¿Qué programa infantil veías cuando eras niño? Quizás cantaste y bailaste al ritmo de las canciones de Mirtha Patiño, Yola Polastri o el Show de Yuly, allá en los ochenta, o te divertiste con el mundo glúfico de las dalinas en “Nubeluz” y con las ocurrencias del travieso dragón en “Karina y Timoteo” a mediados de los noventa. Sea cual sea el caso, la figura de la animadora -una mujer de imagen natural, con carisma y llegada a los niños- sacando adelante un programa de similares características, estaba muy presente por aquella época y ella era, de alguna manera, quien acompañaba a los padres a entretener y educar a sus hijos.
Casi veinte años después de la emisión de “América Kids” (2007-2012)-el último programa dedicado a niños en televisión abierta- que, valga la precisión, distaba mucho del estilo y formato de sus predecesoras; y en medio de la reciente muerte de la ‘Chica de la tele’, toca preguntarnos qué ha pasado con este tipo de producciones dedicada a ese público tan preciado hace 40 o 30 años y por qué brillan por su ausencia en nuestra parrilla televisiva.
La respuesta pareciera evidente si tenemos en cuenta que los tiempos cambian, y con ellos, la audiencia y los formatos. Por tanto, la conclusión sería que en pleno 2024, producir un programa como los de antaño no funcionaría en un público de menores de 13 años tan familiarizados con los clics, las plataformas de streaming y el internet.
Consultada al respecto, Rochi Hernández, productora de Nubeluz, El Show de July, La Paquita Peruana y Star Kids, nos dice que esta es una interrogante que se la ha planteado en los últimos años a ciertas personas y sobre todo a los broadcaster. “A uno de ellos le pregunté ‘¿Por qué ya no tienes en tu parrilla diaria programas infantiles?’ y su respuesta fue que los niños ya no facturan. Y en parte esto es verdad, es un negocio y más que preguntarles a los broadcaster, yo le preguntaría a la Asociación de Radio y Televisión del Perú -con quien he intentado comunicarme muchas veces- para que me respondan porqué ya no existe la franja infantil diaria como en los ochenta y noventa, que prácticamente era un pacto entre los canales. Ninguno de ellos podía emitir entre las tres y las seis de la tarde, si no me equivoco, ningún programa que no fuera diseñado para niños, ya sea dibujos animados, programas culturales o programas infantiles como los que existieron entonces”.
Para Hernández, este es un punto preocupante ya que muchos niños, sobre todo del interior del país, no cuentan con Internet y su formato de entretenimiento continua siendo la televisión nacional.
“Quizás la gente pueda decir que la televisión ha cambiado, que está muriendo. Me atrevería a decir que la televisión puede que sí este muriendo en el primer mundo pero en un país como el nuestro, donde hay comunidades nativas sin internet, sin cable, sin celulares, estos niños y niñas lo que consumen es ese contenido que no está diseñado para ellos. Esto es grave porque estamos perdiendo una herramienta valiosísima porque nosotros como comunicadores no solo tenemos la misión de crear rating o de generar ingresos. Tenemos el compromiso y la misión de generar contenidos que sirvan para crear valores para los niños y en crearles herramientas de protección”.
¿Un formato caduco?
Para James Dettfleff, doctor en Ciencias de la Comunicación, especializado en Medios Audiovisuales y actual profesor de la PUCP, esta sensación de “extinción de programas infantiles peruanos” tiene varios ángulos que analizar.
“No te voy a decir que han desaparecido todos, pero efectivamente se ha reducido un montón, al menos si buscas programas del estilo de Yola o Nubeluz, pero programas infantiles en general han seguido existiendo en nuestra televisión, aunque claro en canales más chicos. Hasta hace tres años más o menos, incluso se podía ver algún programa para niños con la clásica animadora y actualmente TV Perú tiene un programa de estas características, sin embargo nadie los ve”.
En ese sentido, Dettfleff explica que la masividad que alcanzó el cable desde finales de los noventa comenzó este proceso de cambio ya que canales 100% dedicados a los niños como Disney Channel o Nickelodeon encontraron un gran nicho con el que la televisión peruana no pudo competir.
“La televisión peruana de señal abierta, necesita mucho que los programas funcionen a gran escala. Es una televisión que es temerosa, que si algo no es exitoso inmediatamente, no invierten”.
Volviendo a nuestra premisa inicial, más que decir que el programa infantil del estilo de hace 30 y 40 años es un formato caduco, Dettfleff sostiene que “más que un formato caduco, puedo decir los niños también han cambiado. Los niños de los setentas y ochentas no son los mismos del siglo 21. En pleno 2024, más que en la televisión ellos encuentran contenido en redes, en cable, entonces se van mudando constantemente de espacio. Y la televisión nacional abierta se encuentra con una fuerte competencia como lo fue el cable, primero, y en este siglo con la internet. A un niño le es más fácil poner Disney Channel o buscar su programa favorito en alguna plataforma que esperar a las 4 de la tarde a que emitan su programa favorito”.
“Lo que sucede también, hace más o menos 6 o 7 años, al menos en programas de cable, es que estos programas mezclan lo lúdico con los dibujos animados y de pronto tienes a un personaje del universo de este programa convertido en él o la animadora del programa (emulando al pasado). Y esto te modifica los costos de tal manera porque no necesitas de un estudio o un grupo de personas frente a cámaras y en ese sentido siempre la industria va a preferir lo que les sea lo más rentable posible”, agrega Dettfleff.
La figura de la animadora y los niños de hoy
Con el paso del tiempo, la figura de la animadora infantil ha ido desapareciendo de la televisión para darle paso a programas de cable y de internet con temáticas más variadas. Sin embargo, si nos detenemos a ver, mucho del contenido que consumen los niños de 1 a 6 años está relacionado a una figura materna o paterna que le enseñe algo nuevo. Esto puede verse claramente en programas de estilo musical como los que producen los populares “Pica Pica”, o en la variedad de videoclips con lo que el niño aprende divirtiéndose. Lo mismo ocurre en muchas de las fiestas para niños donde se contrata el servicio de una animadora infantil para que junto con su equipo de juego, entretenga y enseñe al ritmo de reconocidas canciones al cumpleañero y sus amigos.
En ese sentido, Lupe Jara, psicóloga clínica y magíster en investigación psicológica, opina que si bien los tiempos han cambiado, “los niños no han dejado de ser niños y siguen interesándose por las figuras que les cantan, que les cuentan cuentos, que les hacen aprender. Esa necesidad sigue existiendo, lo que sucede es que estas necesidades pueden estar cubiertas por programas de afuera que los canales prefieren comprar y no producir un propio porque no les es rentable”.
En esa misma línea, Ana Lorena Elguera Pajares, directora de la carrera de Psicología USIL, opina que el regreso a las pantallas locales de un programa del estilo de antaño como los de Yola Polastri o Nubeluz, sí funcionaría. “No sé si peco de esperanza pura pero yo creo que sí porque lo que hacían estos programas era educar. Tenemos un ejemplo con el boom que significó El Gran Chef Famosos, es un programa familiar en televisión nacional que lo ven grandes y chicos. Eso me hace creer que la gente está más preparada a regresar a aquellos momentos que representaba la televisión de antes”.
Sobre este punto, Jara opina igual que Elguera. “Me preguntabas por qué los niños podrían no interesarse en un programa infantil de este tipo y yo diría que sí les interesaría, pero para eso necesitas otros niños, otros adultos que sonrían y jueguen con ellos, que los ayuden a aprender las canciones, que les lean un momento del cuento; y no es que los programas van a reemplazar a los padres, pero quizás en este momento sí lo están haciendo un poco, porque los niños de ahora, desde muy pequeños usan las tabletas, los celulares y ‘tienen como mucha autonomía’ para ver programas sin supervisión y a veces en estos programas se cuelan contenidos que no son los más apropiados”.
¿Un programa infantil debe educar?
Entendido el tema hasta aquí, toca preguntar si un programa infantil debe ser educativo al mismo tiempo. “Yo no digo que un programa infantil no pueda educarte o darte valores pero digamos, el objetivo de un programa educativo es educarte. Un ejemplo clásico es “Plaza Sésamo” y uno actual “Pocoyó” o los de ciencias como Art Attack. Cuando hablamos de Yola, de Nubeluz, de Karina y Timoteo, estos programas claro que pueden educar pero su función no es principalmente esa sino la de ser lúdicos. Un programa infantil puede divertirte, puede formarte”.
Sobre este punto, Elguera considera importante incluir a profesionales dentro del staff de un programa infantil. Por ejemplo, los programas de títeres americanos trabajan con psicólogos o sin ir muy lejos, la película “Intensamente” se asesoró de este tipo de profesionales para poder abordar su temática. Lo mismo sucede en los colegios o en la educación superior, se trata de llegar al niño de manera lúdica, entretenida”
¿Traer de regreso los programas infantiles? ¿Cómo?
De tratarse de producir un programa infantil peruano para la televisión de señal abierta y teniendo en cuenta todos los puntos vistos hasta ahora, Rochi Hernández opina que “tendríamos que crear programas donde los niños interactúen directamente desde sus casas y también dentro del espacio televisivo. ¡Imagínate lo que se podría crear ahora con Inteligencia Artificial, podrían hacerse maravillas!, solo hace falta la oportunidad de tener ese espacio para crear contenidos educativos y con valores y entretenidos porque no quiere decir que tú vas a hacer algo educativo aburrido, para nada... Los niños pueden haber evolucionado pero siguen teniendo esas ganas de que los sorprendan, de cantar, bailar, los niños siguen siendo niños entonces sí se puede crear programas diseñados para ellos”.
En relación a ello, Dettfleff opina que al niño llegas con cosas lúdicas, divertidas y atractivas. En ese sentido, cree que TV Perú hizo una buena apuesta con el canal IP y su franja infantil. “Me parece que este tipo de programas pueden funcionar sobre todo en lugares donde la Internet no es tan rápida. Creo que la televisión debería ser más consciente que todavía hay espacios y que todavía hay una posibilidad de dar un un servicio, que no todo puede ser negocio”.