“Es la primera vez en su historia republicana que el Perú muestra un crecimiento sostenido, descentralizado e inclusivo”. Así presentó Miguel Palomino, gerente del Instituto Peruano de Economía (IPE), los resultados del último Índice de Competitividad Regional (Incore) en el Congreso de la República.
Reproduciendo la metodología del Índice Global de Competitividad del Foro Económico Mundial y trabajando sobre la información disponible en el ámbito regional para nuestro país, el IPE ha evaluado el desempeño de cada una de nuestras regiones en base a 39 indicadores agrupados en 6 pilares del desarrollo: entorno económico, instituciones, educación, empleo, infraestructura y salud.
Los resultados de esta investigación han sido muy prometedores. Primero, porque han vuelto a mostrar cómo el crecimiento, a veces entendido puramente como un fenómeno macroeconómico, sirve para crear oportunidades para mejorar de manera muy concreta y tangible la competitividad y la calidad de vida de las personas. Y segundo, porque es una prueba más de cómo, contra lo que sostiene cierto sentido común (muchas veces con un interés ideológico detrás), estas mejoras del crecimiento no se están produciendo única o principalmente en Lima, sino que de hecho hay regiones que ya superan a la capital en varios de los indicadores de desarrollo antes mencionados (siendo estas mejoras rastreables directamente a efectos del crecimiento).
Veamos algunos ejemplos elocuentes. De acuerdo con los resultados del Incore, Moquegua y Tacna son hoy las regiones del país que tienen los estudiantes con mejores rendimientos en matemática y lectura. Un resultado que se ha ido logrando en paralelo, según lo señala el estudio, a la mayor penetración de servicios de cable e Internet, que ha ido incrementando, además de su cultura general, la frecuencia con que procesan información en estas regiones.
Moquegua, por su parte, tiene hoy la mayor tasa de matrícula en inicial, primaria y secundaria. Una mejora que puede relacionarse directamente con el aumento de la capacidad adquisitiva de los padres moqueguanos (y de la menor necesidad de muchos de ellos de poner a sus hijos a trabajar). No en vano Moquegua es hoy la región con mayor crecimiento per cápita en el país y la que tiene un mayor stock de capital por persona ocupada.
Las sorpresas, sin embargo, no se quedan solo en el campo de la educación y abarcan también al de ese otro gran condicionante de las oportunidades que uno podrá tener en la vida: la salud. Tacna tiene hoy la menor tasa de desnutrición crónica en niños menores de 5 años: 2,8% (el promedio nacional es de 15,2%) y Arequipa, que también es una de las regiones con menores índices de desnutrición, es la que tiene menor mortalidad infantil.
Arequipa, por su parte, lidera también varios de los indicadores más directamente relacionados con la generación de empleo. Gracias, por ejemplo, a las mejoras en infraestructura que el crecimiento le ha permitido concretar, Arequipa es la región con el menor precio promedio de electricidad en el país, lo que, naturalmente, favorece un mayor desarrollo de las industrias en la región (aunque Lima sigue siendo la región con mayor cobertura eléctrica). La misma Arequipa se sitúa hoy como la segunda región con mayor porcentaje de personas con empleo adecuado.
El estudio también menciona la diversificación que ha seguido en la última década el crecimiento de Ica, Cusco, Ayacucho y Madre de Dios, donde son cada vez más relevantes el turismo, la agricultura y la industria.
Finalmente, hay también mejoras significativas en lo que toca al desempeño del Estado en algunas regiones, donde las autoridades parecen estar usando los ingresos obtenidos por el crecimiento para lograr mejoras institucionales sustanciales. Por ejemplo, Amazonas y San Martín son las regiones que tienen menor percepción de corrupción (con el primer y segundo lugar, respectivamente) en todo el país. La primera, además, tiene el primer lugar en cuanto a percepción de seguridad ciudadana, mientras que la segunda ocupa el segundo puesto en cuanto a percepción sobre el uso adecuado de recursos públicos.
El gran reto, es cierto, siguen siendo algunas regiones de la selva (como Loreto) y las más pobres de la sierra, como Apurímac y Huancavelica. Pero, en general, el índice muestra no solo cómo el crecimiento está trayendo desarrollo, sino cómo este desarrollo está alcanzando crecientemente a todo el Perú. Es decir, cómo es cada vez más cierto lo que dice el eslogan estatal: que es el Perú entero (y no un par de regiones jalando como furgón de cola a todas las demás) lo que avanza.