Misión imposible: Fiscalizar órganos de inteligencia en el Perú

Una nube de sospecha vuelve a cubrir los órganos de inteligencia del país tras la publicación de registros de seguimientos al ex primer ministro Jorge del Castillo, la vicepresidenta Marisol Espinoza y la congresista Natalie Condori.

En el caso de Espinoza se sabe que la policía intervino a dos agentes de la Dirección Nacional de Inteligencia (DINI) frente a su casa. Según la respuesta oficial, estos reforzaban la seguridad de la Embajada de Estados Unidos ante un inminente ataque de terroristas libaneses. Surgen entonces las preguntas: ¿Funcionan adecuadamente nuestros servicios de inteligencia? ¿Existe un control eficaz de sus acciones y gastos?

“La DINI no hace operaciones clandestinas”, nos asegura uno de sus ex jefes, el general PNP (r) Danilo Guevara. Explica que los seguimientos son parte de la “inteligencia humana”, que comprende el espionaje, el contacto con informantes, y el trabajo de agentes cubiertos y encubiertos. Eso sí, remarca, de acuerdo a ley estas acciones deben ser autorizadas por dos vocales supremos asignados.

Quien duda de la capacidad de los directores de estos órganos es el ex jefe del Consejo Nacional de Inteligencia Juan Velit, pues suelen ser designados “por favores”, o porque “son amigos cercanos del principal consumidor de inteligencia”, es decir, del jefe del Estado.

El actual encargado de la DINI es el capitán EP (r) Javier Briceño Carpio, compañero de promoción del presidente Ollanta Humala, al igual que su antecesor, el capitán EP (r ) Víctor Gómez Rodríguez. Ambos son del arma de infantería.

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