Ludith Orellana Rengifo, la hermana de Rodolfo Orellana y también cabecilla de la presunta organización criminal, fue capturada esta mañana en Huaral, pero su paradero ya estaba ubicado por la policía desde hace varios días. La orden de atraparla fue dada recién hoy por una cuestión de estrategia, según indicó el ministro del Interior, Daniel Urresti, en conferencia de prensa.
Urresti mencionó que ella era "el brazo derecho, la parte ejecutora de esta mafia, la persona que tenía toda la red de abogados y notarios y que finalmente lograba darle legalidad a los terrenos y hacer todas operaciones".
Agregó que por todo ello, su captura era "vital" para que caiga toda la red de Orellana. "Ella es la clave", señaló Urresti tras manifestar que con su detención toda la organización delictiva "se va a caer como un castillo de naipes".
Por esa razón el ministro reveló que "no podíamos permitir que Ludith caiga antes de [Rodolfo] Orellana sino al revés".
Urresti explicó que el equipo policial que estaba detrás de la abogada "muchas veces no entendía por qué no se la capturaba ya, hasta podían haber llegado a pensar que no había el deseo [de atraparla]. Hoy se le dio la orden de que puede proceder la captura".
El ministro dijo que si los miembros de la red estaba preocupados por la caída de Rodolfo Orellana, "ahora que saben que ha caído Ludith deben estar en pánico total".
Ludith Orellana fue trasladada de Huaral a la sede de la Dirandro, en San Isidro. Ella lucía demacrada y estaba enmarrocada, no dio declaraciones a la prensa.
LA NÚMERO DOS
La hermana de Rodolfo Orellana Rengifo es considera la número 2 de una presunta red criminal, que a través de la estafa en la compra y venta de terrenos y la entrega de cartas-fianza sin el aval de la Superintendencia de Banca y Seguros (SBS) amasó al menos 100 millones de dólares.
Según fuentes de El Comercio, ella ejecutaba y elaboraba, con ayuda de varios testaferros y notarios, las transferencias, la compra y venta de terrenos y los laudos arbitrales con el propósito de apropiarse de los inmuebles de decenas de personas naturales y jurídicas.
Esta abogada de 44 años, nacida en Lima, era la única en esta red que tenía los conocimientos suficientes, al igual que Rodolfo, en el derecho registral para llevar a cabo las estafas. Además, contaba con la experiencia de haber trabajado por varios años en notarías de Lima. Y poseía, por si fuera poco, buenos contactos en la Superintendencia de Registros Públicos.