Casa Lola: la cafetería que nació por un antojo de granola y hoy ofrece una variada propuesta

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La fundadora de este espacio es Mali Giha Muro, chef de profesión, quien decidió emprender con un pequeño negocio de granola tras haber estado 10 años en el exterior. “Todo empezó con un antojo personal de comer granola y así surgió la marca Lola Granola. Gracias a que fue creciendo tuve que alquilar un local pequeño y empezamos a sacar más productos”, explica.

En pandemia lograron sortear los momentos difíciles y la marca pudo seguir creciendo. “En ese momento consideramos conseguir un nuevo espacio y encontramos esta hermosa casona. En un primer momento el plan era que sea un espacio para el taller, ofrecer la granola, algunos productos y listo, pero decidí abarcar más con la propuesta”, cuenta la creadora de Casa Lola.

Con muy buen criterio, cuentan con mesas en dos ambientes en el primer nivel y con mesas en el segundo nivel. El espacio, que es petfriendly, también cuenta con una pequeña terraza afuera del local. Es acogedor, siempre huele delicioso gracias a los postres o cafés que se preparan y el público es una combinación de vecinos de la zona y visitantes o turistas.

Según nos explica Mali, quien con muy buen criterio selecciona los platos que degustamos en nuestra visita, la idea de la carta es que sea comfort food, es decir, comida casera que se pueda disfrutar todo el día. “Sumado a eso, proponemos una serie de platos que son ideales para el brunch y se pueden disfrutar en cualquier momento”, señala.

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Festín de brunch

Empezamos degustando un pan chapla con quesito derretido, una opción difícil de encontrar en la zona y que combina a la perfección con el matcha latte. Esta bebida a base de té verde es una de las mejores versiones que hemos probado gracias a la calidad de los ingredientes y lo casi cremoso de la espuma. En el caso del chaplita, también cuentan con una versión con queso vegano y pesto que recomendamos.

Una de las mejores combinaciones de la visita fueron las medialunas rellenas de jamón y queso, un bocado sabroso, dulce y salado en la medida precisa. El capuccino también es recomendado para acompañar este contundente y delicioso sánguche. Si se trata de opciones dignas de Instagram, cuentan con un pink latte que merece ser fotografiado y disfrutado.

El sánguche más contundente que disfrutamos fue la butifarra, con una gran cantidad de jamón del país, lechuga, salsa criolla y un pan francés crocantito. Es perfecto para compartir y así poder disfrutar otras opciones.

En cuanto al toque dulce de la visita disfrutamos dos opciones: un bowl de avena y unas tostadas francesas. El primero se sirve calientito, con leche (que puede cambiarse a una vegetal), frutos rojos como fresas y arándanos, y granola de la casa.

El segundo, las tostadas francesas, son una opción un poco más decadente en el mejor de los sentidos y un gusto que vale la pena darse. Son a base de un suave y dulce brioche que combina con la jalea de frutos rojos y crema de vainilla con que se acompaña. Una combinación de texturas y temperaturas suculenta.