En política no hay casualidades y parece que tampoco amistades. La semana pasada, la detención del ex primer ministro César Villanueva mientras intentaba “arreglar” con un fiscal del equipo especial Lava Jato fue una noticia que tocó directamente a dos protagonistas: a Martín Vizcarra, quien encumbró a Villanueva (o viceversa) y al “siempre bien ponderado” equipo de fiscales liderados por Rafael Vela Barba. Pero eso no fue lo único que remeció el ambiente político, hubo otros eventos que dejan el camino libre a la sospecha.
A Villanueva no lo tocaban ni con el pétalo de una rosa como expresamos en este espacio el 11 de noviembre, y si bien lo investigan por supuestamente haber recibido 350 mil dólares de Odebrecht por la concesión de la carretera San José de Sisa mientras fue gobernador de San Martín, ha sido detenido por el supuesto delito de tráfico de influencias. Al parecer, la policía investigaba a un grupo de fiscales y la pesquisa alcanzó al propio hombre de confianza de Vizcarra Cornejo, quien no se da por aludido. Extrañamos sus prolijas declaraciones cuando se trata de la “lucha contra la corrupción”. Es fácil la prédica anticorrupción cuando esta no toca la puerta del amigo.
Y como no creemos en las casualidades sino más bien en las causalidades, nos preguntamos: ¿cómo tomar la reunión de la fiscal de la Nación, Zoraida Ávalos, con el presidente Martín Vizcarra el lunes 25 de noviembre? Según los registros, Ávalos ingresó a Palacio de Gobierno a las 9:01 a.m. y se retiró a las 11:56 a.m. “Pedir ampliación de presupuesto” siempre será la mejor respuesta, pero la suspicacia queda.
El mismo día que Zoraida y Martín se reunían en Palacio de Gobierno, el Tribunal Constitucional decidía la liberación de Keiko Fujimori. Si bien esta se hizo pública pasada la 1 p.m., ya era un hecho que los votos favorecían a Keiko. Este Diario dio cuenta de esa situación en su edición del lunes 25. No queremos ni pensar que Martín quería informarse sobre la posibilidad de un segundo pedido de prisión preventiva que mantendría a la lideresa del fujimorismo en la cárcel.
El martes 26, al día siguiente del encuentro palaciego, detienen al otrora hombre de confianza de Vizcarra, el amigo, la pieza clave del segundo pedido de vacancia de Kuczynski. Pero no seamos mal pensados, no. Ávalos no fue a Palacio para informarle a Vizcarra que se le venía la noche a Villanueva.
Y como la decisión de liberar a Keiko y la captura del ex primer ministro eran un golpe muy fuerte para el “equipo especial” y para el gobierno, había que encontrar algo que superara el impacto de tales noticias: “¡allanemos la Confiep mientras se realiza la Conferencia Anual de Empresarios!”
Así, el viernes a primera hora el histriónico y mediático José Domingo Pérez irrumpía en las oficinas de la Confiep para buscar pruebas de los aportes a las campañas electorales del 2006 y 2011. Pero había un detalle, precisamente el viernes era el día que Vizcarra se presentaba en CADE. No hay problema, se adelanta la presencia del mandatario para el jueves, así Vizcarra pudo ser testigo de la autoflagelación pública de la dirigencia del gremio empresarial.
Sin Congreso que fiscalice, ni oposición que pida cuentas o al menos levante la voz, nos tendremos que ir acostumbrando a estas “casualidades” que revelarían el talante del exgobernador que ocupa la Presidencia de la República.