En la película “Londres bajo fuego” (“London Has Fallen”), estrenada en marzo 2016, se le escucha decir una frase al presidente de los Estados Unidos que demuestra el poder de influencia que tiene la plataforma YouTube en la actualidad. La cinta fue protagonizada por Gerard Butler (agente de seguridad), Aaron Eckhart (mandatario de EE.UU.) y Morgan Freeman (vicepresidente).
En una de las escenas en el nudo de la trama (minuto 50), el presidente Benjamin Asher (Eckhart) y el jefe del servicio secreto, Mike Banning (Butler), escapan de una emboscada terrorista a los principales mandatarios del mundo a través del subterráneo. El momento elegido para el ataque fue el funeral del Primer Ministro británico.
“Mike (Butler), no dejes que me atrapen. Si llega el momento y es inminente quiero que me mates. Es una orden. No voy a ser ejecutado para propaganda y que mi hijo y los americanos me vean en YouTube por el resto de sus vidas”, exigió Asher a Banning.
Lo que pretendían los terroristas, quienes habían tomado las calles de Londres para acabar con los líderes mundiales, era quitarle la vida lentamente al político estadounidense y mostrar el proceso en vivo. Ellos ya habían acabado fácilmente con la vida de cinco de estos políticos con infiltrados disfrazados de autoridades.
El presidente se expresó de esta manera hacia su jefe de seguridad personal porque era consciente de que la exposición en YouTube y redes sociales marca para siempre a la personas, sea para bien o para mal. Sabía que su hijo y sus familiares iban a sufrir incalculablemente al verlo morir prácticamente cada vez que se conecten a la red.
Es cierto que las principales redes sociales como YouTube y Facebook tiene normas de ética en sus las publicaciones: elimina los post que son reportados como indebidos. Sin embargo, existen usuarios especialistas en sacarle la vuelta a estas empresas y compartir videos censurados una y otra vez por distintos fines.
Los daños que una persona puede sufrir a consecuencia de la difusión de imágenes indeseables son desde mentales hasta físicos. Así lo demuestra el caso de Amanda Todd, una adolescente canadiense de 15 años que se quitó la vida en 2012 luego de que una imagen de ella desnuda circuló en internet sin su consentimiento por casi dos años.
El caso de Amanda Todd inspiró la película “Silencio roto” (“Sexting in Suburbia”), que denuncia el acoso cibernético y promueve la confianza con los padres para este tipo de situaciones.
Un tema en común tiene La película “Toc, toc” (2015), protagonizada por Keanu Reeves. Al personaje principal, Evan, le arruinan la vida dos agraciadas jóvenes que, con engaños, lo filmaron siéndole infiel a su esposa y publicaron el video en su cuenta personal de Facebook. El personaje, quien dejó entrar a las mujeres a su casa solo para rescatarlas de una intensa lluvia, tenía hijos y un futuro prometedor en su profesión, arquitectura.
La amenaza del grupo terrorista, dirigida por el personaje de origen iraní “Babak Najafi”, refleja las decenas de brutales ejecuciones a manos de grupos armados como el Estado Islámico que son expuestas en video a nivel mundial. El tema recuerda la muerte de nueve personas acusadas por el EI de colaborar con el Ejército de Egipto en enero de 2016 (Norte del Sinaí.): fueron 22 minutos de ejecuciones en un video que tituló “La guerra de cerebros".
La batalla contra la difusión de esta clase de imágenes ya ha sido iniciada por las grandes empresas de internet, como Alphabet (YouTube) y Facebook. Sin embargo, aún queda mucho pan por rebanar, un punto que las instituciones tienen claro.