler Spindel
Actores: Adam Devine, Pierce Brosnan, Blake Anderson
Sinopsis: El banco en el que Owen trabaja como gerente es escenario de un robo días antes de su boda. Y todas las pruebas apuntan a las personas menos pensadas: ¡sus futuros suegros!
Calificación: 2 estrellas
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