“Quiero volver a trabajar por todos los peruanos”, dijo el expresidente Alberto Fujimori en una carta dirigida a El Comercio el último 27 de junio. Así, confirmó su interés por tentar nuevamente la presidencia de la República tan solo seis meses después de dejar el penal de la Diroes, donde estuvo recluido durante 16 años por las matanzas de Barrios Altos y La Cantuta. Sin embargo, no logró su objetivo pues falleció este miércoles 11 de septiembre, a los 86 años.
La noticia de su postulación dividió a la opinión pública, como ocurrió con cualquier otra acción o decisión que lo involucró desde que irrumpió en la política en 1990, como el candidato antisistema. Aquella vez ganó las elecciones presidenciales con Cambio 90, partido que fundó apenas un año antes.
Este miércoles, su médico de cabecera, el congresista Alejandro Aguinaga (Fuerza Popular), confirmó que se encontraba grave de salud en su residencia en San Borja, donde vivía con su hija, la excandidata presidencial Keiko Fujimori; y sus nietas.
Y horas después, Keiko Fujimori comunicó su deceso. “Después de una larga batalla contra el cáncer, nuestro padre, Alberto Fujimori acaba de partir al encuentro del señor. Pedimos a quienes lo apreciaron nos acompañen con una oración por el eterno descanso de su alma. Gracias por tanto, papá”, escribió en la red social X, a nombre de ella y sus hermanos, Kenji, Hiro y Sachie Fujimori.
Mientras enfrentaba el deterioro de su salud, en las últimas semanas, Fujimori también enfrentaba un juicio por el asesinato de seis personas en Pativilca (Lima) en 1992. La fiscalía lo acusaba de ser presunto autor mediato del delito de homicidio calificado, en la modalidad de asesinato con alevosía, y pedía que se le condene a 25 años de cárcel.
Fujimori padecía una lesión cancerígena en la lengua, complicaciones cardíacas y otros problemas de salud que él y su entorno hicieron público. También fue sometido una intervención quirúrgica en junio pasado tras sufrir una fractura de cadera a causa de una caída.
En diciembre del 2023 salió en libertad por decisión del Tribunal Constitucional. Este le restituyó el indulto humanitario que el expresidente Pedro Pablo Kuczysnki le otorgó en el 2017. No obstante, la gravedad de su estado de salud fue siempre motivo de controversia, más aún cuando confirmó que planeaba tentar nuevamente la presidencia en las elecciones del 2026.
Pasado y presente
El analista político Gonzalo Banda señala que Fujimori fue el responsable de la llegada de las reformas liberales truncas, de la estabilización macroeconómica del país que parecía una quimera, y de un orden constitucional moderno que ha dado origen a un país donde las relaciones entre un ciudadano y el Estado cambiaron para siempre. En este, el ciudadano es un superviviente que no necesita al Estado.
Fujimori ejerció un gobierno de mano dura entre 1990 y 2000. Su gestión estuvo marcada por la corrupción.
Durante su gestión fueron derrotados los grupos terroristas Sendero Luminoso y el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA), y se detuvo la hiperinflación que dejó el primer gobierno de Alan García (1985-1990), pero también hubo graves violaciones a los derechos humanos, corrupción y erosión institucional.
Sus simpatizantes resaltan el famoso ‘fujishock’. Cuando en agosto de 1990, el entonces presidente del Consejo de Ministros y titular de Economía y Finanzas, Juan Carlos Hurtado Miller, apareció en televisión para anunciar un ‘shock económico’ para detener la hiperinflación, esta alcanzaba una tasa de 397%.
En ese momento, la real situación de la economía peruana estaba encubierta por un control de precios de productos que comercializaban las empresas públicas. Esto disimulaba las altas tasas inflacionarias, pero provocaba un déficit fiscal agudo.
Los insumos básicos de la canasta familiar se encontraban racionados, la especulación crecía por las distorsiones provocadas por los subsidios al consumo y las altas presiones inflacionarias.
No obstante, con la eliminación de los subsidios al consumo de los precios y unas políticas estrictas de balance fiscal, junto a otras medidas económicas, la tasa promedio de inflación empezó a descender en los siguientes años de forma sostenida.
El golpe de Estado
Pero la noche del domingo 5 de abril de 1992, Fujimori dio un golpe de Estado con el apoyo de las Fuerzas Armadas. Disolvió el Congreso y tomó el control de todos los poderes del Estado.
Aquella vez argumentó que el Congreso era “obstruccionista” y no lo dejaba gobernar. Solo contaba con 32 diputados de 180 y 14 senadores de 62; es decir, no tenía mayoría en ninguna de las cámaras.
Luego instauró lo que denominó “Gobierno de Emergencia y Reconstrucción Nacional”. Y presionado a nivel internacional, convocó a un Congreso Constituyente que promulgó una nueva Constitución Política en 1993, que permanece vigente.
Durante su gestión, un escuadrón de la muerte conocido como el Grupo Colina cometió masacres como las de Barrios Altos y La Cantuta. También se registraron desapariciones, secuestros, sobornos a congresistas tránsfugas y otros hechos por los que fue condenado.
“Fujimori ha dado forma al Perú de la decadencia política. Su perfil oficial dirá que fue un dictador que cometió varios delitos graves y que nunca se arrepintió por ninguno. Permaneció indolente y hasta desafiante en muchos momentos donde pudo haber ensayado gestos de penitencia”, señala Banda.
En su segundo mandato (1995-2000), enfrentó la toma de la casa del embajador japonés Morihisa Aoki por parte del MRTA, que duró poco más de cuatro meses.
El 22 de abril de 1997, las Fuerza Armadas lograron liberar a 71 de los 72 rehenes que estaban en manos de 14 terroristas del MRTA, en la conocida operación Chavín de Huántar. Esa operación militar fue uno de los más grandes logros del gobierno fujimorista.
Pero al final de su segundo mandato, una “interpretación” de la Constitución lo llevó a postular a una nueva reelección para el período 2000-2005. Su campaña estuvo marcada por denuncias de intimidación, sobornos y fraude electoral.
En septiembre de 2000, la difusión de un video en el que se vio a su asesor y mano derecha, Vladimiro Montesinos, entregar dinero a un congresista opositor, lo llevó a convocar a nuevas elecciones. Luego, con el pretexto de asistir a una cita internacional, desvió su ruta hacia el Japón, donde hizo valer su doble ciudadanía y renunció a la presidencia del Perú.
El Congreso no aceptó su renuncia y, más bien, lo vacó del cargo por incapacidad moral.
La extradición
Ya en el 2005, viajó a Chile, que lo extraditó a Perú en el 2007. Aquí fue condenado a 25 años de prisión por los delitos de homicidio calificado con alevosía, por las matanzas de Barrios Altos y La Cantuta, y secuestro agravado, por las detenciones del periodista Gustavo Gorriti y del empresario Samuel Dyer.
El tribunal de la Sala Penal Especial, presidido por el juez César San Martín, sentenció a Fujimori en un fallo de carácter histórico para la comunidad nacional e internacional. Y acumulaba hasta hoy una deuda de aproximadamente S/57 millones por concepto de reparación civil.
Pero “hay que intentar entender su gobierno a través de matices, y cómo ha sobrevivido su figura”, señala la politóloga Katherine Zegarra.
“Sin duda significó un quiebre en nuestra historia como país. Estableció el origen de la Constitución con la que convivimos, la apertura del Perú a los mercados, pero también significó corrupción, violación a los derechos humanos y el centralismo del Estado”, resalta.
Zegarra destaca que se trató de un personaje complejo, que generó polarización.
“La historia del Perú no puede ser escrita sin Alberto Fujimori”, sentencia.
Alberto Fujimori Fujimori nació en Lima el 28 de julio de 1938. Sus padres, Naoichi Alberto Fujimori y Matsue Fujimori de Fujimori, son del pueblo de Sirahama, prefectura de Kumamoto, Japón.
Su padre se embarcó por primera vez en un navío de inmigrantes japoneses en 1932, luego regresó a Japón y volvió casado. En el Perú trabajó como sastre y tuvo cinco hijos: Alberto Kenyo (ingeniero agrónomo) Juana Hatsumi, Pedro (ingeniero) Rosa (economista) y Santiago (abogado).
Alberto Fujimori pasó sus primeros años en La Victoria y Barrios Altos, en Lima. Estudió la primaria en el Colegio “Nuestra Señora de la Merced” y en la Escuela Fiscal N° 405 “República de Bolivia”; y la secundaria en la Gran Unidad Escolar “Alfonso Ugarte”.
Cursó estudios superiores en la Universidad Agraria La Molina. Se recibió de ingeniero agrónomo e hizo post grado de Agronomía en universidades de Francia y EE.UU.