Es un primer ministro firme. Hijo de maestros, Alberto Otárola está convencido de que llegará el tiempo en el que un maestro regrese a Palacio a reivindicar la profesión que tanto degradó Pedro Castillo. Se reconoce a sí mismo como el gran aliado y protector de la presidenta Dina Boluarte, a quien admira por su firmeza. Esa quizá sea la virtud que más define a estos dos personajes: la firmeza para resistir y decidir. No piensa renunciar por más aplanadora que le pase encima. Su intención es quedarse hasta el fin del gobierno. Le gusta hablar de números, pero no de las denuncias que pesan sobre él.
— ¿Cuán difícil ha sido presidir el Consejo de Ministros durante todo este tiempo? Este 7 de diciembre cumple un año en el Gabinete y hemos vivido tiempos demasiado convulsos con 49 peruanos muertos y una recesión espantosa.
Ha sido una experiencia ciertamente inédita en mi vida. He tenido una actividad personal y política realmente muy intensa y muy compleja. Con la presidenta siempre recordamos una cifra que la dio la propia Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Nuestro gobierno controló cerca de 500 protestas violentas, ¡500! Cuando hago la retrospectiva, a veces no tengo la película completa porque solo recuerdo episodios que teníamos que enfrentar sobre la marcha, tomar decisiones respetando los derechos fundamentales de la persona y afianzando la institucionalidad democrática. Personalmente, aporté un pequeño granito de arena a favor de la institucionalidad del Perú.
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— Sus críticos siguen responsabilizándolo a usted y a la presidenta Boluarte de las muertes.
Si de algo soy responsable, es de haber tenido una lectura política adecuada y de haber respaldado las decisiones en conjunto del Gabinete con la presidenta. He sentido muchísimo pesar por la muerte de ciudadanos peruanos y el Ministerio Público tiene que investigar.
— ¿Teme a esas investigaciones?
A lo único que tengo temor es a que regresen los revoltosos, a que pretendan tomar el poder por la fuerza. Pero estoy absolutamente seguro de que eso no va a pasar. Hemos logrado poner por delante la paz y la tranquilidad para 30 millones de peruanos. Nosotros vemos a la historia como el mayor juez.
— ¿Qué dirá la historia?
Que la presidenta Boluarte salvó al Perú de una situación de colapso institucional gracias a las decisiones que tomó y al equipo que la acompañó. No ha sido nada fácil. La presidenta estuvo firme y por eso la respeto.
— Hay quienes piensan que usted es el verdadero poder detrás del trono.
Eso no es cierto y lo digo con convicción. Cuando escuchamos esa noticia con la presidenta, nos reímos.
— ¿Es verdad que usted convenció a la presidenta Boluarte de que no renunciara?
Esa es una leyenda urbana. No tuve que convencer de nada a la presidenta; ella nos tuvo que convencer a nosotros de que siguiéramos adelante en la tarea de salvar la institucionalidad democrática del Perú. Estamos ante una presidenta que está tratando de dar lo mejor de sí tomando distancia del oscurantismo castillista.
— Tiempos oscuros de los que ella fue parte, ¿no?
Tiempos oscuros en los que ella era un lunar de claridad. En los últimos meses, el equipo de Castillo no hacía sino boicotearla, utilizarla y ella tomó la decisión de apartarse del Gabinete.
— ¿Durante las protestas usted pensó en renunciar?
En ningún momento he pensado en renunciar.
— Ni siquiera con las denuncias que hay sobre usted.
No, las denuncias siempre forman parte de un proceso político. Estamos casi a 11 meses de gobierno, y si comparas la situación con el gobierno de Castillo, ¿cuántos ministros tenían denuncias por peculado? La prensa sigue investigándolos. En todo este tiempo no existe un solo ministro de Boluarte que esté siendo denunciado por actos de corrupción, autos nuevos o casas recién compradas. A mí que me rebusquen, yo puedo hacer todo lo que quieran, pero no soy choro.
— Pero tiene investigaciones por colusión simple y agravada.
Ya no sé ni cuántas carpetas tengo. Estornudo y la señora fiscal me abre una carpeta.
— ¿Le parece que la fiscal de la Nación, Patricia Benavides, se excede?
Me parece que hay un exceso en la respuesta y una falta de ponderación democrática. Pero prefiero responder ante el Ministerio Público, que estar en una circunstancia en la que no responda ante nadie. En eso soy sumamente democrático.
— ¿Y por qué la izquierda no le perdona?
Ollanta Humala decía algo que yo no lo entendía muy bien: la izquierda no sabe gobernar. Tenía razón, ahora lo ratifico absolutamente. Cuando uno gobierna, se tiene que tomar decisiones y no negociarlas. Para la ideología de los sectores de izquierda, sobre todo los radicales, siempre hay negociación política.
— Dina Boluarte es una mujer de izquierda, ¿sabe gobernar?
Boluarte sabe gobernar y sabe tomar decisiones. El gobierno de la presidenta Boluarte ha adjudicado inversión en infraestructura en estos 11 meses por más de US$1.200 millones. ¿Sabe cuánto adjudicó Castillo en todo su gobierno? US$97 millones. Cuando ingresamos, la inflación estaba en 8% y ahora está por debajo de 5%. ¡El empleo formal ha crecido!
— ¡Y la pobreza urbana también!
Estamos destrabando una serie de obras y proyectos, más de 2.500 proyectos totalmente trabados por Castillo. Tenemos Chavimochic, que entrará en funcionamiento el próximo año. Eso va a generar más de 140.000 empleos. Chavimochic con su tramo tres sale después de siete años de paralización, y hay que reconocerle el liderazgo también a César Acuña, él estuvo tercamente poniendo el tema en agenda.
— ¿César Acuña es un aliado?
Es un líder político muy importante para la gobernabilidad del país.
— Fue aliado de Castillo y ya ve cómo terminó todo...
Yo no sé si fue aliado de Castillo. Acuña siempre tiene una tendencia a garantizar la gobernabilidad y a ofrecer el apoyo de partido en las grandes decisiones del país. Lo respetamos mucho.
— Celebro su optimismo, pero mire: hoy estamos en recesión y, para algunos economistas, en escombros.
Yo respeto las opiniones de los especialistas, pero voy a pedir ponderación. Tenemos que entender que las protestas sociales le han costado al país más que el COVID-19; hemos tenido el ciclón Yaku, el dengue, las siete plagas. Estamos pagando, además, las consecuencias de la gestión de Castillo: la retracción de la economía, los niveles de desconfianza, la falta de inversión. Todo eso se cayó con Castillo.
— ¿No le está echando la culpa de todo a Castillo?
Es que tiene una gran responsabilidad en todo lo ocurrido. Nuestra gestión se sentirá a fin de año y en abril del 2024. Los pronósticos indican que nuestra economía se va a estabilizar y va a comenzar un crecimiento moderado. Hace poco estuve en Washington hablando con el Departamento de Estado y los americanos nos decían que el Perú está mejor de lo que los peruanos piensan. Las inversiones van a regresar en el 2024.
— ¿Todo va a mejorar en el 2024?
Tendremos 40 proyectos de alianzas público-privadas, las famosas APP que siempre funcionan. A partir del próximo año, habrá un portafolio de inversión estimada en US$8.000 millones y se concreta el anillo vial periférico. ¿Cuál es el monto? US$2.380 millones. La Longitudinal de la Sierra tramo cuatro: US$900 millones; el parque industrial de Ancón: US$762 millones…
— ¿En serio, ministro Otárola? Estoy recordando el anuncio de los ocho mil millones de dólares para Punche Perú o de la construcción de seis hospitales y hasta hoy no vemos un ladrillo.
La ejecución de Punche Perú está cerca del 70%. Ha servido, por ejemplo, para morigerar los efectos que El Niño global ha traído a los pescadores. Hemos dado un bono a los agricultores que han sido golpeados con esta crisis.
— Lo otro que anunciaron es la Autoridad Nacional de Infraestructura, que iniciaría una reforma profunda. ¿Puede asegurar una obra por la que será recordado este gobierno?
La solución definitiva para la cuenca del río Rímac. Vamos a trabajar desde Huarochirí hasta el último cauce para que ya no haya más inundaciones cada año. Todo comenzará en enero próximo.
— Si este año no veremos avances, entonces ¿cómo calificamos al 2023?
Como un año de resiliencia para todo, para la economía, para la política, para el gobierno, para el Congreso. Es un año que ha convocado muchísimo la tenacidad y el ánimo de sacar adelante las cosas. Seguramente hemos cometido muchísimos errores, pero tenemos que ir para adelante, no queda otra. Estamos condenados, entre comillas, a avanzar y lo estamos haciendo.
— Estamos condenados a seguir con ustedes hasta el 2026...
Estamos condenados a defender la democracia, que es lo que hemos hecho con todos los errores que podamos cometer.
— En este año de resiliencia, usted ha dicho varias veces que no habrá actos sombríos ni despilfarro. ¿El último viaje de Boluarte no ha sido un despilfarro?
En el costo-beneficio, el Perú ha salido ganando. Hay un compromiso concreto de más de 120 empresas alemanas que han pedido un ‘roadshow’ para invertir en el país. Aquí yo hago una autocrítica por no saber comunicar. La presidenta Boluarte, además, sí se reunió media hora con el Papa en privado y no se supo.
— Bueno, solo tenemos la foto oficial y la cara del Papa es de muy pocos amigos...
El Papa estaba un poco enfermo, pero han tenido una reunión absolutamente generosa y cordial. Estuvieron media hora hablando mucho del Perú. Le ha dado ánimo para seguir adelante en su tarea de recuperar la democracia y culminar el gobierno.
— Comprenderá que hoy pensamos que el plan de Dina es más una bitácora de viaje. ¡Ya van cuatro!
Tenemos que consolidar la diplomacia presidencial. Una cosa es que vaya el primer ministro o el canciller y otra que vaya el presidente de la República. La próxima semana viaja a Estados Unidos, porque [Joe] Biden ha citado a 10 presidentes de América Latina para anunciar una inédita ayuda de EE.UU. a las economías del continente. ¿Cómo no va a asistir la presidenta del Perú? El siguiente viaje será en noviembre, cuando el Perú tome la posta de APEC en San Francisco. La presidenta Boluarte tiene que viajar, si no, seríamos un país bananero. Tenemos que ir por amor propio.
— Hablemos de la inseguridad. El presidente del Poder Judicial acaba de pedir medidas severas contra las bandas extranjeras como el Tren de Aragua. ¿Qué hacemos con estas bandas?
En primer lugar, reinventarnos como peruanos. En el tema de la seguridad ciudadana y la política exterior y otros temas de fondo, es en lo único en que no podemos estar peleados. Hemos tomado decisiones serias: hemos declarado en emergencia algunos distritos y ha disminuido la delincuencia en 18%.
— Pero el déficit de policías continúa. Ustedes plantearon la policía del orden y la seguridad. Se abrió un debate, pero el anuncio quedó en nada.
Es un proyecto presentado al Congreso y se tiene que hacer por ley. Estamos insistiendo, porque necesitamos más policías. La presidenta entregará 500 patrulleros nuevos hasta fin de año que se van a incorporar a la seguridad ciudadana.
— Los siete últimos asesinatos en San Juan de Lurigancho ocurrieron en los cuadrantes más peligrosos de ese distrito y no había atención de seguridad, no había policías y esto indica el fracaso del estado de emergencia.
Yo creo que es muy pronto para hablar de fracaso. Esto va a tener que evaluarse cuando concluyan los 60 días del estado de emergencia, hay que escuchar a los alcaldes que son críticos, pero reconocen el trabajo. Vamos a cumplir con las cámaras prometidas.
— Bueno, la presidenta anuncia compra de cámaras y también de dos aviones.
Y lo haremos.
— ¿Van a comprar dos aviones?
El primer Boeing llega en diciembre o enero.
— ¿En serio? ¿Y a quién le comprarán?
A Canadá. De gobierno a gobierno. Lo que la presidenta anuncia lo cumple.
— ¿Cómo se define como primer ministro?
Puedo decir que soy un buen ejecutor, un buen gestor público. Estamos trabajando bien.
— ¿Y reconoce que es el gran escudero de Boluarte?
Y lo seguiré siendo: ahora y después. Estoy preparado para enfrentar el proceso político y seguiré siendo un actor político, no me iré a mi casa. Yo dependo de la confianza de la presidenta, pero la lección que me ha dado todo este proceso es que el país necesita a personas que apuesten sin miedo, que tomen decisiones aunque se ganen enemigos. Yo quiero hacer bien mi trabajo como ministro y lo quiero hacer hasta el fin del mandato. Cuando termine, me iré con la satisfacción del deber cumplido.
— Lo último. ¿Qué debe pasar con la Junta Nacional de Justicia?
El gobierno espera una decisión ponderada del Congreso respetando la autonomía de los órganos autónomos y sobre todo entendiendo que nadie –y esto por supuesto incluye al Ministerio Público– está por encima de la ley del control constitucional.