Al jurar el último martes como presidente, Manuel Merino de Lama —quien venía de desempeñarse como congresista de Acción Popular y titular del Parlamento— anunció gabinete de “consenso y unidad nacional” para el gobierno de transición que encabeza tras la vacancia de Martín Vizcarra por permanente incapacidad moral. Con miras a concretar dicha tarea, lo primero que hizo fue designar al excongresista y exministro Ántero Flores-Aráoz como presidente del Consejo de Ministros.
Este jueves, Merino de Lama tomó juramento a su Gabinete Ministerial en pleno y reconoció que existen actualmente “momentos difíciles para nuestro país”. “Hemos convocado a profesionales de primer nivel sin distinciones de color político”, también aseguró.
El Comercio consultó las opiniones de politólogos Katherine Zegarra, Eduardo Dargent y Arturo Maldonado respecto a las posturas de Merino y la conformación del Gabinete Ministerial.
PARA SUSCRIPTORES: Martín Vizcarra: ¿Puede el expresidente postular al Congreso?
1. ¿Qué señal da el Gobierno con la conformación del Gabinete?
Katherine Zegarra:
Merino no está leyendo bien la situación. Existe una grave crisis de representación. Claramente hay un perfil más conservador. No habrá estabilidad macroeconómica si las instituciones no se sienten representativas para los ciudadanos. Estamos viendo el error de pensar que la economía vale mucho más que la representación ciudadana, eso abre la puerta a que la gente que no se siente representada por la clase política busque a alguien que sea antisistema.
Eduardo Dargent:
Creo que es un Gabinete conservador, en el sentido de que Merino dijo que iba a buscar un Gabinete de ancha base que llegase a diferentes sectores. En realidad se ha refugiado en este grupo conservador, que hace rato hace política, que era cercano al fujimorismo, al Apra. Hay bastante presencia mediática, pero poca presencia electoral. Algunos tienen un perfil más técnico que otros; por tanto, son valiosos cuando uno quiere gobernar y tener algunas personas de ese sector. El problema es que en este caso son todos. Es un grupo grande vinculado a ese sector con figuras mucho menos conocidas, que creo marcan un problema grande para la gobernabilidad. Si el Congreso anterior hubiese vacado a Vizcarra, probablemente esta sería la gente que habría ayudado a conformar un Gabinete.
Arturo Maldonado:
No da la señal que Merino indicaba desde el comienzo: que iba a ser un Gabinete de renovación. No es un Gabinete de renovación. Hay personajes cuestionables y otros que tendrán muchos problemas, empezando por sectores más importantes. En el Ministerio de Economía tenemos a un funcionario con experiencia, pero que no tiene el perfil de los ministros de Economía en el pasado, funcionarios con una trayectoria más destacada. El ministro tiene que debatirse ahora entre las presiones que habrá desde el Congreso para abrir la caja y tener una suerte de populismo fiscal con el presupuesto del 2021. La continuidad de Merino depende de brindar ciertas prebendas a los que lo apoyaron para dar el paso que ha dado.
2. ¿Es un Gabinete de consenso y primer nivel, como dice Merino?
Katherine Zegarra:
Muchos ministros vienen o de perfiles muy técnicos o son personas que tienen un pasado político variado, por decir lo menos, como Juan Sheput. En este contexto era complicado que el Gabinete pueda ser considerado de ancha base o lograr algún tipo de legitimidad, al menos por personas que consideran que este Gobierno no ha sido elegido democráticamente. Constitucionalmente, puede ser. Si hubiesen estado miembros de los partidos que apoyaron a Merino dentro del Gabinete, iba a ser escandaloso. Se han cuidado de quemarse de alguna manera en estas elecciones. Eso no significa que exista un verdadero balance de poderes.
Eduardo Dargent:
Es un Gabinete que no es de consenso ni de primer nivel. Más bien, es añejo y con personas vinculadas al Congreso disuelto. Mirando a la opinión pública, es hincar el ojo a la ciudadanía. Es un Gabinete igual al del indulto a Alberto Fujimori, el último Gabinete de Pedro Pablo Kuczynski, que era conservador, lo que querían los aliados del Congreso anterior. Es un Gabinete que si intenta ponerse fuerte con el Congreso, este generará más conflicto. No es un Gabinete que traiga paz con la calle. Alguien le metió en la cabeza a Merino que podía ser presidente y construir consenso. Hay incapacidad de construir un Gabinete que tenga cierta apertura, consenso y capacidades de gobernar.
Arturo Maldonado:
No es de primer nivel ni de consenso. Por trayectoria, hay algunas personas que podrían ser rescatables, pero que lamentablemente al haber jurado como ministros en esta coyuntura ya echa una sombra de duda sobre esa trayectoria. Es un Gabinete parchado a la volada o improvisado con lo que se tenía a la mano. Eso no va a garantizar el nivel ni el consenso. Esto va a exponer a personajes como Juan Sheput, que ha sido crítico y ahora lo vamos a ver en la cancha. Uno podría rescatar las credenciales técnicas de algunos ministros, que no tienen que ver con las credenciales democráticas.
3. Merino afirma que no habrá “cambio traumático”, ¿es porque sabe que no tiene mayor margen de acción?
Katherine Zegarra:
De por sí, el origen de este nuevo Gabinete proviene de un hecho traumático. No tiene tiempo para hacer grandes reformas. Entonces, hay que mirar con lupa cuáles son los cambios que harán en el corto plazo. No sabemos cómo será el manejo de los miembros del Gabinete en su cartera. No puedes decir que no hay un cambio traumático si estos días hubo represiones policiales duras. El hecho de que no haya hablado sobre eso, llama muchísimo la atención. No está viendo lo que está sucediendo.
Eduardo Dargent:
Ya se produjo el cambio traumático. No es el caso de un presidente que ha llegado a decirle a la población: voy a hacer pocas cosas, pero ofrezco una garantía de acompañar esto hasta la transición. La población ya había optado por Vizcarra como su mal menor. Y de pronto, se ha cambiado, se ha entrado y no se puede construir la gobernabilidad. Este no es un tema de pro Vizcarra o anti Vizcarra, es un tema de construcción de cierta estabilidad. Además de la medida, que es un abuso de la Constitución, no se logra construir cierta gobernanza distinta. Sí hay margen no para cambios profundos, pero sí para un estilo de Gobierno diferente. Es lo que hizo [Valentín] Paniagua en su momento. Merino creó que podría hacer eso. Le calentaron la oreja personas con intereses concretos.
Arturo Maldonado:
Es un mensaje tratando de calmar las aguas en el corto plazo. Los políticos han devaluado su palabra dramáticamente. En un mes pueden desdecirse. Tendría él que definir qué es un cambio traumático. Quizá para ellos tener la prerrogativa de nombrar a los miembros del Tribunal Constitucional no es un cambio traumático.
4. ¿Cuáles son los principales retos del Gabinete en el tiempo que queda de Gobierno?
Katherine Zegarra:
El principal reto es el hecho de que una gran parte de los ciudadanos considere que este Gobierno es legítimo. Ese es un gran reto. Las reformas que había impulsado Vizcarra, algunas con más éxito que otras, como las reformas política y judicial, quedan en un limbo muy extraño. Preocupa cómo van a ser estas elecciones, si es que los organismos electorales van a garantizar que estas elecciones serán limpias o cómo será el manejo con el Covid-19. A las grandes problemáticas que tenía el Perú en la actualidad, como el manejo económico y el Covid-19, se ha agregado una gran crisis política y social que van a tener que sortear.
Eduardo Dargent:
El reto es dar la confianza. Tendrían que demostrar que son capaces de escuchar la crítica, dar garantías de independencia frente al proceso electoral, parar las iniciativas de un Congreso que va a buscar aprovecharse de estos vacíos para establecer medidas que los favorezcan. Incluso, si hubiese ganado la elección pasada, Keiko Fujimori hubiera tenido mejor posibilidad de armar algo mucho más amplio. Merino no ha podido, tampoco es que tenga muchos recursos, hacerlo, no ha tenido los contactos ni la posibilidad de hacerlo.
Arturo Maldonado:
Es un Gabinete descalificado desde nacimiento, lamentablemente. El reto que tienen es garantizar que se restablezca el equilibrio de poderes de alguna manera, más allá de lo que piensan hacer en sus sectores. Pensar en cómo restituir el equilibrio de poderes y que no haya una concentración de este en un grupo que ha tomado el poder.
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