Alan García Pérez falleció hace un año luego de dispararse un tiro en la cabeza cuando la Policía ingresó a su domicilio para cumplir una orden de detención preliminar en el marco de la investigación que se le seguía por el Caso Odebrecht. La terrible noticia conmocionó a millones de peruanos que jamás pudieron imaginar que el dos veces presidente de la República iba a tener una muerte tan violenta.
Sin embargo, no es el único caso en la historia del Perú de un exmandatario que pierde su vida de forma trágica e inesperada. Hay muchos otros ejemplos de gobernantes que, incluso, fueron asesinados cuando ejercían su mandato. Magnicidios que causaron estupor en su momento. A continuación presentamos todos estos infaustos sucesos que empañaron nuestra historia republicana.
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1- Asesinato en el hipódromo
El mandato constitucional del comandante del Ejército Luis Sánchez Cerro, quien fue elegido presidente en 1931, culminó abruptamente el 30 de abril de 1933, cuando este fue asesinado por un joven aprista llamado Abelardo Mendoza Leyva, a la salida del hipódromo de Santa Beatriz (hoy Campo de Marte). El mandatario que se preparaba para una inminente guerra contra Colombia había pasado revista a un desfile de reclutas y se marchaba en un vehículo descapotado, cuando su victimario se abalanzó sobre el auto y le disparó tres tiros por la espalda con una pistola Browning.
Los miembros de la escolta acribillaron al agresor y trasladaron al herido jefe de Estado a una clínica pero falleció poco después, cerca de la 1.30 p.m. El Comercio informó ese mismo día, en su edición de la tarde, la infausta noticia.
La autopsia indicó que la trayectoria del disparo que hirió mortalmente a Sánchez Cerro fue en el pecho, de adelante hacia atrás, Además, el auto tenía ocho orificios de bala, Por todo ello, se dijo que se trataría de una conspiración.
El crimen no se esclareció del todo. El historiador Carlos Contreras comentó en el 2010 en el programa “Sucedió en el Perú” que si bien Mendoza era de filiación aprista “no se conoce que haya sido una conspiración aprista, un plan dirigido por el partido, pero aunque se dijo que era acción espontánea, no actuó solo, hubo otros disparos y habría habido una preparación para este crimen”. Tras el fallecimiento de Sánchez Cerro, el general Óscar Benavides asumió la presidencia.
Sánchez Cerro había sufrido un atentado un poco más de un año atrás. El 6 de marzo de 1932, un hombre le disparó por la espalda cuando ingresaba a la iglesia central de Miraflores. Herido gravemente fue llevado a la Clínica Delgado y salvó de morir. Se sospecha que el agresor sería miembro del Partido Aprista que en esa época mantenía una feroz oposición al régimen.
Nacido en Piura, mestizo y de origen humilde, Sánchez Cerro, quien encabezó una Junta de Gobierno en 1930 tras derrocar al dictador Augusto Leguía, se había impuesto al candidato del Apra Víctor Raúl Haya de la Torre en las elecciones presidenciales de 1931. Aunque ganó con el 51% de votos válidos, los apristas no reconocieron su triunfo y denunciaron un supuesto fraude.
Se inició un clima de peligrosa confrontación que amenazó con llegar a la guerra civil. El gobierno de Sánchez Cerro ilegalizó al Apra, deportó a sus parlamentarios, apresó a Haya de la Torre y desató una fuerte represión. En mayo de 1932, se produjo un amotinamiento de marineros apristas en el Callao que fue debelado y terminó con el fusilamiento de ocho insurgentes.
Luego, en julio de ese año se produjo la Revolución de Trujillo, una violenta sublevación dirigida por el Apra que fue aplastada violentamente luego de seis días de combate. Hubo un centenar de fusilados y gran cantidad de muertos. En ese contexto de represión y aguda crisis económica se ejecutó el asesinato del militar piurano, en cuyo régimen se aprobó la Constitución Política de 1933.
2- Morir en prisión
Tras ser derrocado por Sánchez Cerro el 25 de agosto de 1930, el presidente Augusto B. Leguía fue apresado y recluido en la Penitenciaria de Lima que era conocida como el Panóptico y que estaba ubicado donde hoy se alza el Centro Cívico de Lima. Allí pasó más de un año privado de su libertad en una estrecha celda, en condiciones terribles. Allí prácticamente encontró la muerte en el más completo abandono.
Pese a su deteriorado estado de salud, Sánchez Cerro se negó empecinadamente a excarcelarlo. El otrora poderoso gobernante expiró el 6 de febrero de 1932 a los 69 años de edad.
Leguía recién pudo ser trasladado de emergencia al antiguo Hospital Naval de Bellavista el 16 de noviembre de 1931 cuando su enfermedad prostática amenazaba con apagar su vida. Fue sometido a una intervención quirúrgica el 6 de febrero pero su debilitado cuerpo no resistió. Dicen que había adelgazado tanto que solo pesaba un poco más de 30 kilos.
“Leguia fue a parar a la cárcel y murió prácticamente como consecuencia del tiempo que estuvo en la cárcel, su muerte fue miserable, terrible”, ha dicho el historiador Ernesto Yépez.
En tanto que el historiador Juan Luis Orrego expresó en “Sucedió en el Perú” que “Leguía fue víctima de una persecución política muy feroz, basta con ver el juicio que se le hizo, donde no se respetaron las garantías del caso, la celda en la que fue recluido en el Panóptico y las condiciones tan dramáticas de su muerte”.
Hábil hombre de negocios y miembro del Partido Civil, Leguía fue enterrado en el cementerio de Bellavista. Un cuarto de siglo después, sus restos fueron trasladados al cementerio Presbítero Maestro. En esa oportunidad, una multitud acompañó su féretro.
El primer gobierno de Leguía fue de 1908 a 1911. El segundo, conocido como el ‘Oncenio’, fue de 1919 a 1930, producto de tres sucesivas reelecciones. Tras los primeros años en que expandió y modernizo Lima, instauró un régimen dictatorial y aristocrático que sucumbió ante la crisis económica mundial de los años 30. Por ello, no fue difícil que un militar provinciano que se alzó en Arequipa pudiera sacarlo de Palacio de Gobierno y mandarlo preso, primero a la isla San Lorenzo y luego a la Penitenciaria de Lima, donde su vida se extinguió.
3- Un balazo en el Senado
Político, economista y hombre de negocios, Manuel Pardo y Lavalle fue el primer civil en llegar por elecciones a la presidencia de la República, luego de medio siglo de militarismo. Gobernó de 1872 a 1876. Se desempeñaba como presidente del Senado cuando un sargento del Ejército, llamado Melchor Montoya, acabó súbitamente con su vida el 16 de noviembre de 1878. Tenía solo 44 años.
El crimen se produjo en el Congreso. Según los historiadores, Pardo llegó al local legislativo poco antes de las 2 p.m., después de haber visitado el local de El Comercio, en cuyos talleres se estaba imprimiendo un discurso suyo que se iba a publicar.
Al ingresar a la sede del Senado, tras recibir los honores del batallón Pichincha, Melchor Montoya, uno de los integrantes de ese destacamento, le disparó por la espalda. La bala penetró su pulmón izquierdo y salió por la clavícula. El senador sufrió una gran hemorragia y pese a ser asistido por varios médicos falleció en el lugar dos horas después.
El agresor intentó escapar hacía la plaza de la Inquisición, pero fue capturado. Tras un rápido juicio, Montoya reveló que planeó el asesinato con otros tres sargentos del batallón Pichincha. Por esos días, en el Congreso se discutía una ley sobre ascensos que de aprobarse impediría la promoción de los sargentos a la clase de oficial. Se decía que el autor del proyecto era Pardo. El sargento Montoya fue condenado a muerte y fusilado el 22 de septiembre de 1880.
Anteriormente, Pardo había sufrido otro atentado criminal. El 22 de agosto de 1874, en plena vía pública, cerca de Palacio de Gobierno, un capitán del ejército, de nombre Juan Boza, le disparó varios tiros de revólver, pero por suerte ninguno dio en el blanco.
De origen aristocrático e hijo del escritor costumbrista Felipe Pardo y Aliaga, fue fundador del Partido Civil y también llegó a se alcalde de Lima (de 1869 a 1870) antes de postular a la presidencia.
4- Asesinato al final de su mandato
Militar nacido en 1814, José Balta fue elegido para gobernar entre 1868 y 1872. No llegó a concluir su mandato. Fue asesinado el 26 de julio de 1872, faltando siete días para entregar el mando a su sucesor Manuel Pardo.
Pardo había ganado las elecciones en 1872 y debía asumir el cargo el 2 de agosto. Pero había un sector de militares que no veía con buenos ojos que el político civil asumiera la presidencia y trataron de impedirlo. Estos militares liderados por tres coroneles, los hermanos Gutiérrez, se sublevaron el 22 de julio, apresaron al presidente Balta en un cuartel y tomaron momentáneamente el poder.
Tomás Gutiérrez, ministro de Guerra de Pardo, se declaró Jefe Supremo de la Nación, pero no tuvo el apoyo que esperaba. El presidente prisionero recibió el respaldo de la escuadra y el Congreso.
El 26 de julio, Silvestre fue muerto por una turba cuando se dirigía al Callao para tratar de negociar con los marinos. En venganza, su hermano Marceliano ordenó matar a Balta. El crimen indignó a la población. Una multitud se dirigió a Palacio donde se encontraba el gobernante de facto Tomás Gutiérrez. Este huyó, pero fue capturado cuando se escondía en una botica. Lo mataron de un balazo. Marceliano también murió a manos de una enardecida muchedumbre en el Real Felipe del Callao.
Finalmente, los cuerpos de Tomás y Silvestre fueron colgados de la torre de la catedral de Lima. Se trató de un brutal escarmiento contra los golpistas que quisieron quebrantar la decisión democrática de la ciudadanía. Estos no lograron su objetivo y Manuel Pardo pudo asumir la presidencia el 2 de agosto.
5-Morir cerca de La Paz
Militar y político nacido en el Cusco, Agustín Gamarra ocupó la presidencia en dos períodos, primero de 1829 a 1833 y después de 1839 a 1841. Murió el 18 de noviembre de 1841 en Bolivia, en un campo de batalla, durante un conflicto surgido por su objetivo de querer anexar ese país al Perú.
Durante su primer gobierno tuvo que lidiar con numerosas rebeliones y levantamientos en diversos puntos del país. Después, tras el derrocamiento de Andrés de Santa Cruz fue nombrado presidente constitucional por el Congreso en 1839.
En su segundo período no solo trató de pacificar el país, sino también quiso materializar una idea que lo obsesionaba: la anexión de Bolivia. Antonio José de Sucre la había separado de Perú y él quería que volviese a formar parte de nuestro país. Con ese afán invadió el vecino país y así se llegó a la batalla de Ingavi, en el departamento de La Paz.
En el combate, Gamarra se puso al frente de las tropas peruanas y fue herido mortalmente por una bala enemiga. Eso desmoralizó a las fuerzas de Perú y el enfrentamiento terminó con la victoria del ejército boliviano comandado por el general José Ballivián.
6- Suicidio en La Libertad
Gustavo Jiménez Saldías, fue un militar y político nacido en Cerro de Pasco que ocupó brevemente la Presidencia del Perú al encabezar una Junta Transitoria de Gobierno, en marzo de 1931, luego de que Luis Sánchez Cerro renunciara el 1 de marzo a seguir presidiendo la junta de gobierno que había derrocado a Augusto B. Leguía.
Apodado ‘El Zorro’, Jiménez, quien fue ministro de Gobierno (ahora llamado del Interior) de Sánchez Cerro, ejerció la presidencia menos de una semana. Asumió el mando el 5 de marzo de 1931 pero tres días después se vio obligado a dar un paso al costado.
Se instaló una nueva Junta Nacional de Gobierno al mando de David Samanez Ocampo, quien lo nombró ministro de Guerra. Esta junta se encargó de convocar las elecciones presidenciales en las que Sánchez Cerro venció a Haya de la Torre.
Cuando Sánchez Cerro inició su mandato constitucional, Jiménez se convirtió en opositor y se rebeló en Cajamarca, luego se trasladó a Trujillo, pero fue vencido por las tropas del gobierno en la ciudad liberteña de Paiján el 14 de marzo de 1933. El militar se suicidó para evitar ser tomado prisionero y fusilado, Las publicaciones de la época dicen que se disparó un tiro en la sien con su revólver. Tenía 47 años.
7- Muerte en la frontera
Mariano Herencia-Zevallos fue un político y militar que llegó a presidir el Congreso Constituyente de 1867. También fue primer vicepresidente de José Balta, por ello cuando este fue asesinado por los hermanos Gutiérrez asumió como presidente constitucional, pero su mandato solo duró seis días. Estuvo con la banda presidencial del 27 de julio al 2 de agosto, en que transfirió el mando al elegido Manuel Pardo y Lavalle.
No obstante, Pardo lo acusó de conspirar contra su gobierno. Tras ser capturado en Arequipa en diciembre de 1872, fue enviado a la frontera con Brasil como castigo. Durante su traslado, cerca de Tingo María, intentó escapar de noche, pero los soldados que lo custodiaban le dispararon por la espalda y acabaron con su vida el 2 de febrero de 1873.
8- Fusilamiento en la Ciudad Blanca
En la historia de nuestro país también figura el caso de Felipe Santiago Salaverry, quien en 1835 dio un golpe de Estado contra Luis José de Orbegoso y se autoproclamó Jefe Supremo de la República. Solo estuvo un año en el gobierno, murió fusilado a los 28 años en Arequipa.
Orbegoso se replegó en Arequipa y solicitó ayuda al general Andrés de Santa Cruz, presidente de Bolivia. El peruano se comprometió a establecer una confederación de Perú con Bolivia y aceptó que tropas bolivianas ingresaran al territorio nacional.
Salaverry se trasladó al sur para hacer frente a Santa Cruz. Tras una campaña militar que le fue adversa, el 4 de febrero de 1836 se enfrentó a los bolivianos en la batalla de Uchumayo y salió vencedor.
Tres días más tarde, las tropas de ambos bandos volvieron a enfrentarse en la batalla de Socabaya, en Arequipa. Tras una encarnizada lucha, Salaverry fue derrotado y tomado prisionero. Días más tarde, tras un proceso sumario fue condenado a muerte. El 18 de de febrero, fue fusilado en la Plaza de Armas de la Ciudad Blanca.