No es novedad que muchos políticos se empeñen en “refundar” todo y en pretender hacernos creer que antes de ellos todo funcionaba mal, por lo que suelen estar convencidos de que son una suerte de “salvadores”.
Vale la pena recordar algunos ejemplos del caso peruano y el presidente Martín Vizcarra. Bajo la premisa de que las reglas de juego de la política peruana eran pésimas y que no debía haber reelección de congresistas “porque todos son malos”, se convocó un referéndum que incluyó el tema del financiamiento de los partidos. Movidos por escándalos de coyuntura, que merecen un análisis de fondo, fuimos a las urnas. Actualmente, seguimos arrastrando las reformas incompletas y apresuradas de una consulta popular que nos costó mucho dinero y cuyas consecuencias seguimos pagando.
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No había pasado ni un año del referéndum que arreglaría las taras de la política, y el 30 de setiembre el presidente Vizcarra decidió cerrar el Congreso. La excusa fue la elección de los miembros del Tribunal Constitucional. Echando mano de una “denegación fáctica de la confianza”, figura inexistente en la Constitución, se acabó con un “Congreso obstruccionista y apañador de corruptos”. “El salvador” nos libró del “peor Congreso de la historia”. Resulta que ahora hay quienes añoran ese “Parlamento fujiaprista”, ante los desastres del actual. Como dice el dicho, “el remedio resultó peor que la enfermedad”.
En tiempos de pandemia, hemos escuchado en reiteradas oportunidades: “Estamos haciendo un gran esfuerzo para dar los bonos a quienes más lo necesiten”. La verdad es que el único esfuerzo visible es el de millones de peruanos y empresas que con el pago de impuestos y un manejo responsable de la economía han permitido que existan los fondos necesarios para afrontar la emergencia.
El miércoles pasado, nos dijeron que “el presidente cumple su palabra”, por eso llama a elecciones para el 11 de abril. La verdad es que el jefe del Estado debe convocar comicios generales nueve meses antes, de lo contrario es sujeto de sanción. Quizá para algunos respetar la Constitución y la ley sea algo extraordinario.
Con la mirada puesta en el aplauso y las encuestas, desde el Poder Ejecutivo ya se dijo que el Ministerio de Transportes no permitirá que el Metropolitano paralice el 15 de julio, situación que afectaría a 300 mil usuarios que lo usan a diario. Lo cierto es que se solicitó un subsidio de S/148 millones de soles y solo se entregaron S/8 millones. No dudamos que antes de la fecha quizás el propio Vizcarra anuncie el “salvataje”.
La última movida “salvadora” fue el mensaje del domingo 5, cuando el mandatario pretendió poner en vereda al Congreso por no haber aprobado las reformas políticas tal y como él lo sugirió. Esta vez, el Parlamento lo dejó fuera de juego. Aunque, tras varios paños fríos con arreglos incluidos, todo quedaría igual.
Entretanto la muerte no da tregua y la corrupción tampoco. Así, seguimos esperando el pronunciamiento del presidente sobre los contratos de su cuñado Fredy Herrera con el Estado y los de los familiares de Mirian Morales, persona de máxima confianza del mandatario. ¿O será que ellos serán los únicos “salvados”?