Gastronomía piurana: descubre qué platos no te puedes perder en tu siguiente visita

La Ciudad del eterno calor fue testigo de uno de los eventos gastronómicos más ambiciosos, el festival Somos Piura. Durante tres días se reunieron miles de personas, más de 20 restaurantes y una variada propuesta cultural para celebrar a la región a propósito de su aniversario, que se celebra cada 15 de agosto. Provecho viajó al evento y, durante la visita, pudimos conocer más sobre la gastronomía tradicional de la zona. Así, presentamos 5 potajes suculentos que forman parte de la cocina piurana y que debes probar.

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Seco de chavelo

Uno de los platos más clásicos de la gastronomía piurana es el seco de chavelo, en el que se aprovecha uno de los ingredientes más queridos de la cocina norteña: el plátano. Esta preparación consiste en un guiso criollo base que incluye cebolla y trozos de carne picada. Se combina con trozos de plátano frito y luego majado. Así, se crea un potaje suculento que se suele servir con chifles y una sarsa de cebolla para que aporte aún más sabor.

Lo mejor de la versión del restaurante D’Lirios -quienes también ganaron el premio al Mejor Cebiche en el festival Somos Piura- fue la combinación de texturas. Entre lo suave del plátano combinado con el guiso, lo crocante de los chifles, el sabor de la carne y la frescura de la sarsa, cada bocado era mejor que el anterior y fue de los platos que más disfrutamos.

Cebiche

Una de las comidas perfectas para lidiar con las extremas temperaturas en Piura es el cebiche. Nada mejor que una preparación fresca y con toques ácidos para aplacar el calor. En esta ocasión, probamos el cebiche mixto de ‘On del Pato! que incluye trozos generosos de pescado, langostino y pulpo. Infaltable servirlo con camote, cancha y, por supuesto, zarandaja (un tipo de legumbre común de la zona). El pescado y mariscos tuvieron la temperatura perfecta, el camotito estuvo dulce y perfecto para equilibrar el picante y se sentía el gusto fresco y ácido del limón de la región.

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Copús

La cocina peruana resalta, entre otras cosas, por sus técnicas de cocción. Una de las más queridas es la pachamanca, que hace uso de la tierra como espacio para cocinar diversas carnes, legumbres y otros ingredientes. En el norte, específicamente en Piura, existe el copús, una versión del método de cocción ya mencionado. En este caso, se entierra una olla de barro, clásica de la cocina de picanterías, con carnes de cerdo y cabrito, acompañados de camote y plátano. No puede faltar una porción de chifles para acompañar y, en Juanjo’s Restaurante lo sirven con salsa de cebolla y ajicito.

Este plato es una delicia que quizás poco conozcan, pero definitivamente vale la pena probarla. No se acompaña con ningún tipo de sazonador, por lo que prima el sabor de las carnes, que combina muy bien con el sabor dulce y ahumado del plátano y camote.

Cabrito a la norteña

Como su nombre lo indica, se aprovecha una proteína que se suele consumir en la región y se combina con un guiso verde, que incluye culantro. La versión de Don Juan, un nuevo restaurante que se especializa en cocción a la leña, se acompaña con una deliciosa menestra, su generosa porción de arroz blanco y un tamal verde coronado con sarsa de cebolla.

La carne estaba tan tierna que se partía con una cuchara, la menestra venía sazonada en la proporción justa, para no opacar los otros sabores y qué decir del tamal, suave y con el gustito incomparable que suelen tener los tamales verdes piuranos.

Tallarín con pavo

Este es, probablemente, mi plato favorito y el que religiosamente busco cada vez que viajo a Piura. En la provincia el consumo de pavo es considerable y se encuentran paverías, espacios especializados en ofrecer esta ave en sánguches o con tallarines. Durante el festival visitamos el puesto de La Martita, un restaurante familiar que incluye en su carta este plato.

Consiste en un jugoso tallarín que se sirve con trozos de pavo y chifles. La combinación puede sonar curiosa, pero el sabor que envuelve los tallarines (sacado de la cocción del ave), le da el toque criollo que no se puede perder. Esto, sumado al contraste de texturas que aporta el chifle hace de este plato un potaje que debe probar.