El 19 de febrero de 1600 erupcionó el volcán Huaynaputina, ubicado en Moquegua. Según cronistas de la época, el día se convirtió en noche debido a que el cielo del sur del entonces Virreinato del Perú se cubrió con cenizas.
Hoy, los estudios geológicos permiten afirmar que se trató de la mayor erupción volcánica del continente y una de las más grandes del mundo, aun mayor a la de Krakatoa (Indonesia, 1883).
Luisa Macedo, ingeniera del Observatorio Vulcanológico del Instituto Geológico, Minero y Metalúrgico del Ingemmet, explicó que la erupción del Huaynaputina alcanzó registros de 6 y 7, en una escala cuyo valor máximo es 8. Hizo además que la temperatura mundial descendiera 1,3 grados.
Las cenizas cubrieron pueblos enteros. Los primeros estudios identificaban 11, pero las investigaciones de la Dirección Desconcentrada de Cultura de Moquegua, a cargo de Deisi Rivadeneira, revelan que fueron 33, entre asentamientos indígenas y poblados españoles.
El observatorio, junto a instituciones científicas de Italia, Bélgica, Francia, España, Chile y Bolivia, desarrolla un proyecto para desenterrar esos pueblos y convertirlos en un museo de sitio, similar a los restos de la vieja Pompeya, en Italia.
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