Lanthimos sorprendió a la élite del cine con la historia de libertad de Bella, una mujer en busca de probar todos los placeres en “Poor Things”. Una criatura distinta nace con “Tipos de gentileza” (o “Kind of Kindness”), la antología más depravada de la carrera del cineasta. Canibalismo, asesinatos, suicidios, maltrato animal, psicosis, sexo explícito, agresiones, fe, cultos, relaciones tóxicas y raros momentos de humor para quienes disfrutan de lo bizarro. La película juega con todo ello y más para esconder el problema de la benevolencia de las personas, entre otras interpretaciones.
Tres historias independientes, pero conectadas por la temática: un hombre que trata de asumir el control de su propia vida, un policía cuya esposa parece una persona distinta y una mujer que busca a alguien que tiene una habilidad especial.
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Buena voluntad retorcida
La primera historia inicia al ritmo de “Sweet Dreams (Are Made of This)” de Eurythmics. Jesse Plemons interpreta a Robert, un hombre bajo el yugo de un personaje manipulador, interpretado por Willem Dafoe. Este le ha comprado ropa, una casa, un carro e incluso eligió con qué mujer se casaría. En su lugar, el viejo lo le exige favores sexuales y su lealtad, entre otras cosas. El joven resistió todo ello solo para recibir un poco de amor. Es un relato que se trata de la benevolencia de las personas, esa buena voluntad del ser humano vulnerable que, a cambio de todo, solo espera consideración y cariño, como pensó Robert que ocurriría cuando no quiso cumplir una orden de su patrocinador y, en vez de ser perdonado, es castigado con la indiferencia. La relación entre los personajes es un espeluznante espejo de la dependencia emocional, que deja al espectador con malestar estomacal después de experimentar el giro del final.
Antes de hablar del segundo relato, vamos con la tercera historia. Quizá la más depravada, se centra en Emily (Emma Stone) y Andrew (Plemons), miembros de un culto que busca purificar sus almas a través de rituales extremos. Lanthimos utiliza este entorno para criticar la hipocresía de las buenas intenciones que esconden motivaciones perversas. Emily, atrapada entre la búsqueda de la perfección espiritual y la opulencia material con carros de lujo y una mansión frente al mar, necesita de una familia, pero no una con hijos y un esposo, sino algo más parecido a una secta donde Aka (Hong Chau) lame el sudor de las personas para medir su nivel de intoxicación emocional, es decir, para saber si son puros o están contaminados de malevolencia. Este relato es un comentario incisivo, aunque también una sátira, sobre el poder de la adoración a las ideas que solo deforman la identidad personal.
Una película de múltiples interpretaciones
Lo interesante del cine de Lanthimos es que siembra diversos mensajes en sus películas. Por ejemplo, el tercer relato de “Tipos de gentileza” tiene a Hunter Schafer haciendo un personaje deseoso de ser considerado especial en el mundo. En esta tercera historia, no solo se habla de la buena voluntad de las personas, sino del deseo de ser aceptados y todo lo que alguien hace para conseguirlo. También está el baile de Stone. En la escena más icónica de la película, ella se encuentra en un momento de liberación en un baile catártico, un instante en el que se permite ser verdaderamente libre, aunque solo por un segundo. Aunque esté presa de las ideas de la serie, ella consigue su meta en esa escena y se siente bien, es un sentido de libertad muy propio del personaje.
En particular, el segundo relato puede variar del primero y el tercero. Plemons vuelve a ser protagonista. La esposa de Daniel está desaparecida y, para compensar su dolor, pide a sus amigos que lo acompañen a ver la película de la última orgía que hicieron. Es un momento en el que Lanthimos hace una sátira de los deseos de su personaje, que tiene el noble oficio de agente de un agente de seguridad nacional, aunque esté loco. Después, Daniel recibe a su esposa (Emma Stone) en su casa tras un largo periodo de estar desaparecida. El problema es que, según él, ella no es su esposa, sino una impostora. Mucha sangre y otra cantidad de minutos de horror y depravación después, la película juega con la tristeza y la frustración de la pareja hasta que la historia se resuelve de una manera tan rara que se presta para múltiples interpretaciones.
Cuestionando a Yorgos Lanthimos
“Tipos de Gentileza” no es una película fácil de ver, así como tampoco lo fue “El sacrificio de un ciervo sagrado” o “La langosta”. Lanthimos siempre nos obliga a confrontar lo peor de la naturaleza humana, despojando cualquier rastro de racionalidad para mostrar un mundo en el que la buena voluntad es una fachada, un recurso que se utiliza para manipular y destruir, pero que los humanos tienen tatuado y por eso son vulnerables. Su cine parece pesimista sobre la sociedad, no ofrece soluciones ni redenciones, solo un espejo oscuro en el que todos se ven reflejados de alguna manera con sus fallas y contradicciones.
En una esquina, está Emma Stone, quien ha dicho en diferentes entrevistas lo poco que le importa ser etiquetada por actuar para Lanthimos, porque lo más importante para ella es el trasfondo de las historias que acepta en su carrera. Los relatos de Lanthimos exponen los genitales de los hombres y mujeres todo el tiempo, si bien con respeto y cuidado durante la filmación, pero el público ve una y otra vez el cuerpo de los mismos actores en pantalla gigante, y probablemente venga una próxima cinta del director donde se vuelva a exponer esa imagen de Emma Stone. Es porque él tiene la obsesión de hacer una terapia sexual en el cine.
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Veredicto final: Lanthimos en su máxima expresión
“Tipos de Gentileza” es una obra que desafía, incomoda y provoca en casi tres horas de cinta. Sobre las actuaciones de Plemons, Stone, Dafoe, Chau y Sarah Margaret Qualley, hicieron un trabajo perfecto con sus personajes, que son muchos y se dividen en diferentes historias. Es como si actuaran en tres películas diferentes, debió ser todo un reto. Sobre la acústica y la cinematografía, hay mucho que decir, pero el resumen incluye una banda sonora que sumerge al público en las historias, y una iluminación completa, donde poco queda escondido en la sombra. El director quiere a sus personajes bien definidos en todas sus acciones. Estamos ante la forma más pura del cine de Yorgos Lanthimos, quien habla de todo sin concesiones. Para aquellos dispuestos a adentrarse en su universo retorcido, la película ofrece una experiencia inolvidable, aunque perturbadora. Como siempre, el director deja más preguntas que respuestas e invita a la reflexión sobre la naturaleza de la bondad y la oscuridad que habita en los humanos.
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