“No sé si él tenga definido si va a ser candidato, lo que sí te puedo decir es que está construyendo un liderazgo social”, me dice un amigo de Carlos Añaños. El ayacuchano es un ‘quizá candidato’ que ha despertado apetitos mayúsculos en varios vientres o partidos en busca de inquilinos. Su sex appeal ha crecido aún más desde que se supo, la semana pasada, que había renunciado al partido al que ya estaba afiliado, Avanza País.
El caso de Añaños es único en el fondo —empresario ayacuchano quechua hablante que construyó con su familia el emporio internacional de bebidas gaseosas AJE— pero parecido a muchos en la forma: te brota el deseo de lanzarte, pero te advierten que pienses en tu familia y en tus negocios, no vayas a acabar preso aunque seas inocente; y, si a pesar de las advertencias, estás convencido de hacerlo, te aconsejan que no lo decidas y menos aún lo anuncies ahora, porque te quedarás mucho rato corriendo solo en la delantera, mientras los caballos ocultos y la tribuna te hacen bullying. ‘No seas idiota, guárdate para más adelante’, concluyen. ‘No des tiempo a que se construyan y fortalezcan tus antis’, dicen los más actualizados con el marketing político.
Un buen ejemplo del ‘no te vaya a pasar lo que a él’, es George Forsyth. Fue, por varios meses, el favorito para el 2021 y cuando arrancó la fase final de la carrera, estaba tan golpeado y desgastado que fue atrasado por varios. Ni siquiera llegó a colocar una bancada. No ha abandonado sus ambiciones. Disuelto su matrimonio en clave alta y mediática con la actriz Vanessa Terkes; se volverá a casar muy pronto, discretamente, con una mujer ajena a los flashes, y ha pateado para más adelante la decisión crucial. En su caso, no se trataría de construir un liderazgo social, sino de reconstruir las condiciones para decidir lanzarse de nuevo.
Viaja y habla con todos
Mientras deshoja margaritas ante la familia renuente y los amigos angurrientos que lo jalan hacia un lado u otro, el ‘quizá candidato’ puede hacer algo para no perder el tiempo: viajar por regiones y oír a todos, en especial a los auditorios juveniles. Candidatos que ganaron o casi ganaron, han hecho eso sistemáticamente, como Keiko Fujimori y PPK. Como la pre campaña no escapa a la judicialización, ahora vemos en plan pre candidato a dos inhabilitados para ejercer cargos públicos en los próximos años y, por lo tanto, a postular: Martín Vizcarra y Antauro Humala.
"En resumen preliminar, con judicializados e inhabilitados no vale la teoría del ‘no te lances temprano’"
Una digresión sobre los judicializados: su condición de acogotados por la justicia los impele a hacer notar temprano que quieren postular, pues ello les permite argüir que son perseguidos políticos y ensayar diversas estrategias de defensa con aliados entusiastas. Vizcarra ya tiene una suerte de reality show en Tik Tok y ha convertido el apodo de ‘lagarto’ en merchandising, vendiendo reptiles de peluche. Antauro, apenas fue liberado en agosto del 2022, emprendió una temprana gira proyectándose a unas elecciones adelantadas que estaban mucho más lejanas de lo que creyó. Al marcar distancia con Castillo fue castigado por el electorado de este que, aunque no le guste, era también el suyo.
Volvamos a los habilitados, con otra pequeña digresión sobre Keiko. Ella sí puede postular, mientras no esté sentenciada; pero sus procesos, por los que ya estuvo detenida en tres ocasiones, también la empujan a mostrar temprano su afán de candidata. Tuvo que aclarar que cuando dijo que no postularía en elecciones adelantadas se refería solo a aquellas, a las adelantadas y no al 2026. En resumen preliminar, con judicializados e inhabilitados no vale la teoría del ‘no te lances temprano’.
Conversa y pacta
Para todos los demás, el consejo más frecuente es sensato y tan viejo como su autor, el difunto Ramiro Prialé: conversar sin pactar. Eso dijo Añaños en un post de X, cuando fue ampayado conversando con Luis Durán, presidente del Partido Morado. Le costó amargas críticas de la derecha que lo daba por ‘candidato natural’ de un frente conservador. En realidad, ya había sido precandidato a estar en la plancha presidencial de Hernando de Soto (razón por la que se afilió a Avanza País) pero se desanimó a dar el paso decisivo. Mantuvo la afiliación hasta este año, porque le parecía que Avanza era una buena plataforma para una aventura frentista, antes de explorar otros campos. Tuvo encuentros y reuniones con gente más proclive a la derecha, como una que promovió José Dextre Chacón, el presidente fundador de la Universidad Científica del Sur.
Pero Añaños quiso ampliar la paleta y conversó con Durán. Según me han contado mis fuentes, en el mismo restaurante donde conversó con él, estaba Luis Molina, el ex alcalde de Miraflores, que, apenas se conoció de la renuncia de Añaños al partido, contó que él también había renunciado. De paso, se confirmó, por la forma y oportunidad del anuncio, que Molina es cercano a Añaños. Quise indagar por la fecha en la que el ayacuchano entregó su carta a Avanza País y si su decisión estuvo asociada al escándalo de Roselli Amuruz. Se lo pregunté al presidente del partido, Aldo Borrero. Este me contó que la ex procuradora Julia Príncipe lo visitó y le entregó la carta de renuncia de Añaños. Fue un par de días después de destapado el escándalo de la fiesta a la que asistió Amuruz y en la que hubo un muerto. Así confirmamos, de paso, que Príncipe es otro personaje con aspiraciones políticas ligado a Añaños y que sí entró a tallar el escándalo Amuruz.
Sin embargo, el lío de Roselli no habría sido la razón de fondo de la defección, sino un buen pretexto para consumar una renuncia que quería hacer desde hace tiempo. Borrero me dijo que Añaños ya había hecho tres amagos de irse. Al revés del ayacuchano, hay otro tipo de ‘quizá candidatos’ que se atienen al ‘guárdate, no te lances temprano’, pero no tienen ni recursos, ni bases, ni partido, y por eso deben hacerse notar tempranamente ante las plataformas habilitadas para el 2026. Son los que, cuando se les pregunta si serán candidatos, no niegan ni afirman con contundencia, pero dan a entender que están dispuestos a acudir al llamado de la patria. En realidad, están lanzando mensajes a otros patriotas: empresarios con plata, operadores hábiles, partidos sin figuras en busca de líderes con quienes saltar la valla; en fin, gente ansiosa que digan ‘este(a) es lo que buscábamos’ y le construya las condiciones para su candidatura. La lista de partidos recién inscritos y en proceso de inscripción ante la ONPE –el pase de la valla de 700 mil firmas a 24 mil cartillas de afiliación, ha alentado a muchos- muestra que ese mercado ya comienza a cobrar a vida dos años antes de que arranque la campaña al 2026.