Finalmente, luego de una muy larga espera, el gobierno decidió qué hacer con la refinería de Talara. Así, el pasado viernes, el Consejo de Ministros anunció un proyecto de ley que declara de necesidad pública e interés nacional la ejecución de la modernización de la refinería, lo que significaría una inversión de aproximadamente US$ 3.500 millones.
¿Qué es lo bueno de esta decisión? Pues varias cosas. Para empezar, que, como señaló el ministro Castilla, al parecer la modernización de Talara estaría enmarcada en una iniciativa mucho mayor de modernización de Petro-Perú. Y es que, de aprobarse el proyecto, se establecería que la empresa deberá incorporar participación privada hasta llegar al 49% del accionariado y listar dichas acciones en bolsa. Esto, de concretarse, sería una estupenda noticia, pues cuando al menos una parte de la propiedad de una empresa estatal se encuentre en manos privadas, habrá alguien dentro de la misma interesado en que se tomen decisiones pensando en la rentabilidad y no basadas en razones políticas. Por otro lado, la bolsa de valores, debido a toda la información que deben publicar las empresas que listan en ella, resulta una vitrina donde las decisiones ineficientes y los actos de corrupción terminan más expuestos, lo que acabaría con el secretismo con el que hoy en día se realizan algunas de sus operaciones. Finalmente, los precios de las acciones listadas en bolsa serían indicadores que alerten sobre una eventual mala gestión de su administración y que faciliten juzgar si Petro-Perú es mal gerenciada.
La iniciativa del gobierno, además, aparentemente trae otra buena noticia: se establecería también que Petro-Perú no podría asumir nuevos riesgos mientras siga invirtiendo en Talara. Esto, además de ser lo financieramente responsable, restringiría sus posibilidades de especular con recursos públicos en nuevos negocios en los que no tiene experiencia o de intentar nuevamente una inversión absurda como cuando quiso comprar los activos de Repsol (que dicho sea de paso luego ningún privado estuvo interesado en comprar, demostrando que su adquisición por parte del Estado hubiese sido un claro error).
El proyecto de la modernización de Talara, finalmente, trae otra novedad muy positiva: su implementación permitiría adecuar la operación de la refinería a estándares ambientales mucho más estrictos.
Ahora, ¿qué es lo malo de esta decisión? Pues que, como siempre hemos señalado en este Diario, Petro-Perú, como todas las empresas estatales, arriesga innecesariamente recursos de todos. Si, en cambio, esa industria se dejara en manos de los privados (como además obliga la Constitución) dichos recursos podrían estar mejor invertidos en programas de seguridad, educación, salud, o reducción de la pobreza.
En el caso de la modernización de la refinería, el gobierno no está comprometiendo directamente recursos públicos pues la idea es que Petro-Perú financie el proyecto mediante una deuda que luego pagará con su flujo de caja. No obstante, el Estado apoyaría con una garantía soberana de hasta US$ 1.000 millones para mejorar las condiciones del financiamiento. Esto quiere decir que si el negocio sale mal (ya sea por culpa de la gestión de Petro-Perú, porque caen los precios internacionales de los combustibles, o por cualquier otra razón imprevista), las pérdidas las asumiremos los contribuyentes. Un riesgo que, dicho sea de paso, no resulta insignificante pues, según el reporte fiscal del Ministerio de Economía y Finanzas, el saldo operativo de flujo de caja de Petro-Perú en el periodo enero-setiembre del 2013 fue negativo.
En este Diario siempre hemos sostenido que Petro-Perú no debería ser una empresa estatal y que los intereses de la nación estarían mejor servidos si los riesgos de ese negocio los asumieran solo privados. Sin embargo, hay que reconocer que, en lo que respecta a Talara, el peor escenario hubiese sido permanecer en la situación de indefinición de decisiones en la que se encontraba la refinería hace ya mucho tiempo. Y la propuesta de incorporar accionariado privado y de listarlo en bolsa significaría un avance importante si es que se llega a concretar.