Piura. En la costa norte del país (La Libertad, Lambayeque, Piura y Tumbes), los bosques de algarrobos son importantes por múltiples razones, entre las que destacan el control del avance de los desiertos y el empleo de su fruto, la algarroba, para producir la algarrobina.
En los bosques secos de Piura, la población es consciente de su valor económico, por ello hubo preocupación luego de que expertos de la Universidad de Piura (UDEP) revelaran que en los últimos catorce años se redujo notablemente la comercialización de los frutos del algarrobo.
Según explicó el ingeniero industrial Gastón Cruz, catedrático de la UDEP, quien ha elaborado el estudio “Bases científicas y desarrollo tecnológico en torno al árbol de Piura: el algarrobo”, en el año 2000 se comercializaban 30.000 toneladas de algarroba, mientras que este año solo se ponen a la venta poco más de 5.000 toneladas, cantidad que está valorizada en S/.9 millones.
Esta lamentable estadística, que se ha establecido gracias a las guías comerciales y forestales de la Administración Técnica Forestal y de Fauna Silvestre (ATFF), pone en evidencia la escasez de este valioso fruto.
El estudio de Cruz menciona que son varias las causas de la disminución de la producción del algarrobo en el bosque seco. Un gusano que se pega en las hojas y las mata, y el cambio climático en dos aspectos: variación de la temperatura y reducción del agua subterránea.
Para el responsable de la Asociación para la Investigación y Desarrollo Integral (Aider) en Piura, Juan Otivo, una de las principales causas de ese fenómeno es la aparición de cinco tipos de hongos e insectos que afectan el tronco, las ramas y el fruto. “La sequía prolongada que se vive en toda la región costera es otra causa. Como la planta no recibe agua, entonces se muere, las hojas se caen. Este fenómeno se ha incrementado en los últimos diez años”, dijo.
Otivo agregó que un reciente estudio elaborado por la Cooperación Alemana al Desarrollo (GIZ) estableció que las especies de bosque seco tropical (con clima cálido) sufren estrés fisiológico como consecuencia de las bajas temperaturas mínimas persistentes ocurridas a través de ocho años (2004 al 2012).
Esto afectó directamente su crecimiento, floración y fructificación. El estudio halló, asimismo, hongos (‘phomposis’, ‘phoma’, ‘ganoderma’) y larvas que afectaron la raíz, el tallo, las hojas y las ramas del algarrobo.
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