Que el Congreso legisla para sí, cansa repetirlo. Hemos contado muchas veces cómo la mayoría aprueba leyes que arrinconan al Ejecutivo, al Ministerio Público, al Poder Judicial, al poder electoral, a la JNJ y se blindan ante la fiscalización de todos ellos. Veamos, por esta vez, cómo la actual mayoría legisla con ojeriza hacia los nuevos partidos que se aprestan para postular al nuevo congreso bicameral. Aunque suene fantástico pensar que el elenco actual, sumido en desaprobación y desconfianza, pueda reelegirse en una proporción significativa, se han hecho algunas movidas para que esa hazaña no resulte tan improbable.
En primer lugar, están los plazos para afiliarse a los partidos. En los días previos al 12 de julio de este año -¡dos años antes de las elecciones¡- vimos a los nuevos partidos obligados a mostrar, con pena, las cartas que se aconseja mantener tapadas hasta el tramo final. Fuerza Popular, APP, Somos Perú, Acción Popular, Perú Libre y Podemos, todos con sus buenas o malas fichas adentro, se divirtieron destapando outsiders. Un (ex) precandidato, Carlos Añaños, implosionó y quedó fuera de carrera por no calcular, en el apuro, de dónde salía (Avanza País) y adonde iba (Perú Moderno).
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En realidad, el plazo de afiliarse un año antes de la convocatoria a elecciones debió regir desde el 2021, pero en aquella oportunidad se flexibilizó invocando las complicaciones del Covid. Esta vez también pudo flexibilizarse, pero ganó el afán de hacérsela difícil a los nuevos. Con las elecciones subnacionales, “ahí sí se malearon”, como me dice el experto electoral José Naupari. A su entender, debió considerarse que, si la convocatoria a la contienda se suele hacer en enero (un año antes de que empiece el mandato), entonces se pudo esperar a enero del 2025; pero se aplicó el mismo criterio que el de las elecciones generales y el plazo se estableció para el pasado 7 de octubre. La carrera de renuncias a un partido para pasarse a otro fue más nerviosa aún que la de julio. Calculen cuánto candidato puede haber para 1639 alcaldías distritales y 195 provinciales, sumados gobernadores, consejeros regionales y regidores municipales. Paren de contar.
Se ató el nudo
Ahora estamos así: Empiezo con una de las tres sogas del nudo. El Congreso tiene pendiente una reconsideración para volver a votar la reforma constitucional que permite la reelección de alcaldes y, a la vez, desaparece los movimientos regionales. Se quedó por 7 votos (tuvo 80, necesita 87). Mientras no sepamos si esa reforma va o no va, los líderes de movimientos regionales que quedaron en pie (varios prefirieron no esperar la confirmación de su decapitación electoral y liquidaron sus movimientos afiliándose a otros partidos) no saben si podrán postular con sus grupos. Por su lado, los alcaldes y gobernadores actuales con cierto éxito, no saben si pueden o no tentar la reelección. Para que midan el efecto de esta incertidumbre, les cuento una conversación con un alcalde distrital que es precandidato a Lima (hay varios, así que dejo protegida su identidad). El precanddiato me dijo que si se aprobaba la reelección quizá se olvidaba de Lima y repetía en su distrito porque Rafael López Aliaga iba a dejar al municipio muy endeudado. Las uvas metropolitanas están verdes, como en la fábula de Esopo, para nuestros zorros distritales más aviesos.
Otra soga del nudo es la de los plazos de afiliación. Les voy a contar como se ata con la primera, de la reconsideración. Si el Congreso quisiera pudiera reabrir los padrones hasta el próximo abril. No solo sería una bendición para los partidos nuevos que se quedaron con fichajes a medio camino sino para algunos con bancada. Podemos es uno de ellos y está pidiendo con insistencia que se reabra, no para las elecciones generales, sino para las subnacionales. La ahora podemista y ex apepista Heidy Juárez tiene un proyecto que pide reabrir el padrón por 30 días. Aún no ha sido debatido y dictaminado, pues la alianza entre fujimoristas y apepistas no quiere cambiar plazos por nada.
Conversé con un dirigente de Podemos que me explicó el porqué de su apuro. “Con las elecciones generales no hay problema, ese plazo se cumplió, pero con las regionales, tenemos como 1500 fichas que no llegaron a procesarse. No es Lima, eso está cerrado [es decir, sus precandidatos ya están afiliados] sino con regiones”, me dijo. O sea, necesitan 30 días para terminar de diseñar su mapa electoral. También conversé con el líder y precandidato de un flamante partido (de esos que hacen giras por el país, pero se guardan ante los medios) que me dijo que reabrir ese plazo le vendría muy bien y está seguro que a otros de los nuevos también.
¿Por qué fujimoristas, apepistas, somistas o acciopopulistas que tienen sus fichas adentro, podrían ceder al pedido de Podemos? Porque esa bancada tiene una buena arma de negociación, sus 13 votos. Sus miembros son de muy diverso origen pero saben que, en ciertas circunstancias, mantener un voto firme es crucial. Podemos podría asegurar la reforma constitucional -ya lo adivinaron a dónde voy- si la mayoría en la Comisión de Constitución acepta reabrir el padrón por 30 días. Pero los otros no quieren soltar esa prenda. “No son los fujimoristas, porque a ellos siempre les va mal en las regionales y distritales, son los de APP” me dice el dirigente podemista.
Por la razón que fuere, FP no da su brazo a torcer. Le pregunté Fernando Rospigliosi, presidente de la Comisión de Constitución, el martes en RPP, si oiría a las bancadas inquietas con los plazos. En su respuesta, lanzó una nueva soga al nudo: “Me parece equivocado nuevamente pedir que se amplíen esos plazos para dar lugar a que se sigan pasando de un lugar a otro. Lo que sí hemos hecho en la Comisión de Constitución, ya hay un dictamen, [es] permitir que para las elecciones municipales y regionales del 2026 hasta el 30% de los candidatos en cada lista sean invitados, [esto] incluye a gobernadores y alcaldes”. He aquí una nueva soga que se suma al nudo. Hoy se permite que hasta un 20% de regidores municipales o consejeros regionales sean designados a dedo, es decir, sin ser parte de la organización nacional, regional o local. Ese porcentaje, de acuerdo al dictamen ya aprobado, crecería a 30% e incluiría a las cabezas. Con esa concesión, se piensa, Podemos podría resolver sus apuros de fichaje, designando a dedo a los candidatos a alcaldes y gobernadores que no llegó a fichar. Pero, según me dijo el dirigente podemista, ellos prefieren la ampliación del plazo.
La figura de los invitados tiene sus pros y contras. Puede aportar a la política buenos e ilustres candidatos que no llegaron a afiliarse a tiempo o no les provoca hacerlo como condición para postular. Puede también horadar la democracia partidaria para imponer -pago de cupos mediante- a candidatos con agendas turbias. En medio del nudo, se empezó a aflojar una cuerda, la de los plazos. Un dirigente somista me dijo que una razón fundamental por la que rechazaban la idea de reabrir el padrón, es que su partido e incluso el mismo Podemos, se expondría a una intensa temporada de caza de candidatos, forzando renuncias para ganar afiliados. Sin embargo, el dirigente podemista me dijo que ellos se conformaban la reapertura del padrón solo para afiliaciones, no para renuncias. Cuando le mencioné esto al somista, dijo que ese matiz sí facilitaría una negociación. Una soga se aflojaría y el nudo podría desatarse. Naupari prefiere que los plazos ya no se muevan. Le pido que se ponga en el caso en que tuviera que elegir forzosamente una alternativa. “La designación de hasta 30% incluyendo candidatos a alcaldes y gobernadores no se condice con el mandato constitucional del legislador de asegurar el funcionamiento democrático de los partidos. Si tuviera que elegir, preferiría que se reabra el padrón, como debió ser en primer lugar, hasta enero”. Mientras la legislatura se aproxima a su fin se acorta el plazo para desatar el nudo.