Desde que se hicieron públicos algunos detalles de la indagación por lavado de activos a Nadine Heredia, así como su condición de investigada en la Comisión Belaunde Lossio del Congreso, han sido diversas las formas con las que se ha buscado desviar la atención del tema de fondo.
Primero se puso énfasis en las compras hechas por la señora Heredia de Humala con la tarjeta de crédito de su amiga Rocío Calderón. La señora Humala puede hacer todas las compras que le apetezcan en el Perú o en el extranjero, ese no era el fondo del asunto.
El tema es que Rocío Calderón no es solo una amiga leal, sino que es la misma persona que recibió dinero de una empresa venezolana, el que luego le fue transferido a Heredia. Además era una funcionaria de confianza en Palacio de Gobierno y trabajaba en la Oficina de Supervisión de Contrataciones del Estado. Los chocolates y las carteras resultaron siendo lo de menos.
El más reciente capítulo de esta historia ha sido lo ocurrido en el Congreso la semana pasada, cuando Nadine Heredia fue por segunda vez a la comisión que investiga las contrataciones de Belaunde Lossio con el Estado. Esta vez la presidenta del Partido Nacionalista acudió como investigada. Heredia llegó desafiante al Parlamento y buscó que la sesión sea pública, cosa que le fue negada.
Finalizada su presentación, Heredia hizo público un hecho que de no haber sido por ella hubiera pasado desapercibido. La señora de Humala le reveló a la opinión pública la pregunta que en marzo de este año la congresista Pérez Tello le hizo al empresario Rodrigo Arosemena. Según la primera dama, la intervención de Pérez Tello tenía una alta dosis de morbo y buscaba dañar su imagen de mujer, esposa y madre de familia, al tratar de involucrarla con Arosemena.
Si bien los chismes que pongan en entredicho el buen nombre de una mujer son repudiables y resultan ser la peor expresión de machismo –porque generalmente son los hombres quienes se regodean con estas imaginarias historias–, resulta que su supuesto uso se ha convertido en la mejor arma para desacreditar el trabajo de Pérez Tello.
Dejando de lado cualquier perversa historia que podría afectar a dos matrimonios, la investigación a Arosemena y las indagaciones que se realicen en torno a este personaje son justificadas en el marco de las investigaciones de la comisión. Arosemena ha sido el primer gerente de Antalsis, la empresa mediante la cual Belaunde Lossio ganó varias licitaciones en este gobierno.
Lo que sí llama la atención es el innecesario preámbulo de Pérez Tello cuando le preguntó a Arosemena las veces que se reunió con Nadine Heredia. Según utero.pe, fueron varias las oportunidades que el empresario visitó Palacio de Gobierno, por lo que la indagación resulta válida.
Hay muchas interrogantes aún flotando: ¿por qué si la pregunta ofensiva se hizo en marzo recién se denuncia? ¿Por qué los congresistas nacionalistas no se indignaron entonces ante esta supuesta falta de respeto? Más allá de dimes y diretes, es necesario que la investigación culmine con resultados concretos y que ningún elemento externo logre apartar a este grupo de trabajo de su verdadero objetivo. No nos dejemos distraer.