La fiscalía hizo un hallazgo tardío, de esos que escapan a un primer allanamiento. No estaba en los cajones, ni en los estantes, ni en la memoria de las computadoras de Palacio de Gobierno. No estaba en el armario de un baño, como le pasó a Bruno Pacheco cuando le pillaron $20 mil. Estaba –según contó el programa “Contracorriente” de Willax- en la memoria de una impresora. Era el texto de un decreto ley que disolvería el Congreso el mismo 7 de diciembre, si la temeridad de Pedro prosperaba.
Los rastros de apuro en el texto son los mismos de las otras dos piezas conocidas del golpe: el mensaje a la nación en vivo, trasmitido por un equipo de TVPerú convocado poco antes; y la llamada de Castillo al ex comandante general de la PNP, Raúl Alfaro, a través del celular del ex ministro del Interior, Willy Huerta. En realidad, la nueva pieza encontrada confirmaría que el golpe fue absolutamente deliberado y aspiraba a disolver efectivamente al Congreso; pero, como todo en el castillismo, hubo más improvisación y fantasía que planificación y realismo. El decreto ley, inconstitucional por donde se le mire, es una enumeración de artículos de la Constitución, lanzados cual considerandos al desgaire a los que se suma un argumento que sí merece que nos detengamos en él.
Antes, una precisión procesal y de rigor periodístico: el miércoles 7, Juliana Oxenford difundió un documento de la fiscal adjunta suprema Galinka Meza Salas (Providencia 266 del lunes 5 de junio) en el que, en un abstruso lenguaje técnico, esta niega haber registrado el documento y pide al programa “Contracorriente” que lo entregue. Añadió que la diligencia de deslacrado de la memoria de la impresora recién estaba por hacerse el día 9. Algunos han interpretado, apuradamente, que la fiscalía ha negado la existencia del documento y lo exhibido en “Contracorriente” sería, por lo tanto, falso. Por el contrario, pensamos en que es mucho más alta la probabilidad de que sea verdadera y que, con su providencia, la fiscal Meza busca evitar un vicio procesal. Algo parecido a esto fue explicado por Carlos Paredes, director del programa quien, por supuesto, protege a sus fuentes.
Oye OEA, oye OEA, eoeoa
Ahora sí, ¿cuál es el argumento para justificar el golpe? Pues que el Congreso no le hizo caso a las recomendaciones de la OEA. Recuerden que el 19 de octubre pasado el gobierno de Castillo pidió la activación de la Carta Democrática, un mecanismo que tiene la OEA para ponerse en guardia cuando la democracia se ve amenazada en un país miembro. Basta que el gobierno vulnerable lo pida y se activa, pero es cierto que el pedido peruano tuvo un generoso eco, a juzgar por el Grupo de Alto Nivel que se formó con cancilleres en ejercicio y ex cancilleres de la región.
Eso sí, la idea de que la OEA podría apoyar un golpe era una fantasía castillista. Se podría decir que la comisión tuvo cierto sesgo de simpatía hacia Castillo porque se contagió de la narrativa de que era un humilde maestro maltratado por las élites peruanas. Quizá fue ese sesgo el que, en un primer comunicado que emitieron, los llevó a omitir la mención a la corrupción galopante del régimen. Pero los cancilleres no eran idiotas como para apoyar una aventura golpista.
Sus recomendaciones fueron genéricas y bien intencionadas, como para salir del paso. Exhortaron a un diálogo amplio y con agenda entre oficialismo y oposición; y a una tregua política. Ahora bien, los cómplices de Castillo en el golpe (en el supuesto de que él no redactó el decreto de propia mano), retorcieron esto para decir en sus considerandos: “Que, el 1 de diciembre de 2022, en acatamiento a las recomendaciones formuladas por el Grupo de Alto Nivel, la premier Betssy Chávez Chino invitó a las diferentes bancadas del Congreso a dialogar por el bien del país. Que el 1 de diciembre de 2022 el Congreso aprobó el trámite de la tercera moción de vacancia”. O sea, ‘como la OEA pide diálogo y tregua, Betssy ha llamado a las bancadas, no le han hecho caso y para remate, me quieren vacar; entonces, los disuelvo’.
Le pregunté a Harold Forsyth, que fue nuestro embajador ante la OEA en ese trance, qué le parece el razonamiento castillista que acabo de resumir. “Absurdo, la OEA ni siquiera hubiera tenido que contestarlo”, me dice. Le pido que cuente la reacción de la OEA, en vivo, cuando se enteraron del golpe el 7 de diciembre. “Estábamos en reunión del Consejo Permanente [el secretario Luis Almagro más los embajadores de cada país miembro] y una amiga me cuenta por WhatsApp del mensaje que estaba dando Castillo. Le pedí a Almagro que se acercase y se lo mostré. Quedamos espantados, él dijo algo fuerte [por pudor, no lo cuenta ahora, pero ya otra fuente me había contado antes que exclamó, ‘!le voy a sacar la puta!’]. Yo renuncié públicamente en ese momento ante el Consejo Permanente y a los pocos minutos me enteré de que había renunciado el canciller César Landa y lo comuniqué. Luego nos enteramos de que Castillo estaba detenido por la policía”.
Le pido a Forsyth, hoy embajador en retiro, hacer un poco de política contrafáctica. ¿Qué hubiera pasado si el golpe se materializaba por unas horas y se publicaba el decreto disolviendo el Congreso, con esa mención a la OEA?. “Ni aún así creo que era necesario comentar esa mención. El Consejo Permanente, en la sesión de la tarde hubiera convocado a una asamblea extraordinaria de los cancilleres, virtual, para condenar el golpe. A mi me hubieran pedido mi testimonio, pero ya no desde mi escaño, sino como invitado. La embajadora mexicana hubiera titubeado un poco, pero su cancillería, con la venia de AMLO, le hubiera ordenado que un golpe no se puede apoyar”. La idea castillista, subyacente en el decreto frustrado, de que la OEA podría haber sido condescendiente con el golpe, es tan naif como el coro de la canción de Íber Maraví sobre Castillo: “Oye OEA, oye OEA, eoeoa (bis)”.
El desmadre premeditado
¿Premeditación o abandono al azar? Las dos cosas han andado juntas en el castillismo. Le pregunté al ex ministro de Trabajo, Alejandro Salas, testigo del 7 de diciembre hasta que renunció tras el mensaje a la nación, qué piensa del decreto encontrado. “Creo que es un documento hecho entre la madrugada y la mañana, como todo lo que pasó ese día. Necesitaban un decreto para disolver el Congreso y lo hicieron en pocas horas”. ¿Crees que en la madrugada hubo mucha actividad?, le pregunto. “Sí, tengo mensajes del chat que teníamos con el presidente, él escribió a horas como la 1.30 am o las 4:30 a.m. El presidente no durmió ese día”.
Las sospechas apuntan, como en la pieza principal del golpe, es decir el mensaje televisado a la nación; a la ex premier Betssy Chávez y a su entonces asesor Aníbal Torres. En el caso de Chavez, hay un testimonio que la compromete directamente con este documento. Cuando la fiscalía le preguntó a la periodista de TVPerú que fue convocada por Chávez a dirigir la trasmisión, contó esto: “Me dice [Chávez] que van a reestructurar el Estado, que eso va a ser pronto, que van a hacer muchos cambios, que no se puede seguir gobernando con esta clase política. Yo le pregunto cuándo y ella me dice: ahora mismo tengo que sacar el decreto supremo”.
La defensa de Chávez no me ha contestado, pero Duberlí Rodríguez, abogado de Torres, me compartió un comentario suyo en el que dice: “Don Aníbal Torres es ajeno a lo que se haya encontrado en una oficina de la Subsecretaría General de Palacio. Era asesor de la PCM (…). No se hecho aún diligencias de visualización pero afirma que no hay nada relacionado con el hecho de rebelión que se le imputa”. En este texto, Torres y su defensor, apuntan a que el documento se ha encontrado en el área del Despacho Presidencial y no en la de la PCM. Por cierto, no hay que descartar, aunque hasta ahora no aparezcan indicios como los que abruman a Betssy, de que el brazo legal político que apoyaba a Castillo (en especial, los abogados Raúl Noblecilla y Ronald Atencio) hayan prestado alguna colaboración ese día en el que el castillismo se jugó la patria.
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Las teorías perdonavidas de que Castillo estaba drogado o que fue amenazado o que fue víctima de un complot de la CIA o que se puso de carnada para desnudar a la derecha, se anulan unas a otras. Con este bonus track a lo que se sabe del golpe; sigue prevaleciendo la hipótesis de que fue un intento desesperado decidido en pocas horas, entre la noche del 6 y la mañana del 7, para evitar la vacancia. Los cálculos, nunca definitivos, que en derecha e izquierda se hicieron los días previos, arrojaban que la oposición no sumaba los 87 votos para vacarlo. Sin embargo, la difusión de las declaraciones de Salatiel Marrufo afirmando que parte de las coimas pagadas por Sada Goray fueron a manos del ex presidente, podían mover el tablero. “No tenía los votos”, me contó Salas que le dijo Castillo en el breve y tenso intercambio que sostuvieron tras el mensaje golpista. El presidente estaba perdido.