“Indiana Jones y el dial del destino” es de esas películas que verás una vez y nada más | RESEÑA

La historia de Indiana Jones se acerca a su final, si es que la nueva película del héroe que llega este 29 de junio a la cartelera no fue ya su final definitivo. Porque si una sensación queda tras ver esta quinta entrega es que el ritmo que tenía nuestro arqueólogo favorito ya no es el mismo y volverlo a ver en esas luchas de acción desbordante a la que nos tenía acostumbrados es una posibilidad cada vez más lejana.

“Indiana Jones” es una de las franquicias más queridas en la historia de la pantalla grande. Protagonizada por Harrison Ford en su mejor momento y con la música de John Williams (que te lleva a planos celestiales), esta saga ha se ha quedado en el corazón de muchos de los amantes de la aventura. Pero han pasado 42 años del estreno de la primera entrega y ha llegado el momento de colgar la gorra y el látigo para una vida más tranquila. O al menos eso es lo que nos han querido dar a entender los autores, pero eso lo dejaremos para otra ocasión, donde realmente podamos hablar con spoilers de la “Indiana Jones y el dial del destino”. Por ahora, concentrémonos en lo que es la historia.

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¿Vale la pena ver “Indiana Jones y el dial del destino”?

Con un inicio un poco pesado (que tranquilamente pudo haberse hecho más rápido en base a contexto) y escenas de acción muy sosas (seguimos padeciendo los problemas del CGI), evocan a una narrativa que claramente no sigue el aspecto lineal de las anteriores entregas.

Indiana ya no es una persona ágil, que puede entrar y pelear contra cinco personas o escapar de una bola de piedra gigante mientras seres sobrenaturales aparecen a su alrededor. Se le ve viejo, acabado y sin esas ansias de volver a hacer lo que hacía antes como un cazador de reliquias. Esto te da un indicio de cómo va la cinta y lo que puedes esperar.

El villano es un tanto olvidable, como ocurre también con sus secuaces (que llegan a ser muy fastidiosos y no aportan absolutamente nada a la trama); sin embargo, Mads Mikkelsen siempre es alguien increíble de ver en una película, salvando un poco el terrible villano de esta entrega.

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Los rompecabezas eran muy predecibles así como las acciones que iban a pasar, pero lo más criticable, al menos para mí (que hasta me dio un poco de cólera), fue el giro de trama final. Cuando veías a Indiana en unos de sus sueños, te lo cortan de una forma tan abrupta que te quedas sorprendido y no de una buena manera: sino con la intertidumbre de pensar qué realmente hubiese pasado.

Menos mal le dieron un final que Indiana merecía, aunque no creo que el desarrollo haya sido el correcto para llegar a él.

Entre los puntos buenos a resaltar están cosas que Disney siempre hace bien: banda sonora, vestimenta y ambientación, pero todo lo demás resulta olvidable, como si fuese una película más y no LA película de “Indiana Jones” con la que Harrison Ford nos dijera adiós.

PD:

Me quedé y no vi escena post créditos aunque el final de la película te da a entender que la ‘antorcha’ de Indiana Jones ha sido pasada y está más vigente en un nuevo protagonista.

PD 2:

La nostalgia es un arma buena cuando es usada de manera correcta y eso lo hacen aquí, porque si eres fan de toda la saga, reconocerás a varios personajes que salen.

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