Solidaridad Nacional (SN) estrenó su campaña sucia difundiendo un video donde vinculaba al gobierno de Martín Vizcarra y a una serie de políticos con el terrorismo. Macartismo puro y duro en un tema que, por su gravedad y significado, debería quedar excluido de la disputa política. Un anuncio claro de que estaban intentando representar al sector más conservador peruano, desbordando así al fujimorismo por la derecha y eclipsando a Contigo, quien también ha ensayado una movida electoral similar.
En estos días Rosa Bartra, jale reciente de SN, se mostró decidida a disputar el premio al conservador más conspirativo del quinquenio. Primero fue su sorprendente declaración respecto a que el Ministerio de Educación enseñaba a las niñas que empoderarse es masturbarse. Luego, más específica, precisó el tipo de instrumentos punzocortantes que el ministerio promovería para dicha actividad. Ni siquiera una mirada muy retorcida a los materiales que señala como evidencia alcanza para llegar a similares conclusiones.
Asimismo, Rafael López Aliaga, líder de la agrupación, difundió una encuesta, supuestamente elaborada por “la Católica”, en la que SN aparece pasando la valla y colándose entre los favoritos. Se la pasó, nos dijo, un amigo empresario y poco importó que no tuviera ni ficha técnica o datos adicionales para rebotarla. Era evidentemente falsa.
Y poniendo la cereza a la torta, ayer el solidario Mario Bryce concluye un debate con Julio Arbizu regalándole dos jabones: uno de manos y otro de ropa. Arbizu tiene tez oscura y por ello es insultado en las redes por supuestamente ser sucio. ¿Cabe algo más infeliz y claramente racista? Y hablamos de un comunicador.
Esta forma maloliente de hacer campaña abre algunas interrogantes. Primero, lo ya señalado por algunos comentaristas sobre el uso de noticias falsas en la política peruana: ¿Cómo deben lidiar los medios con este tipo de afirmaciones? ¿Merecen los políticos que usan información que desinforma un trato distinto? ¿Y cómo lograr que los entes electorales tengan sanciones efectivas?
Segundo, ¿qué información eclipsa este tipo de declaraciones altisonantes sobre moral o sobre el “peligro comunista”? En el caso de estos y otros personajes, el discurso gritón suele esconder sus posiciones sobre la corrupción reciente. ¿Cuál ha sido su conducta frente a los investigados y su relación con ellos? Las respuestas no los favorecen, creo. Además, ¿qué tienen que ofrecer en materia económica? ¿Y sobre reformas del Estado? El discurso moral suele evitar una serie de discusiones donde estos candidatos aparecen como defensores de un statu quo muy sucio.
Finalmente, nos deja una interrogante sobre la efectividad de la estrategia. Esta opción es claramente por conquistar una minoría dura y pasar la valla. Por ahora no está funcionando y ojalá siga así. Hay buenas razones para ello: la ciudadanía, incluso la que lamentablemente puede sentirse atraída a esta retórica, no vota solo pensando en un tema. Además, el voto fujimorista todavía cubre parte de ese espectro conservador que SN quiere arrebatar. Finalmente, carece de figuras con algún carisma y sin tanto anticuerpo.
Pero en el camino sí está dañando otras cosas. Envenena la esfera pública, educa en el vale todo e incrementa la ya alta desconfianza. Todo ello es algo asqueroso que merece ser rechazado en los días que nos quedan de campaña.