El exministro Alfredo Thorne habla sobre la oposición de Fuerza Popular y Keiko Fujimori durante el gobierno del expresidente Pedro Pablo Kuczynski (PPK); así como del audio con contralor Edgar Alarcón, que gatilló su salida en junio del 2017.
—A la luz de los hechos, PPK ha dicho que se arrepiente de haber renunciado, pero que en su momento se sintió solo y muy fatigado. ¿Se arrepiente de haber hecho cuestión de confianza con el tema del contralor Alarcón?
Sentí que era momento de retirarse; no podía quedarme como ministro de Economía si no tenía el apoyo del Congreso con el que tenía que negociar día a día. Hice cuestión de confianza y defendí mi honra. Le dije a los congresistas que yo no estaba dispuesto a manchar mi nombre y que yo no iba a negociar con nadie.
—¿Por qué Alarcón estaría tan convencido de que usted intentó presionarlo con Chinchero a cambio de recursos?
El contralor solamente quería una cosa, que era el 2% del presupuesto, pero nosotros estábamos en una situación muy complicada. Él había pedido creo que 14 millones para hacer las auditorías del dinero que nosotros le habíamos dado a las municipalidades para la reconstrucción de El Niño costero. El viceministro recomendó aprobar la mitad.
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—¿Y el audio?
Nunca debí recibir al contralor. Él se apareció en mi oficina. Sorprendentemente, nadie lo revisó y entró con dos celulares. Él dice que no grabó, algunos opinan que su secretaria general sí estaba toda cableada. Lo cierto es que entraron a grabarme.
"Siempre le dije que lo más importante en una contienda es que los triunfadores le extiendan la mano a los perdedores. Eso se debió hacer, pero Keiko quería sangre"
—Usted cae por un audio, PPK también. Algunos dicen que les faltó malicia y otros que eran tan vivos que merecían caer...
Nos han acusado y dicho de todo. Yo creo que nos faltó astucia política. Partimos muy preparados en la parte técnica, teníamos muy buenos cuadros, pero nos faltó astucia. La impresión de entrar a ese primer Congreso en 28 julio y ver a 73 congresistas de la oposición, que ni siquiera se pararon cuando entró Kuczynski, fue como un terremoto que nos pasó por debajo de los pies.
—Entonces, sintieron un mal presagio…
Desde el primer día Keiko dijo que iba a gobernar desde el Congreso y no estábamos preparados. Lo discutimos en el avión de regreso de España. “Estás en una situación complicada, quieren sacarte”, le dije. Keiko tenía sangre en el ojo. No sé si habrá reflexionado después, pero me da la impresión que ella no sabía en lo que se estaba metiendo. Todo lo que ocurrió fue un punto de no retorno en la política peruana. Desde ese entonces hemos seguido usando la Constitución para hacer cuestión de confianza, para vacar, cerrar el Congreso… Y no somos un régimen parlamentario, somos un régimen presidencialista y se debe respetar.
—Los fujimoristas dicen que Kuczynski no respetó a Keiko cuando dijo en una entrevista que intentaban jalar congresistas al oficialismo.
Todo se rompió cuando Keiko no saludó a Pedro Pablo. Un amigo fujimorista me dio dos números de celulares de Keiko; él la llamó dos veces y Keiko no contestó. Siempre le dije que lo más importante en una contienda es que los triunfadores le extiendan la mano a los perdedores. Eso se debió hacer, pero Keiko quería sangre.
"(A Keiko) Le diría: ‘Bájate al llano y haz política de verdad’."
—Y la obtuvo, ¿no?
Finalmente fue un harakiri para ella. No soy de los que dice que ella no debería postular; si quiere que siga postulando. En política es el elector quien decide, pero me da la impresión de que le va a resultar muy difícil ser presidenta después de todo lo que ocurrió.
—¿Qué le diría?
Ojalá pudiésemos tener una conversación de igual a igual, conversar de los errores y aciertos. Le diría: ‘Bájate al llano y haz política de verdad’.