CECILIA ROSALES @ceciliarosalesf
La Haya. “Fui a tocar la puerta de la iglesia como a las 10 de la noche porque al día siguiente partía a La Haya”, cuenta con vehemencia Marisol Agüero, la diplomática que ha acompañado incansablemente al agente peruano Allan Wagner en estos seis años de trabajo por el diferendo marítimo entre Perú y Chile en la corte de La Haya.
Marisol –coordinadora del equipo jurídico peruano del proceso– fue a pedir a esa hora a la iglesia Carmelitas que por favor un sacerdote bendijera un “documento histórico muy importante para el Perú”, en referencia a la demanda peruana ante la corte.
En el mencionado templo recibieron el pedido con cierta extrañeza y quedaron en contestarle al día siguiente. Y, en efecto, así ocurrió.
A las ocho de la mañana la llamaron para decirle que el padre Eduardo había aceptado realizar la bendición. Ella fue a recogerlo y recién en el trayecto le contó que se trataba de la demanda que el Perú iba a presentar a la corte de La Haya al día siguiente.
Marisol había puesto el documento encima de una pequeña mesa en la sala de su casa.
El sacerdote le pidió a Marisol que los miembros de su familia se acercaran y se tomaran de las manos.
“Todos ustedes representan a las familias peruanas”, les manifestó el sacerdote para luego poner la demanda “en manos del señor”.
Marisol cuenta que las palabras del presbítero fueron muy emotivas. Sostuvo que se trataba de “una acción que buscaba justicia y de haber justicia muchas familias peruanas serían muy beneficiadas”.
Ella, una ferviente creyente, no concebía no poner en manos de Dios esta demanda. Ayer en vísperas de recibir el fallo fue a misa y le pidió a Dios –“mi fortaleza y mi guía en todos estos años”– la victoria para el Perú.