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Hay quienes piensan que el fujimorismo es un partido político monoteísta: un movimiento de ideología etérea que se sostiene en la figura de Alberto Fujimori, su líder histórico y guía terrenal. Y Martha Chávez, una abogada de verbo afilado, es tal vez su devota más fiel.
La última vez que Chávez juró como congresista fue en julio del 2011. Ataviada de negro impoluto y con la mano derecha sobre la Biblia, exclamó frente a la imagen de Cristo crucificado: “Por Dios, por la patria, invocando la protección de mi madre que está en cielo y prometiéndole al ingeniero Alberto Fujimori que no nos rendiremos ante la persecución… ¡Sí, juro!”.
Aquella mañana en el pleno se oyeron las palmas de sus 36 compañeros de bancada y algunas pifias de los nacionalistas, sus rivales políticos de turno. Martha Chávez retornó a su escaño sin inmutarse.
—Cancha política—
Tres décadas después de que Diego Armando Maradona se convirtiera en una deidad del balompié gracias a la ‘mano de Dios’ y el ‘gol del siglo’ en México 86, el delantero peruano Raúl Ruidíaz fue salpicado por un chispazo maradoniano.
En junio pasado, introdujo la pelota en el arco de Alisson –un gigante de metro 93 de altura– con la mano derecha, y dejó a Brasil, el único pentacampeón mundial, fuera de la Copa América Centenario.
Con las heridas de una lacerante campaña todavía frescas, Martha Chávez aprovechó la ocasión para cuestionar la apretada victoria de Pedro Pablo Kuczynski (PPK) sobre Keiko Fujimori en las urnas.
“Aun cuando creo que Ruidíaz no metió el gol con la mano, no tengo duda de que PPK sí ganó la presidencia con ‘metida de mano’… y no la ‘de Dios’”, sentenció horas después del partido en un tuit.
Ayer, meses después de aquel episodio futbolero, la abogada de 63 años contó en Canal N que el presidente Kuczynski suele ser parte de sus plegarias.
“Desde muy pequeña me enseñaron a rezar por las personas que tienen altos cargos. Sí [rezo por PPK]. Cuando se va a misa se reza por las autoridades porque hay una soledad del poder. Las personas no saben a quién creer”.
La militancia de Martha Chávez es casi dogmática: continúa como una férrea defensora del fujimorismo aun cuando este año quedó fuera de la lista naranja al Congreso contra su voluntad.
“A pesar de que fue costoso para mí, creo que fue acertado y respeto las decisiones”, admitió en julio pasado acerca de su ausencia electoral. La procesión se lleva por dentro.
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