Parece que algo se quebró entre el Gobierno y la ciudadanía tras el anuncio de que llegamos a la meseta de la enfermedad. Si bien el presidente fue cuidadoso en calificar nuestra meseta (irregular, estadística), se entendió que era el inicio de las buenas noticias, pues también indicó “una disminución gradual, pero lenta” de la epidemia. Luego otras voces del Gobierno aclararon que para dicha caída era crucial un desconfinamiento ordenado, que todo dependía de nosotros y que nuestra particular meseta podía tener picos.
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