Organizar una elección es, ya de por sí, una tarea compleja. Ahora toca hacerlo en medio de una pandemia. Pero el Perú no es el único país en esa situación. De hecho, mientras que aquí falta todavía un año, para otros el problema ha sido mucho más inmediato. Y la decisión, igual de difícil: demorar un proceso elemental para la democracia o poner en riesgo la salud de la gente.
El último martes, el presidente Martín Vizcarra le aseguró al país que las elecciones generales se realizarán, sí o sí, en abril del 2021. Esta certeza –dijo– se basa en la idea de que para entonces el mundo ya tendrá una vacuna contra el coronavirus. Y aunque ello se alinea con los estimados más optimistas de la comunidad científica, el patógeno ya ha probado que sabe cómo desafiarlos.
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Además, hay otros factores a tomar en cuenta. Entre ellos, la disponibilidad de la vacuna para países como el Perú y el tiempo que tomaría distribuirla a todo el territorio nacional. Un esfuerzo tan o más grande que el de montar unas elecciones. Y si los tiempos se van acortando, el país enfrentará pronto el mismo dilema democrático que otros ya abordan. ¿Cómo lo están resolviendo?
Corea: una batalla (casi) ganada
En todo lo que tiene que ver con el coronavirus, Corea del Sur parece estar siempre un paso por delante. Su estrategia de control hoy es usada como ejemplo mundial y eso se ha reflejado en términos electorales. El país asiático –que en febrero era uno de los más golpeados por el Covid-19– celebró este miércoles sus comicios parlamentarios con la participación más alta en 28 años: 66,2%.
La elección ha sido un espaldarazo del pueblo coreano a la gestión sanitaria de su gobierno. Según la agencia de noticias surcoreana Yonhap, el partido oficialista ha obtenido 180 de los 300 escaños del parlamento unicameral y, de ahora en más, podrá pasar sin problemas la legislación necesaria para continuar con su estrategia de mitigación y reflote económico.
Desde febrero, Corea del Sur viene implementando con éxito un plan de testeo masivo, rastreo tecnológico y aislamiento de los contactos de las personas infectadas. Con ello ha podido domar al virus sin haber decretado nunca la cuarentena general. El jueves, el país anotó su cuarto día consecutivo con menos de 30 casos nuevos, según Yonhap.
Por eso, los propios surcoreanos eran conscientes de su capacidad para desafiar a la pandemia. Según El País, el 72% apoyaba la celebración de las elecciones y solo el 21% prefería posponerlas. Finalmente, estas se realizaron exigiendo a los electores estrictas medidas de seguridad sanitaria: mascarillas, guantes, control de temperatura y filas con el obligatorio metro de distancia.
Pero más allá de eso, el gobierno hizo todo lo posible por promover la participación ciudadana. Incluso, 13.800 surcoreanos en aislamiento domiciliario por Covid-19 fueron autorizados para ir a votar, según Yonhap. Todos habían expresado voluntariamente su deseo de hacerlo. Eso sí, fueron obligados a acudir pasado el cierre de la votación regular, a partir de las 6 de la tarde.
Además, el gobierno los forzó a desplazarse a pie o en auto –no en trasporte público– y sus movimientos fueron monitoreados de forma remota. Las autoridades sanitarias informaron luego que tres ciudadanos que variaron la ruta recibirían sanciones penales. El gobierno, en tanto, dijo que supervisará durante dos semanas los números para confirmar que la votación no ha rebrotado al virus.
EEUU: en tiempos de guerra
La situación en Estados Unidos es totalmente distinta. La desidia inicial del presidente Donald Trump en el combate contra la pandemia ha hecho que el país sea hoy el que más casos y muertes reporta a nivel mundial. Y todo esto, en medio un proceso electoral ya había iniciado, con las primarias sobre ruedas y la votación presidencial a la vuelta de la esquina.
“Los estadounidenses van a marcar la pauta sobre cómo hacer elecciones en tiempos de coronavirus en otros países”, dice el presidente del Instituto Peruano de Derecho Electoral, José Manuel Villalobos. El problema es que los propios estadounidenses no tienen hoy muy claro cómo abordar el año electoral. La incertidumbre, por supuesto, es mayor para los eventos más próximos: las primarias.
Hasta el cierre de esta nota, 16 estados (Alaska, Connecticut, Delaware, Georgia, Hawaii, Indiana, Kentucky, Louisiana, Maryland, Nueva Jersey, Nueva York, Ohio, Pennsylvania, Rhode Island, West Virginia, Wyoming) y un territorio no incorporado (Puerto Rico) habían pospuesto sus elecciones primarias o cambiado el sistema de votación a uno no presencial.
“No creo que sea prudente estar llevando a mucha gente a un solo lugar a votar. Mucha gente tocando un mismo pomo en la puerta, mucha gente tocando un mismo lapicero”, dijo hace dos semanas el gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, antes de posponer las primarias de ese estado para el 23 de junio. Nueva York es uno de las circunscripciones más golpeadas por el Covid-19 en EE.UU.
NEW: We will move our presidential primary to June 23rd.
— Andrew Cuomo (@NYGovCuomo) March 28, 2020
Public health is our number one priority and we will carry out this vital democratic process at a safer date.
Con las primarias apiñándose en junio, queda igual otra pregunta: ¿se realizarán las elecciones generales de fin de año, dada la magnitud del brote que vive el país? La respuesta es que probablemente sí, pero más por descarte que por pertinencia. Cambiar la fecha de la elección general requiere de un consenso político muy difícil de alcanzar, explica el New York Times.
Mientras que cada gobernador tiene potestad sobre las primarias de su estado, la fecha de las elecciones generales está determinada por ley federal desde hace casi dos siglos. Mover el 3 de noviembre –"el martes después del primer lunes de noviembre", dice exactamente la norma– demandaría que Trump convenza al Congreso de legislar al respecto.
Esto es especialmente difícil porque el Partido Demócrata tiene mayoría en la cámara baja del Parlamento estadounidense. Y su próximo candidato, Joe Biden, ya se ha pronunciado en contra. “Votamos en medio de la Guerra Civil, en medio de la Primera y la Segunda Guerra Mundial. Así, la idea de posponer el proceso electoral me parece simplemente fuera de discusión”, dijo en marzo.
Pero incluso si Trump alcanzara un consenso con los demócratas, la elección no se podría patear mucho tiempo. Según la Constitución de EE.UU., su periodo presidencial debe terminar –pase lo que pase– el 20 de enero del 2021. Así las cosas, la opción más sensata en el horizonte es replicar un modelo que ya están aplicando algunos estados en sus primarias: el voto a distancia.
Y esto sería, precisamente, ‘marcar la pauta’. Según Villalobos, el Perú ya tiene el marco legal para implementar el voto electrónico remoto. Sin embargo, explica que este sistema es aún demasiado inseguro y quitaría legitimidad. La otra opción es que el voto se emita vía correo postal. Para ello, sin embargo, Villalobos dice que el Perú necesitaría que el Congreso legisle al respecto.
En cambio, en EE.UU., el voto postal sí aparece como la opción más viable para las elecciones de noviembre. De hecho, estados como Alaska, Wisconsin o Hawaii votaron o votarán en sus primarias enteramente por correo. Trump, no obstante, ya ha cuestionado la legimitidad de esta opción. “Creo que mucha gente hace trampa en el voto postal. No debería aplicarse", dijo recientemente.
¿Y el vecindario?
En América Latina, los países parece haber arribado a un consenso respecto al tema: la postergación. Al menos, la mayoría de aquellos con elecciones programadas para este año. No obstante, los países vecinos parecen ver en esto una carrera de corto aliento, pues las nuevas fechas se mantienen en un rango de tiempo en el que no está claro si la pandemia estará controlada.
En Bolivia, por ejemplo, el Tribunal Supremo Electoral (TSE) suspendió las elecciones presidenciales programadas para el 3 de mayo, en las que se debía reemplazar al expresidente Evo Morales. No obstante, el TSE ha propuesto que los comicios se realicen en algún momento entre el 7 de junio y el 6 de setiembre de este año. El plan debe ser aprobado por la Asamblea Legislativa Plurinacional.
La República Dominicana es otro de los países del vecindario que ha optado por la postergación. Con 189 muertos, es la nación de Centroamérica que más víctimas registra por Covid-19, y la Junta Electoral decidió recientemente mover las elecciones generales, que estaban programadas para el 17 de mayo, al 5 de julio. Una fecha aún próxima.
Luego está Chile, que iba a celebrar un plebiscito este 26 de abril. Tras las protestas masivas que ha vivido en los últimos seis meses, el país había alcanzado consenso para someter a referéndum si debía iniciarse un proceso de cambio de la Constitución heredada del dictador Augusto Pinochet. Esta crisis política tenía al presidente Sebastián Piñera en su nivel más bajo de aprobación, con 6%.
Sin embargo, 15 partidos han llegado a un nuevo acuerdo con el gobierno: patear la consulta popular al 25 de octubre. Esta decisión aún debe ser refrendada por el Parlamento formalmente. En la región, Chile viene aplicando una de los planes más exitosos de control del Covid-19, con 92.000 pruebas moleculares realizadas y solo 94 muertes. Piñera ha subido a 21%, según un sondeo de Cadem.
Luego está Brasil, en donde el presidente Jair Bolsonaro se ha opuesto públicamente a las cuarentenas estaduales y ha llamado a sus simpatizantes a romperlas. Su exministro de Salud, Luiz Henrique Mandetta, se distanció de esa posición para bien de los brasileños. Hace tres semanas, pidió públicamente la postergación de las elecciones municipales programadas para el 4 de octubre.
Sin embargo, en Brasil no se ha variado la fecha de unas elecciones de este tipo desde hace 40 años. El Tribunal Superior Eleitoral (TSE) ya ha rechazado un pedido en esa línea, argumentando que la discusión sobre el tema es “muy prematura”. No obstante, BBC Brasil reportó que tras bambalinas, el tribunal sí estaba coordinando con el exministro de Salud el cambio del cronograma electoral. Pero Mandetta fue destituido por Bolsonaro el jueves.
El otro vecino con elecciones próximas es Ecuador, que debería elegir nuevo presidente y nuevos congresistas el 7 de febrero del 2021. La fecha ha sido puesta en duda por la presidenta del Consejo Nacional Electoral (CNE), Diana Atamaint, quien dijo que pediría a la Corte Constitucional que la postergue. Sin embargo, su propuesta no encontró eco entre los miembros de su entidad.
El pedido de Atamaint llegó luego de que el presidente Lenín Moreno ordenara a su ministro de Finanzas recortarle el presupuesto. "¡En la batalla contra el Covid-19 todos arriman el hombro! He dispuesto al ministro Richard Martínez eliminar gastos innecesarios del próximo proceso electoral y reasignarlos a atender las prioridades de la emergencia sanitaria”, escribió en su cuenta de Twitter.
¡En la batalla conjunta contra el #Covid19 todos arriman el hombro! ¡Así debe ser!
— Lenín Moreno (@Lenin) March 23, 2020
He dispuesto al ministro @RichardM_A eliminar gastos innecesarios del próximo proceso electoral y reasignarlos a atender las prioridades de la emergencia sanitaria.
Con un panorama incierto, al Perú le queda todavía un año para preparase. En medio, y si no se siguen postergando, tendría seis procesos electorales para tomar como ejemplo. Con las elecciones primarias ya casi fuera del papel, le tocará adaptarse sobre la marcha de cara a las generales.