Con el avance de la transformación digital y la integración de la inteligencia artificial (IA) en diferentes sectores laborales para agilizar los procesos y servicios, el ámbito laboral se enfrenta a un cambio donde debe priorizar estrategias de formación continua de su equipo de trabajo.
En este contexto, dos tendencias de estrategias de desarrollo de habilidades se posicionan como ejes claves en la gestión de talento: el upskilling, que es la mejora de competencias actuales; y el reskilling, que es la adquisición de nuevas habilidades. Ambas permiten que los colaboradores se adapten a los nuevos desafíos del presente y futuro, en este artículo conozca por qué está tomando mayor relevancia en las compañías.
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Las compañías que implementan programas de upskilling y reskilling buscan, principalmente, fortalecer la adaptabilidad y competitividad de sus colaboradores. Según Sebastián Ausin, country manager de Buk en Perú, “el upskilling y reskilling fortalecen la gestión de talento al hacer que los equipos sean más adaptables y estén mejor preparados para responder a los cambios en el mercado. A medida que los roles evolucionan con las nuevas tendencias y tecnologías, estos programas permiten que los colaboradores desarrollen habilidades relevantes sin cambiar de organización, optimizando el rendimiento y la retención”.
De hecho, en 2024 Buk presentó el Estudio Tendencias de HR, donde indican que el desarrollo profesional se considera un elemento crucial para el bienestar y compromiso laboral. Este resalta que la “gestión de carrera”, centrada en metas personales y profesionales, se convierte en una prioridad para promover una sensación de logro entre los colaboradores, fomentando su permanencia y satisfacción en la empresa.
La influencia de la Inteligencia Artificial
La Inteligencia Artificial se ha convertido en una herramienta fundamental en el proceso de recolocación de talentos. Al respecto, Angélica Gago, subgerenta de capital humano de Pesquera Hayduk, comenta que “la IA aporta agilidad al momento de hacer el match entre las competencias de un profesional y el perfil deseado por la organización. Las herramientas de IA pueden identificar brechas en el perfil del colaborador y ofrecer un plan de desarrollo adaptado, aumentando la empleabilidad y facilitando su adaptación a nuevos roles”.
Demanda de nuevos roles
El auge de la automatización también demanda nuevas habilidades como competencias digitales, analítica de datos y conocimientos en tecnologías emergentes, como machine learning, son cada vez más valoradas. “Pero también se requiere el fortalecimiento de habilidades interpersonales, como el pensamiento crítico y la creatividad”, advierte Ausin. Estas competencias son esenciales, ya que la tecnología por sí sola no puede replicar las capacidades humanas que permiten una toma de decisiones ágil y estratégica, un aspecto relevante en la automatización.
En línea con el rol humano, los especialistas recomiendan que los líderes son los que deben motivar y acompañar a sus equipos, no solo facilitando el acceso a programas de formación, sino promoviendo un ambiente donde el aprendizaje y la innovación se valoren.
En el caso de Hayduk, Gago comenta que “el rol del líder es clave en los procesos de aprendizaje y adaptación, ya que son quienes facilitan los espacios de desarrollo, promueven la participación y brindan feedback continuo, generando así un entorno de confianza y crecimiento”.
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Evaluación del proceso
Para evaluar el retorno de inversión (ROI) en estos programas, las empresas deben analizar aspectos cuantitativos y cualitativos. A nivel de costos, es posible observar una disminución en los gastos asociados con la contratación externa, mientras que, a nivel de productividad, se evidencia un impacto positivo en la eficiencia de los equipos.
“El ROI también se refleja en una mayor retención de talento, ya que los colaboradores tienden a permanecer en empresas que invierten en su desarrollo”, señala Sebastián Ausin. Además, los análisis de clima laboral y encuestas de satisfacción revelan cómo estos programas impactan en la motivación y compromiso de los colaboradores.
Las empresas peruanas ya evidencian los beneficios tangibles del upskilling y reskilling, no solo en términos de rendimiento y eficiencia, sino también en el fortalecimiento de su cultura organizacional, preparándose así para retos futuros.