Milagros Leiva

Es un primer ministro firme. Hijo de maestros, Alberto Otárola está convencido de que llegará el tiempo en el que un maestro regrese a Palacio a reivindicar la profesión que tanto degradó Pedro Castillo. Se reconoce a sí mismo como el gran aliado y protector de la presidenta Dina Boluarte, a quien admira por su firmeza. Esa quizá sea la virtud que más define a estos dos personajes: la firmeza para resistir y decidir. No piensa renunciar por más aplanadora que le pase encima. Su intención es quedarse hasta el fin del gobierno. Le gusta hablar de números, pero no de las denuncias que pesan sobre él.

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