La política peruana suele hacer guiños al esoterismo, más aun cuando está en juego el sillón presidencial. Los números dicen que Alejandro Toledo es el único candidato de las últimas cuatro elecciones que obtuvo la mejor votación en la capital y –a la vez– fue capaz de conquistar al siempre rebelde y combativo sur del país. En el 2001, él logró romper la “maldición limeña”.
El resultado de aquella primera vuelta fue crucial para la posterior victoria de Toledo sobre Alan García en el balotaje. El recién repatriado ex mandatario aprista cayó en las urnas en las tres regiones sureñas con mayor representación: en Arequipa alcanzó 33% frente al 66,9% de su rival, en Cusco perdió por 70,8% a 29,2% y en Puno fue derrotado por 65,2% contra 34,8%. Cifras inobjetables hasta para los agnósticos de la estadística.
Ni Lourdes Flores Nano en el 2006 ni Pedro Pablo Kuczynski en el 2011 consiguieron emular con éxito al líder de Perú Posible. Si bien ambos lograron la mejor votación en Lima –34,2% y 26,8%, respectivamente–, ninguno pudo mitigar el aplastante éxito de Ollanta Humala en el sur, bastión del joven Partido Nacionalista en esas dos campañas. Además, la maldición limeña persiguió a la lideresa del PPC y al ex ministro de Economía: ninguno pasó a la segunda vuelta.
“El sur vota contra Lima, así el candidato sea de izquierda o de derecha. Quien reta al establishment [orden establecido por el poder], a las clases dominantes y al centralismo limeño va a hacer clic allá. Y eso fue Humala, así como lo fue Toledo en su momento”, explica el politólogo e investigador Carlos Meléndez.
—Fujimorismo. Con Alberto y sin él—
En 1990, Mario Vargas Llosa se impuso en la primera vuelta a Alberto Fujimori con un escaso margen en Lima: 39,49% a 34,42%. En Arequipa, cuna del autor de “Conversación en La Catedral”, la diferencia a su favor fue mínima: 35,92% contra 34,99%.
En el resto del sur, la victoria del candidato de Cambio 90 fue contundente y Vargas Llosa incluso fue superado por el aprista Luis Alva Castro en Puno y Moquegua. Los resultados presagiaban lo que ocurriría en la segunda vuelta. Fujimori derrotó al Nobel de Literatura en todo el sur y llegó a Palacio de Gobierno con una cómoda ventaja de casi 25 puntos en el conteo final del JNE.
Cinco años después, Alberto Fujimori venció a Javier Pérez de Cuéllar sin llegar al balotaje. Una vez más, el sur estuvo con él como un bloque sólido: la ventaja sobre el ex secretario general de la ONU no fue menor a 30 puntos en ninguno de los cinco departamentos de esa región. “El fracaso de Pérez de Cuéllar estuvo en que se lo percibía más como extranjero que como peruano”, rememora Alfredo Torres, presidente ejecutivo de Ipsos Perú.
El 2006 fue la primera vez –y hasta ahora la única– que el fujimorismo presentó a una elección presidencial a un candidato sin apellido Fujimori. Martha Chávez obtuvo menos del 7% de votación nacional. El sur también le dio la espalda: ella no obtuvo más de 8% de respaldo en ese sector del país. “Hay que recordar que en el gobierno de Alberto Fujimori, Arequipa dejó de ser una gran zona industrial. Ese y otros factores hicieron que el sur perdiera protagonismo frente al norte”, asevera Giovanna Peñaflor, gerenta general de Imasen.
En la última campaña, Keiko Fujimori no solo estuvo lejos de alcanzar a Humala en esas regiones del país, sino que fue incapaz de superar a Kuczynski en Arequipa, Tacna y Moquegua: perdió por 20,03% contra 10,58%, 12,11% a 10,86% y 20,41% frente a 12,21%.
“Arequipa es un electorado muy conservador y aristocrático. Por eso a PPK le fue bien y le va bien ahora. De otro lado, al fujimorismo le cuesta mucho llegar al sur cuando no está en el poder. Fue un gobierno muy centralista a pesar de los programas sociales. Con [Alberto] Fujimori no había ni un Congreso de distritos múltiples y menos gobiernos regionales”, agrega Meléndez.
El férreo respaldo sureño había sido insuficiente en el 2006 para evitar que Alan García venciera a Humala, pero cinco años después fue fundamental para que este derrotara a Keiko en un apretado balotaje. El sur peruano puede ser decisivo en una elección cerrada.
—Un nuevo escenario—
Pese a la exclusión definitiva de Julio Guzmán y de César Acuña de la contienda, el fujimorismo no ha crecido en el sur. En el más reciente sondeo de Ipsos –publicado el domingo 13 en El Comercio–, la lideresa de Fuerza Popular mantiene ahí un 18% de intención de voto, pero se le acercan Kuczynski con 14%, Alfredo Barnechea con 11% y Verónika Mendoza con 9%.
“Si las preferencias siguen tan fraccionadas como hasta ahora en la campaña, a Keiko Fujimori no le va tan mal. Pero si ese bloque de regiones [Arequipa, Cusco, Puno, Tacna y Moquegua] logra concentrar y encender sus preferencias en uno o hasta dos candidatos, al fujimorismo podría pasarle lo mismo que en el 2011”, anota el politólogo Eduardo Dargent.
Torres proyecta que Verónika Mendoza es la candidata con mayores posibilidades de crecimiento en Cusco: nació en esa región, es la única de los cuatro que habla quechua con fluidez y tiene un discurso reivindicatorio y crítico contra el actual modelo. “Ella puede pegar en el sur rural, donde hay mucho nacionalismo y una mirada política más hacia la izquierda”, apunta el presidente ejecutivo de Ipsos Perú.
Golpear al sistema es una apuesta sin pierde en aquellas zonas que votan contra Lima. Mendoza volvió esta semana a Arequipa para reforzar su promesa de que “Tía María no va”. Además, ha criticado a Alfredo Barnechea por presentarse como el auténtico impulsor de la renegociación del gas. “¿Dónde estuvo cuando este gobierno quiso anular el gasoducto del sur y dejarnos a los cusqueños y puneños con migajas?”, se preguntó hace unos días.
Víctor Andrés García Belaunde, miembro de la fórmula presidencial de Acción Popular, responde así: “Este mensaje lo tenemos desde el 2004. [Valentín] Paniagua hizo la denuncia un año después. Hemos sido los primeros en plantear lo del gas. Nos parece infantil que ellos digan que ellos lo dijeron primero y nosotros después. Por eso hemos salido a contestarles”.
Inclusive Kuczynski ha replanteado su estrategia por ese asunto. Por ello, Martín Vizcarra –integrante de su plancha y ex gobernador regional de Moquegua– visitó esta semana Cusco y la Ciudad Blanca. “Lo que proponemos no solo es el tema del gas, sino también un complejo petroquímico, un gasoducto y el desarrollo turístico articulado en todo nuestro sur”, relató a este Diario sobre su minigira. Intentamos comunicarnos con representantes del fujimorismo y del Frente Amplio, pero no hubo respuesta.
Finalmente, Keiko Fujimori ha concentrado sus esfuerzos en conquistar Puno, región donde derrotó a PPK en la anterior elección con 15,62% contra 8,87%. Como en política no existe espacio para las coincidencias, no sorprende que en enero pasado Fuerza Popular haya empezado oficialmente su campaña en la ciudad de Juliaca. A toda costa, Keiko busca reducir el antifujimorismo pos-Alberto.
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— Política El Comercio (@Politica_ECpe) 18 de marzo de 2016