Desde que irrumpió en Survivor Series de 1990, Mark Calaway (Houston, 1965) ha dedicado más de la mitad de su vida a ser un hombre muerto. The Undertaker, que literalmente significa “El Enterrador”, ha pasado tres décadas de destrucción erigiéndose como piedra angular de la lucha libre y de lo que hoy conocemos como WWE. Un ‘Fenómeno’ imposible de detener.
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Para hablar de lo que significa The Undertaker para la lucha libre no hay que pensar solo en las frías cifras. Siendo la lucha una puesta en escena, es la emotividad lo que consigue que un coloso de 2,08 metros sea idolatrado por millones de fanáticos alrededor del mundo. Estos on los motivos que hacen que The Undertaker signifique algo más que un hombre muerto al momento de su emotivo retiro en Survivor Series de 2020, treinta años después.
El gimmick
Un ‘gimmick’ es, según el diccionario Cambridge, “algo que no es serio o de real valor que es usado para atraer la atención de la gente o el interés temporalmente, específicamente para hacer que ellos compren algo”. En la lucha, PWTorch lo define como “la persona, generalmente creada artificialmente, se tiene para atraer el interés de los fanáticos”. En el caso de The Undertaker el valor que le ha dado a su personaje durante estos 30 años ha valido la pena: ha evolucionado del enterrador al hombre muerto; luego, al señor de la oscuridad y al ‘American Badass’ para luego volver a ser el hombre muerto. En su último combate, contra AJ Styles, no es casualidad que haya fusionado todos ellos para hacer a un poderoso motociclista con poderes sobrenaturales que lucha por su última hazaña. Ese era Mark Calaway.
La gente ama a este personaje no solo por lo oscuro que resulta su personaje, sino por la manera en que este ha ido evolucionando a lo largo de los años. Incluso hacia el final de su carrera, despojado de esa aura de invulnerabilidad que le daba lo sobrenatural, enfundado en el ring únicamente con sus guantes, el enterrador fue siempre lo suficientemente relevante para el negocio que es, al fin y al cabo, la lucha.
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La época
No es casualidad que los excesivos años 90 hayan sido la cuna de The Undertaker. En una época donde las historias que se contaban dentro y fuera del ring eran delirantes, la WWE decidió hacer ingresar a un tipo con aspecto cadavérico y hacerlo, paso a paso, el emblema de empresa. En una época en que tenía que compartir protagonismo con tipos como Stone Cold, The Rock o Bret Hart, es importante resaltar esto.
The Undertaker irrumpió en la WWE en 1990, en el arco final de lo que los fanáticos llaman la Era Dorada. Fue parte de la nueva generación de luchadores que recibió un impulso luego de una seria crisis de imagen marcada por una acusación contra Vince McMahon. La justicia lo acusaba de utilizar y distribuir esteroides entre los luchadores como parte de una conspiración para estimular la apariencia muscular de los talentos de la empresa.
Tras ser absuelto McMahon en 1993, la WWE se volvió más divertida para los entonces adolescentes: se potenciaron los gimmicks llamativos que atraían a una mayor masa de público y se potenciaron las historias desopilantes que recibieron un impulso aún mayor en la llamada Era Attitude. Entonces las fechorías de McMahon se volvieron parte de las historias como una suerte de maloso hombre de negocios que buscaba mantener en su redil a díscolos luchadores que se enfrentan al sistema. Luego pasó, transformado en el American Badass por la Ruthless Agression y como un personaje no tan oscuro por la Era PG, donde los productos de la WWE tuvieron que adaptarse a todos los públicos. En todos The Undertaker fue una figura dominante desde su sola presencia.
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El vestuario
La importancia de The Undertaker se vislumbra incluso fuera de los reflectores. Una de sus funciones poco conocidas fue la de juez máximo en la llamada “Corte de los luchadores”, una instancia en el camarín de la WWE donde los talentos de la empresa resolvían de manera extraoficialmente disputas internas. Las penas que imponía este jurado podían pasar por simples disculpas, pagar rondas de cerveza o incluso desterrar a un jugador de los vestuarios.
En esa corte, “El Enterrador” fue el juez más relevante, pero su influencia no solo llega ahí: es también un consejero directo de las más altas instancias de la WWE y no ha dudado en reclamar las actitudes de la dirección. Célebre es el episodio en el que el luchador reclamó a Vince McMahon la pantomima de la traición de Montreal, o cuando aconsejó como un padre a Triple H para que este iniciara su relación con Stephanie McMahon: “Taker le preguntó si Hunter estaba dispuesto a sacrificar todo y todos por Stephanie. Hunter le respondió sin dudarlo que sí. Por lo que Undertaker le dijo que su relación entonces no era asunto de nadie en el camerino y nadie era quién para juzgarlo”, contó el recordado narrador de WWE Hugo Savinovich.
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Las peleas
Cage Match, una base de datos en la que se cuenta cada una de las peleas de los luchadores en la historia, dice que The Undertaker tiene más de dos mil peleas, de las cuales ha ganado más del 74%. Sin embargo, las cifras no pueden mostrar por sí solas el significado de The Undertaker en la WWE. Mucho menos sus títulos, entre los que se cuentan el Campeonato Mundial WWE (4), el Campeonato Mundial Pesado de WWE (3), un título Hardcore y seis títulos en pareja. Sin embargo esto no es lo que determina la calidad de sus peleas. Ni siquiera el hecho de que Wrestling Observer (la biblia que califica cada pelea) apenas le haya dado el máximo de cinco estrellas en un solo combate. Lo de The Undertaker es algo más.
Desde su debut en Survivor Series,The Undertaker ha basado su personaje en momentos clave dentro del ring. Todos recuerdan la ocasión en que lanzó a Mick Foley desde la jaula infernal en el King of the Ring de 1998, o la ocasión en que “resucitó” luego de perder en un Buried Alive Match. O el día en que un chokeslam suyo acabó enviando al infierno a Edge. O cuando rompió el ring con Kurt Angle en él, usando solamente sus poderes sobrenaturales. O su aparición como el ‘American Badass’. O cada una de las peleas en Wrestlemania que fueron alimentando su racha. O el día que la perdió ante Brock Lesnar. Cada una de sus apariciones ha tenido la impronta de dejar, por un segundo, mudo a un coliseo antes de estallar en cánticos hacia él.
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La entrega
Todos los luchadores sufren lesiones. La lesión más vieja de The Undertaker es un problema de lesión de rodilla y tobillo producto de algunos partidos en su adolescencia en la Universidad de Texas Wesleyan, pero luego la lista se hace interminable. En 1994 acabó con una lesión de espalda después de un Casket Match en Royal Rumble. En 1995 Mabel le rompió el hueso orbital de uno de sus ojos y tuvo que una máscara protectora con la que parecía el Fantasma de la Ópera. En 1999 su combate con Big Show se saldó con un desgarro en el pectoral y una lesión en la ingle. En 2002 Brock Lesnar y Big Show casi arruinan su codo. La rivalidad con la “Bestia encarnada” le dejó también una mano rota con la que pudo combatir. Y siguen firmas.
En el año 2000 y 2007 los bíceps se le han lesionado en varias ocasiones. En 2009, después de enfrentarse a Shawn Michaels en WrestleMania 25, se sometió a una cirugía menor de cadera, la misma que terminaron de reemplazarle poco antes de su retiro. En 2010, durante el Elimination Chamber hacía su entrada y la pirotecnia encendió su traje, dejándole quemaduras. Ese mismo año, Rey Misterio le rompió varios huesos de la cara, la nariz y uno de la mejilla. Y un año después tuvo que someterse a cirugía por una lesión en el hombro. A todas esas hay que sumarle la conmoción cerebral que sufrió el día que perdió la racha y una lesión de cuello que le quedó de uno de sus últimos combates, contra Goldberg.
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Sin embargo, la entrega hacia su personaje no solo se mide en visitas al hospital, sino en cuánto hizo por mantener vivo su sueño: no solo evitó en la medida de lo posible salir de su gimmick en cada aparición pública -condenado a ser Mark Calaway únicamente en su casa y con los suyos- sino que entregó el prestigio de su racha a los caprichos de Vince con una confianza absoluta en que caer ante Lesnar era lo que debía hacerse. Es bajo esa filosofía que el último fin de semana en Survivor Series hemos visto cómo The Undertaker ha llegado a su último viaje.