Si alguien conoce de cerca la cara de la inseguridad ciudadana es César Acuña. Después de todo, entre el 2007 y el 2014 fue alcalde de Trujillo, una de las ciudades más violentas del país (tan violenta que, por ejemplo, en el período 2011- 2014 osciló entre el primer y el quinto puesto del ránking de las ciudades con la mayor tasa de homicidios en el Perú). De hecho, una víctima de la inseguridad que reina en esa localidad fue el mismo hermano de dicho candidato, quien sufrió un violento asalto en el que murió un policía que le brindaba seguridad.
¿Es, sin embargo, César Acuña el candidato más indicado para lidiar con este problema? La respuesta a esta pregunta no es un tema menor, pues que la inseguridad es uno de los principales problemas del país no es sorpresa para nadie. Y que este problema se está agravando tampoco debería ser una novedad. De hecho, según la última encuesta urbano-rural de El Comercio elaborada por Ipsos, el 80% de los entrevistados cree que la seguridad ciudadana ha empeorado en los últimos 12 meses.
Una buena forma de averiguar qué tan capaz es Acuña para lidiar contra el crimen es analizar cómo le fue en estas lides cuando le tocó ser alcalde de Trujillo. Lo que sabemos, por lo pronto, es que al final de su gestión la delincuencia aumentó. De acuerdo con el Ministerio Público, del 2012 al 2013 se registró un incremento de 30% de delitos en La Libertad y el 60% de ellos se concentró en la capital liberteña.
La gestión de César Acuña, además, no se distinguió precisamente por un uso eficiente de los recursos dedicados al orden público y a la seguridad. Los datos sobre su ejecución presupuestal de proyectos de inversión en este rubro (como por ejemplo el mejoramiento de las patrullas de serenazgo o el equipamiento de comisarías) hablan por sí solos: en el 2010 su gobierno municipal solo ejecutó el 21% de este presupuesto, en el 2011 el 22%, en el 2012 el 60%, en el 2013 el 56% y en el 2014 un vergonzoso 14%.
El señor Acuña, ahora como candidato, ofrece que de llegar a la presidencia invertirá S/.25.000 millones en seguridad ciudadana durante todo su gobierno. No solo no queda claro cómo gastará adecuadamente esa exorbitante suma cuando no fue capaz de gastar, mientras fue alcalde, la mayor parte de un presupuesto anual de unos pocos millones para invertir en mejores equipos para la lucha contra el crimen. Además, como reparó Diego Macera en este Diario, tampoco explica de dónde saldrá el presupuesto para alcanzar la suma prometida, que supondría multiplicar por 10 lo que hoy destina el Estado a seguridad ciudadana.
Cuando tuve la oportunidad de entrevistarlo, le pregunté a qué partidas del presupuesto le quitaría recursos para multiplicar por 10 el gasto en seguridad. La respuesta del señor César Acuña reveló mucho acerca de la claridad de sus ideas: “Ya veremos con el ministro de Economía de qué manera hacemos lo que estamos diciendo”. En otras palabras, ahora no sabe, pero ya verá cómo hará para cumplir lo que hoy promete cuando sea presidente. ¿Tendría, en ese supuesto, el mismo éxito que el que tuvo en su lucha contra el crimen cuando fue alcalde?
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— Política El Comercio (@Politica_ECpe) diciembre 17, 2015