Cuando un infante Hamilton Castro Trigoso leía su enciclopedia Larousse en su natal Amazonas, jamás imaginó que se convertiría en uno de los fiscales que pasaría a la historia tras solicitar y lograr que se le dicte prisión preventiva a un ex presidente del Perú.
Puede que su padre sí visionara un gran futuro para él. Quizá por ello le puso el nombre de Hamilton, en honor a Alexander Hamilton, un famoso abogado y político cuyo rostro aparece en los billetes estadounidenses, lugar a donde solo llegan personajes de la talla de Abraham Lincoln y Benjamín Franklin.
Si bien Hamilton Castro es hoy uno de los fiscales que más menciones provoca en el escenario público por estar a la cabeza del equipo especial que investiga las coimas pagadas por Odebrecht, su carrera inició en la década de 1990.
Empezó como asistente en el Poder Judicial, sin embargo tras la intervención del gobierno fujimorista dejó la judicatura y se dedicó a la defensa particular. Pero su vocación lo llevó a postular a una plaza en el Ministerio Público y logró ser nombrado fiscal adjunto en lo penal. Desde entonces, han transcurrido 12 años de una carrera ininterrumpida.
"El fiscal del Caso Odebrecht"
Desde el pasado mes de enero, Castro Trigoso se convirtió en “el fiscal del Caso Odebrecht” luego de dar un primer golpe a la organización internacional liderada por la constructora brasileña, la misma que logró enquistarse desde hace tres gobiernos en nuestro país.
Hamilton Castro denominó a esta primera operación “Palingenesia”, sabiendo que el equipo fiscal que encabeza tiene la determinación de combatir y acabar con la corrupción generada por la compañía brasileña, y que su trabajo podría lograr un renacimiento en varios ámbitos.
Esta regeneración implica, por cierto, enfrentarse a políticos de alto vuelo. Y así lo ha hecho. Castro Trigoso ha logrado la prisión preventiva del gobernador regional del Callao, Félix Moreno, así también como la de un ex viceministro aprista, Jorge Cuba.
Asimismo, varios de seguro recordarán el día en que Hamilton Castro se presentó ante el juez Richard Concepción Carhuancho para pedir la detención y prisión preventiva por 18 meses para el ex presidente Alejandro Toledo.
“Ama Sua, no seas ladrón. Señor, esta es la etiqueta de este caso”, le dijo al juez. Doce horas después, el fiscal había logrado su pretensión.
Y pese a que el ex presidente Alejandro Toledo se encuentra prófugo de la justicia, se logró que se gestione un pedido de detención con fines de extradición a Estados Unidos, donde se encuentra el ex jefe del Estado.
“No seas ladrón fue la etiqueta del caso. Resume la idea de honestidad de nuestros antepasados que traicionó Toledo”. Eso comenta Hamilton Castro cuando sus colegas le preguntan sobre el peculiar inicio del pedido de prisión.
Sacrificio familiar
Pocos sabían, por ejemplo, que el fiscal Hamilton Castro, desde hace varios años, participa en la repatriación del dinero localizado del ex asesor presidencial Vladimiro Montesinos, en Suiza.
Fue el primer fiscal peruano en lograr que un ejecutivo de Odebrecht [Jorge Barata] se acoja a la colaboración eficaz en nuestro país, sin ningún condicionamiento. Sin embargo, aún guarda en secreto el acuerdo de cooperación que firmó con la sede peruana de la constructora brasileña.
Graduado en derecho por la Universidad Nacional Federico Villarreal, cuenta en su haber con una maestría en derecho con mención en ciencias penales. Actualmente cursa un doctorado y ha publicado dos libros.
Todo lo que ha publicado, afirma, se lo ha dedicado a su familia, a quienes muchas veces deja de ver por varios días cuando el Caso Odebrecht lo absorbe. Pese a que le han dado mayor seguridad por la envergadura de la investigación que se le ha encomendado, Hamilton Castro no pierde la costumbre de caminar como cualquier mortal por las calles céntricas de Lima.
Pese a ser esquivo con los medios de comunicación, seguirá en la palestra pública. Y es que a partir del 1 de junio la justicia de Brasil retirará el sigilo a la información judicial sobre las coimas brasileñas pagadas en nuestro país.
Entonces, volverá a alquilarse un cuarto cerca de su oficina para poder descansar un par de horas y regresar a sus carpetas fiscales y los expedientes. Su vocación, el deber y la sociedad así lo esperan.
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